TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 3
Federico Ricardo Harrison Alvergue1
Recibido en diciembre de 2015, aceptado en marzo de 2016
Resumen
El presente trabajo representa un esfuerzo por construir un marco teórico que
permita analizar la pobreza a partir de las dinámicas económicas, culturales y
sociales en las que viven quienes se encuentran en esa condición. Para llevar
a cabo esta tarea se integraron conceptos centrales de la Escuela Austriaca de
Economía (el problema de coordinación), de la Nueva Economía Institucional
(el impacto de las instituciones informales) y de la Nueva Sociología Económica
(las redes sociales y la noción de embeddedness de la actividad económica). El
resultado es un modelo de análisis que permite abordar la pobreza desde una
perspectiva diferente de la que tradicionalmente se ha venido empleando en el
ámbito de la economía política.
Palabras claves
Pobreza, Escuela Austríaca de Economía, dinámicas económicas, dinámicas
culturales, dinámicas sociales, instituciones informales.
Abstract
This paper represents an effort to build a theoretical framework to analyze
poverty from economic, cultural and social dynamics in living those in that
condition. To accomplish this task central concepts of the Austrian School of
Economics (the problem of coordination) of the New Institutional Economics
(the impact of informal institutions) and the New Economic Sociology (social
networks and the concept of integrated embeddedness of economic activity).
The result is an analytical model that can address poverty from a different
perspective than has traditionally been used in the field of political economy.
Keywords
Poverty, Austrian School of Economic, economy dynamic, cultural dynamic,
social dynamic, informal institutions.
1. Maestro en Comunicaciones, Director Académico de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera,
El Salvador. E-mail: falvergue@monicaherrera.com
ISSN 1994-733X, Editorial Universidad Don Bosco, año 14, No.29, Junio-Diciembre de 2016, pp.3-35
Analizando la pobreza desde los
pobres: propuesta de un marco
teórico integrador
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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1. Introducción
Uno de los temas centrales en documentos, discursos y programas políticos es
la pobreza, al grado que resulta casi imposible concebir una oferta electoral o
un plan de gobierno en el que no ocupe un lugar predominante. Sin embargo,
este énfasis en el fenómeno de la pobreza y la preocupación que despierta en
amplios sectores de la sociedad2 contrasta, por ejemplo, con el optimismo de
instituciones como el Banco Mundial, que destaca que en los últimos veinte
años la pobreza se ha reducido en más de la mitad (del 43.1 al 20.6%) en todo el
mundo (The World Bank, 2014). De igual forma, evidencia empírica que señala la
disminución de la pobreza gracias a la globalización y el crecimiento económico
(por ejemplo, Dollar & Kraay, 2004) desentona con el éxito internacional de
libros como Capital in the Twenty-First Century (2014) de Thomas Piketty y
Arthur Goldhammer, que plantea un escenario bastante más pesimista.
¿A qué obedece esta falta de consenso respecto de la pobreza? ¿Por qué preocupa
cada vez más a un mundo en el que cada día que pasa parece haber menos
pobres? Estas preguntas pueden responderse de diferentes maneras: es posible
que a políticos y académicos, dados sus sistemas de incentivos, les interese
mantener el debate inconcluso; o puede ser que el ritmo al que se reduce la
pobreza resulte insuficiente en un entorno en el que la tecnología avanza a pasos
agigantados; también puede suponerse que, a pesar de los avances en ciencias
como la economía o la sociología, es muy poco lo que se comprende sobre la
pobreza y las dinámicas sociales y culturales de quienes viven en esta condición.
Este trabajo parte de esa última suposición y se desarrolla desde de la premisa
que el debate sobre la pobreza, al distanciarse cada vez más de los pobres, es
decir, de las personas que viven en esa condición, difícilmente puede conducir
a soluciones reales y sostenibles. Mientras no exista una comprensión profunda
y multidisciplinaria del fenómeno de la pobreza, el destino de quienes la sufren
se seguirá definiendo en el terreno de juego de los combates ideológicos y las
negociaciones políticas. En este sentido, lo que aquí se pretende es sentar las
bases de un marco teórico de la pobreza que tenga como punto de partida
los individuos y que permita identificar los factores que inciden en que esta
condición se perpetúe, o bien, que la persona puede superarla.
Este marco teórico busca responder a la siguiente pregunta: ¿de qué manera
puede estructurarse un programa de investigación que permita estudiar de
manera sistemática y progresiva, desde diversas áreas de conocimiento, la
condición de pobreza en la que aún viven cientos de millones de personas?
En la construcción de este marco teórico se hace un esfuerzo explícito por
2. A la larga lista de organizaciones no gubernamentales dedicadas al estudio y combate de la
pobreza, pueden agregarse las iniciativas formales de prestigiosas universidades alrededor del
mundo, por ejemplo, el Stanford Center on Poverty and Inequality, el Abdul Latif Jameel Poverty
Action Lab del MIT o el Oxford Poverty & Human Development Institute.
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integrar los aportes de la economía con los de otras disciplinas, como la
sociología, con el propósito de desarrollar una mirada más amplia y completa
que las tradicionales. En la sección II se presenta una revisión del abordaje de
la pobreza que se hace en la economía como ciencia y sus aplicaciones a la
política. En la sección III se argumenta que la pobreza es el resultado de un
problema de coordinación entre los actores sociales. La sección IV ofrece una
comprensión de dicho problema desde la perspectiva de la Nueva Economía
Institucional, la cual se complementa con los aportes teóricos de la Nueva
Sociología Económica expuestos en la sección V. En la sección VI se sintetiza un
modelo de análisis utilizando los principios de la metodología de Lakatos para el
desarrollo de programas de investigación científica para, finalmente, presentar
las conclusiones y las rutas de investigación abiertas.
2. La Pobreza y su Pobre Discusión
The history of poverty is almost the history of mankind.
The ancient writers have left us few specific accounts of it.
They took it for granted. Poverty was the normal lot.
(Hazlitt, 1996, pág. 13)
En busca de una definición
Parece lógico pensar que la economía es la ciencia llamada a liderar el debate y
el análisis de la pobreza, dado que su objeto central de estudio suele asociarse
con las decisiones que conducen a la generación de la riqueza; visto de otra
manera, con el camino para reducir la pobreza. Sin embargo, el abordaje de
los economistas sobre la pobreza suele ser, en términos generales, ambiguo y
abstracto.
La ambigüedad inicia en su definición misma. El autor del epígrafe con el que
inicia este capítulo subraya los vacíos que se presentan en la discusión de
pobreza:
Of the thousands of books and articles on the subject that have appeared
over the last two centuries, it is astonishing how few have troubled to
ask this question [precisely what is poverty?]. Their writers have taken
it for granted that both they and their readers know precisely what
is being discussed. Yet popularly the term is very vague. It is always
employed in a relative rather than an absolute sense. (Hazlitt, 1996,
pág. 31).
Las diferentes formas de conceptualizar y comprender la pobreza en la
sociedad contemporánea tienen su origen en las metodologías que han sido
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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utilizadas para medirla (Niemietz, 2011). Las primeras mediciones de pobreza,
desarrolladas por Charles Booth y Benjamin Seebohm Rowtree a finales del siglo
XIX en Inglaterra, se centraban en la satisfacción de necesidades físicas como
nutrición, abrigo y vestuario. Para estos investigadores una persona pobre era
quien no podía cubrir un mínimo de estas necesidades. Varias décadas después,
a mediados del siglo XX, cuando se consideraba que el fenómeno había sido
erradicado (al menos en Inglaterra), se produce un redescubrimiento de la
pobreza a través de la conceptualización y medición de la pobreza relativa. En
este caso, la línea de pobreza se fija como una fracción del ingreso promedio
de las personas. Posteriormente se han desarrollado otras mediciones, como la
pobreza subjetiva y la privación material. Cada una de estas definiciones tiene
consecuencias diversas en el diseño de políticas, por lo que la medición de la
pobreza no debe ser vista como un dato puramente técnico (Niemietz, 2011).
Los dos caminos predominantes de definirla –de forma absoluta y relativa–
son expuestos en manuales generales de economía (e.g. Baumol & Blinder,
1994; Samuelson & Nordhaus, 1999; Tucker, 2002), en los que se percibe una
inclinación hacia la forma relativa de entenderla. De hecho, la norma general en
los libros de texto parece ser la de discutir la pobreza precediendo o sucediendo
la presentación del tema de desigualdad y/o distribución del ingreso.3 No
obstante, como lo señala Krause, se trata de cosas diferentes: “la discusión
sobre la pobreza, su medición y las políticas que de eso se desprenden han
girado hacia concepciones ‘relativas’ que miden la distribución, no la falta de
medios para satisfacer ciertas necesidades básicas” (Krause, 2013, pos. 289).
Una discusión cada vez más abstracta
La mirada de la pobreza como un fenómeno esencialmente relativo ha permeado
el campo de la economía política, donde su vinculación con la “desigualdad del
ingreso” o con la “injusta distribución de la riqueza y la renta” es materia
común. A modo de ejemplo, pueden revisarse trabajos de amplia difusión
internacional como el de Joseph Stiglitz, que vincula la pobreza y la desigualdad
con el proceso de globalización (Stiglitz, 2006)4 o el Informe sobre Desarrollo
Humano 2013 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
que sugiere que “no será posible sostener el progreso en desarrollo humano
a menos que se ponga en primer plano el debate político sobre desigualdad y
destrucción ambiental” (PNUD, 2013a, págs. 2-3).
Esta perspectiva acerca del fenómeno de la pobreza presenta un problema:
confina la discusión al mundo de las generalizaciones, las abstracciones
conceptuales, los datos demográficos y los cálculos estadísticos. El resultado de
3. Además de los manuales ya citados pueden agregarse Mandel, 2009; Mankiw, 2002; y Parkin, 2004.
4. Resulta ilustrativo de esta situación que en el índice onomástico de texto de Stiglitz (2006), se
lee bajo el tema de pobreza “see also income, income inequality”.
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un abordaje de este tipo es que el debate sobre la pobreza ha pasado a centrarse
en los aspectos metodológicos de su medición, en discusiones conceptuales y
en la validez de la fuente de los datos utilizados (Ravallion, 2003), más que en
las dinámicas culturales, sociales y particulares que mantiene en esa condición
a las personas.5 En el afán por encontrar explicaciones y análisis “objetivos” se
cae en un problema señalado hace casi siete décadas por Friedrich A. Hayek:
“this view which regards social collectivities such as ‘society’ or the ‘state’, or
any particular social institution or phenomenon, as in any sense more objective
than the intelligible actions of the individuals is sheer illusion” (Hayek, 1948b,
pág. 69). Un ejemplo reciente es la discusión alrededor del trabajo de Thomas
Piketty (2014) y las metodologías estadísticas utilizadas su investigación.6
El problema de fondo que aquí se quiere enfatizar ha sido señalado con claridad
por Kristian Niemietz: “[t]he language of the poverty debate seems to be
designated to obscure rather than illuminate a proper understanding of the
issue” (Niemietz, 2011, págs. 29-30).
La mayor (y peor) consecuencia de esta mirada positivista de la pobreza es
que el fenómeno pasa a comprenderse como un problema técnico que, por
lo tanto, pareciera requerir de soluciones “técnicas”. Los orígenes, formas
y consecuencias de esta aproximación tecnócrata son expuestos por William
Easterly:
The conventional approach to economic development, to making poor
countries rich, is based on a technocratic illusion: the belief that pov-
erty is a purely technical problem amenable to such technical solutions
as fertilizers, antibiotics, or nutritional supplements… The sleight of
hand that focuses attention on technical solutions while covering up
violations of the rights of real people is the moral tragedy of develop-
ment today. (Easterly, 2013, pág. 6)
El autor presenta una crítica del enfoque desarrollista en la economía (impulsado
por los países desarrollados de Occidente a partir del final de la Primera Guerra
Mundial mediante organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional) que sugiere que es posible diseñar el camino hacia el progreso
bajo una aproximación “científica”. Su crítica se sustenta en que la ejecución de
la planificación centralizada del desarrollo requiere de regímenes autocráticos
que, en mayor o menor medida, anulan derechos y libertades individuales. Para
Easterly, la reducción de la pobreza requiere, en primer lugar, del reconocimiento
de la historia y las características culturales de cada sociedad; en segundo
lugar, del respeto de los derechos fundamentales de sus pobladores; y en tercer
5. Por supuesto hay excepciones, como el estudio Voices of the Poor. Can Anyone Hear Us? (Narayan,
Patel, Schafft, Rademacher, & Koch-Schulte, 2000).
6. Puede verse una crítica de Chris Gilles (2014) en el “Financial Times”, y la defensa de Paul Krugman
(2014) en su blog de “The New York Times” y de Paul Mason (2014) en “The Guardian”.
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teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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lugar, y como consecuencia de los condicionantes anteriores, de la formulación
de soluciones e instituciones que surjan desde las personas involucradas (en
clave hayekiana, órdenes espontáneos). Este enfoque, evidentemente, no es
compatible con la mirada “objetiva” de la pobreza.
En términos teóricos, es posible aseverar que el abordaje tecnócrata que
Easterly critica es el resultado de la tradición neoclásica o mainstream de la
economía y que, por lo tanto, corrientes de pensamiento que tienen su base
epistemológica en el individualismo metodológico están en condiciones de
ofrecer mejores explicaciones del fenómeno de la pobreza. En este sentido,
la Escuela Austriaca de Economía (EAE) se antoja como una candidata7, sin
embargo, su abordaje de la pobreza se limita a verla únicamente como una
condición natural que antecede al desarrollo del capitalismo y que se supera
automáticamente con el desarrollo de éste. Al menos en su corriente teórica
más difundida, la EAE no dedica atención especial al fenómeno de la pobreza.
Por ejemplo, Ludwig von Mises la aborda como el resultado ineludible de la
falta de aplicación del capitalismo de libre mercado (Mises, [1949] 1996,
págs. 835-836). Por su parte, Hayek también se refiere a la pobreza como un
fenómeno relativo y una condición previa al capitalismo que se supera gracias a
los procesos productivos y de acumulación del capital que éste facilita (Hayek,
1978, pág. 44). En Murray Rothbard ([1962] 2001) las referencias a la pobreza
son aún menores, limitándose a un crítica a los programas de ayuda a los pobres
de parte del Estado (pág. 818) y a una observación metodológica al trabajo de
Galbraith (pág. 840).
Un camino para avanzar en la discusión
Como se señala en los párrafos anteriores, la discusión sobre la pobreza ha
transitado hacia debates estadísticos, cada vez más alejados de las condiciones
y dinámicas particulares de las personas que viven en esa condición. El resultado
de esta aproximación es una concepción de la pobreza como un problema
técnico que puede estudiarse de manera “objetiva” y “científica” para luego
resolverse con soluciones técnicas y replicables.
Esta mirada ha conducido a la construcción de una red cada vez más extensa
de organismos multilaterales de cooperación para el desarrollo y de oficinas
públicas cuyo propósito explicito es el de erradicar la pobreza. El resultado, sin
embargo, es el ya señalado por la escuela del Public Choice y que Christopher
Coyne y Peter Boettke apuntan en su artículo The Role of the Economist in
Economic Development:
7. En The Tyranny of Experts. Economics, Dictators, and the Forgotten Rights of the Poor (2013),
Easterly cita de manera extensa The Road to Serfdom del austriaco F. A. Hayek.
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The… reason for the persistence of the conventional role of the
economist is the perverse incentives faced by both those both in
the development community and those in government in developing
countries. Although the stated goal of the development community
is to eradicate poverty and social ills, there is a strong incentive for
those involved to fail in achieving this goal. Indeed, if the ultimate
goal were in fact accomplished, those in the international development
community would eradicate their own source of employment. (Coyne &
Boettke, 2006, pág. 62)
Este señalamiento sugiere una reconsideración del rol del economista en el
estudio de la pobreza, así como de la forma en la que ésta debe abordarse. Los
autores lo presentan de esta manera en sus conclusiones:
Our reconsideration of the role of the economist in economic
development concluded that there is a significant role for the economist
to play in this area. The discipline of economics provides the economist
with the tools to be a student of the economic system. He is suited to
understand the interplay of both formal and informal institutions and
their impact on economic activity… Truly understanding the plight of
underdeveloped nations requires a complete comprehension of both
formal and informal institutions. (Coyne & Boettke, 2006, pág. 65)
[cursivas en el original]
El presente trabajo se fundamenta en la idea que la pobreza puede y debe
estudiarse a partir de los marcos institucionales que prevalecen en una
sociedad, poniendo especial énfasis en las instituciones informales. Pero antes
de proceder al análisis de las instituciones, se retomará una idea central en la
tradición austriaca: el problema de coordinación.
3. La Pobreza como un Problema de Coordinación
To assume all the knowledge to be given to a single mind in
the same manner in which we assume it to be given to us as
the explaining economists is to assume the problem away
and to disregard everything that is important and significant
in the real world. (Hayek, 1945, pág. 530)
La mirada tecnócrata y su metodología para abordar la pobreza –tanto sus causas
como sus posibles soluciones– es consecuente con el paradigma neoclásico en
la economía: se asume como un problema de (in)eficiencia en la asignación de
los recursos, (des)equilibrio y maximización de utilidades dentro de un mundo
de decisiones racionales en el que es posible acceder a toda la información
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teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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necesaria. Steven Horwitz sintetiza esta idea de la siguiente manera:
For neoclassical economics, the humans who populate its model are
assumed to know a great deal about the structure of their problem
situation. They know their own utility or production function, they
know all of the relevant market prices, and they know all else that is
relevant in order for them to maximize utility or profits. Maximization
is simply solving the problem that is implicit in the data. Agents know
the ends they wish to pursue and they know what means are at their
disposal. The optimal solution is automatic; there is no meaningful
choice. (Horwitz, 2000, pág. 29)
Alejarse de esta perspectiva con miras a abordar la condición de los pobres
como un problema de seres humanos y no de estadísticas exige plantearlo desde
un paradigma diferente. En los términos de Christopher Coyne (2010), esto
significa transitar del paradigma de la asignación (allocation) al del intercambio
(exchange). Para ello es menester concebir el problema económico de la forma
en la que Hayek lo proponía: como un problema de coordinación (O’Driscoll,
1977) inserto en lo que, para él, representa la principal interrogante de las
ciencias sociales:
How can the combination of fragments of knowledge existing in differ-
ent minds bring about results which, if they were to be brought about
deliberately, would require a knowledge on the part of the directing
mind which no single person can possess? (Hayek, 1948a, pág. 54)
Para abordar el fenómeno de la pobreza desde esta perspectiva, la atención
se debe centrar en las acciones de los actores involucrados, concretamente
en las maneras en las que se relacionan, comunican, aprenden mutuamente y
coordinan sus actividades, así como en el marco institucional que surge para
facilitarlo. Las discusiones sobre las estadísticas y la desigualdad deben pasar a
un plano complementario, alejado del núcleo del debate.
Aunque Hayek empleaba la noción de coordinación fundamentalmente para
explicar el camino hacia la condición de equilibrio (O’Driscoll, 1977) y para discutir
la generación de prosperidad (Hayek, 1945, 1948a), es posible extrapolarlo y
utilizarlo como un marco de referencia para comprender el fenómeno de la
pobreza. De hecho, la tendencia a la coordinación de la acción humana es parte
del núcleo central del programa de investigación de la Escuela Austriaca (Rizzo,
1982). De ahí que una premisa del presente trabajo es que la pobreza debe
ser comprendida como el resultado de una coordinación deficiente entre los
individuos, o bien de una falta de coordinación. Como lo señalan Narayan et al.
(2000), la capacidad de los pobres para organizarse (i.e. coordinarse) equivale
a su capital social, el cual constituye su mayor activo.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 11
Continuando con la tradición de la EAE, esta vez en los términos de Israel
Kirzner (1997), podría hablarse de una ausencia de descubrimiento empresarial8
producto de la falta de marcos institucionales adecuados. Las condiciones
institucionales que subyacen a esta mala coordinación —o a la ausencia de
coordinación— es uno de los temas centrales del presente trabajo.
En la siguiente sección se profundizará en el tema de las instituciones, pero
antes de avanzar se hace necesario proponer una definición de pobreza que
sintetice lo expuesto hasta este momento y permita avanzar en la discusión:
la pobreza es la condición de escasez material que resulta de un deficiente
proceso de coordinación social.
4. El Marco Institucional de la Pobreza
But there also are certain superindividual schemes of thought,
namely, institutions, to which the schemes of thought of the first order,
the plans, must be oriented, and which serve therefore, to some extent,
the coordination of individual plans. (Lachmann, 1977, pág. 62)
Si se asume que la condición de pobreza es el resultado de un deficiente
proceso de coordinación entre los miembros de una sociedad, se hace necesario
escudriñar las características y condicionantes de los engranajes que facilitan
–o dificultan– la interacción y coordinación: las instituciones. Este rol de las
instituciones como facilitadores de la coordinación es precisamente lo que señala
Ludwig Lachmann en el epígrafe con el que inicia esta sección. Otros autores
también ponen énfasis en el rol coordinador de las instituciones, entre ellos,
Peter Boettke en un estudio sobre la obra de Hayek: “[t]he social institutions
that arise through the voluntary association of thousands of individuals serve
to guide individuals in the process of mutual accommodation” (Boettke, 1990,
pág. 69).
En los siguientes párrafos de esta sección se hace una breve exposición del origen
y características de las instituciones desde el enfoque de la Nueva Economía
Institucional, poniendo énfasis en su impacto en el desarrollo económico. Para
finalizar, se destacarán los vacíos del enfoque institucional para explicar la
condición de pobreza.
8. En términos reales no es posible hablar de una ausencia total de “descubrimiento empresarial”,
pero puede inferirse que, en el caso de personas en condición de pobreza, estos descubrimientos
tienen un impacto limitado.
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Generalidades sobre las instituciones y la perspectiva institucional en la economía
De acuerdo con Geoffrey M. Hodgson (2006), el uso del término institución o
instituciones en las ciencias sociales ha tenido una amplia expansión en los
últimos años. En el caso de la economía, la sub-disciplina conocida como Nueva
Economía Institucional (North, 2012) toma las instituciones como eje central
para intentar comprender el funcionamiento del sistema económico alejándose
de la tradición mainstream o neoclásica de aislar las variables. Desde esta
perspectiva, cualquier sistema económico –ya sea que genere prosperidad
o pobreza– descansa sobre un conjunto de instituciones. Por institución se
entiende, en términos generales, el conjunto de normas o convenciones que
facilitan la coordinación entre las personas. En palabras de Douglass North,
“[institutions] are the humanly devised constraints that structure political,
economic and social interaction… Throughout history, institutions have been
devised by human beings to create order and reduce uncertainty in exchange”
(North, 1991, pág. 97).
Dado que es posible confundir el significado de instituciones con el de reglas,
Hodgson ofrece una definición que aclara esa posible confusión, al tiempo que
intenta resolver lo que para él son ambigüedades en la mirada de North: “I
define institutions as durable systems of established and embedded social rules
that structure social interactions, rather than rules as such. In short, institutions
are social rule-systems, not simply rules” (Hodgson, 2006, pág. 13) [cursivas en
el original].
Al hablar de instituciones se debe distinguir entre dos tipos básicos: (a) las
informales, que están constituidas por elementos culturales como por ejemplo
los tabús, tradiciones o códigos de conducta, y (b) las formales, que son el
resultado de hacerlas explícitas mediante las constituciones, las leyes o los
derechos de propiedad, por citar algunos (North, 1990; North 1991). Éstas,
junto con los mecanismos o características para “hacer cumplir” las normas
(enforcement characteristics) constituyen la estructura institucional de una
sociedad y definen su sistema de incentivos económicos (North, 2005).
El impacto de las instituciones en el desarrollo económico de un país y, por lo
tanto, en sus niveles de pobreza, es abordado ampliamente por North, quien
afirma que la historia del progreso o estancamiento económico de un país es
consecuencia directa de su evolución institucional: “Institutions provide the
incentive structure of an economy; as that structure evolves, it shapes the
direction of economic change towards growth, stagnation, or decline” (North,
1991, pág. 97). Esta premisa da la pauta para abordar el fenómeno de la
pobreza desde una perspectiva institucional. Dicho abordaje puede hacerse
desde la óptica de las instituciones formales, desde las informales, o desde
ambas (Williamson & Mathers, 2011).
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No obstante, aunque en muchas ocasiones son pasadas por alto, las instituciones
informales son las que posibilitan una mayor y mejor comprensión del progreso
económico y de la pobreza. North lo plantea de esta forma al cierre de su ensayo
“Institutions” (1991): “What is it about informal constraints that gives them such
a pervasive influence upon the long-run character of economies?” (pág.111). Para
responder a esta pregunta es menester abordar el papel preponderante que juegan
la herencia cultural y las creencias en las estructuras institucionales. Continuando
con North, “[w]e cannot see, feel, touch, or even measure institutions; they are
constructs of the human mind” (North, 1990, pág.106).
La relación causal entre cultura, instituciones y desempeño económico
Tradicionalmente los economistas en la corriente mainstream se han
rehusado a abordar el impacto de la cultura en los fenómenos económicos.
Esto obedece, en parte, a la dificultad de reducir los fenómenos culturales a
hipótesis capaces de ser testeadas empíricamente (Guiso, Sapienza, & Zingales,
2006). Sin embargo, si se reconoce y acepta la influencia de las instituciones
—principalmente las informales— en los fenómenos económicos y sociales —
en este caso, la pobreza—, no es posible obviar la influencia de la cultura.9
En esta línea de pensamiento, Peter Boettke (2001) enfatiza la necesidad de
abordar cuestiones como la riqueza de las naciones y la desigualdad entre éstas
desde una perspectiva multidisciplinaria, que integre la información empírica
obtenida a través de la econometría tradicional con supuestos desarrollados
en otras áreas de las ciencias sociales, por ejemplo, la etnografía. Contrario a
lo que podría asumirse, adoptar la cultura como punto de partida del análisis
económico no implica abandonar los supuestos del individualismo metodológico
en función de un cierto determinismo cultural. Esta idea es relevante para este
trabajo y requiere ser expuesta en los términos en que Boettke lo hace:
In making this turn, individual decision-making is not to be overlooked,
but the context of decision moves to the center of analysis as opposed
to the behavioral assumptions, and economic actions are recognized
as embedded within an environment, rather than disembedded and
abstract. In other words, there is no necessary reason to jettison the
methodological individualism–the hallmark of rational-choice social
science–but the methodological individualism practiced would not
be the atomistic individualism of mainstream price theory. A more
institutional individualism–which steers between both atomistic
individualism and holistic institutionalism–emerges as the basic
methodological starting point of analysis for political economy and
social theory. (Boettke, 2001, pág. 249)
9. En el reciente “Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador 2013” (2013b) el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) pone un especial énfasis en los factores culturales que
inciden en la condición de pobreza.
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teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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Este autor sugiere que la tradición y la cultura configuran marcos institucionales
compuestos por reglas explícitas e implícitas en los que se sustentan las
decisiones y acciones individuales. Para él, la influencia de la cultura en las
instituciones puede sintetizarse de la siguiente manera:
Institutions, following the New Institutionalist literature, are defined
as those formal and informal rules which govern human behavior.
Culture, as I am discussing the term, refers to those beliefs and ritual
practices which legitimate institutions. In order to develop a theory of
institutional change and acceptability, institutions must be linked to
culture. (Boettke, 2001, pág. 254)
Por ejemplo, en tradiciones culturales en las que se concibe que las mujeres
tienen un valor inferior que el de los hombres, surgen instituciones informales
como la discriminación educativa o laboral, que tienen un fuerte impacto en el
desarrollo económico y en la pobreza.10
De la relación causal entre cultura e instituciones surge la propuesta de Boettke
de aplicar el teorema de la regresión (regression theorem) de Ludwig von
Mises a los procesos de cambio institucional. Esto implica que las instituciones
que persisten o se adhieren11 son aquellas con una raíz cultural susceptible
de ser rastreada. Así, la institución del dinero solo es posible en un contexto
cultural en el que ya hay una práctica de intercambio. De igual forma, el orden
liberal y su correspondiente marco institucional se desarrollan a partir de bases
culturales como el respeto a la propiedad privada que es consecuencia de
reiteradas transacciones de intercambio en el mercado. Este teorema tiene
fuertes implicaciones para el área de las políticas públicas y económicas, pues
sugiere que cualquier nueva regla del juego, e.g. una legislación, únicamente
será exitosa si se acopla a las normas culturales imperantes. Retomando el
ejemplo de la discriminación a las mujeres, resulta difícil pensar que mediante
legislaciones sea posible igualar sus derechos y condición de vida real. De
acuerdo con Boettke, “[e]conomics may establish the properties of alternative
rules, but culture and the imprint of history determine which rules can stick in
certain environments” (Boettke, 2001, pág. 257) [cursivas en el original].
Investigaciones más recientes de Boettke, Coyne y Leeson (2008) les han llevado
a proponer una taxonomía de instituciones que permite analizar su capacidad
de adherirse (stickiness) a una sociedad. Esta taxonomía parte de dos tipos
de orígenes opuestos. Por una parte, están las instituciones que emergen
espontáneamente, desde dentro del grupo social y que son de carácter informal;
los autores las llaman indigenously introduced endogenous institutions (IEN). Al
10. Ejemplos concretos de este caso pueden verse en Narayan et al. (2000).
11. Boettke utiliza el término en inglés stick para referirse a la cualidad de las instituciones que
perduran o se insertan en la sociedad.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 15
otro extremo se encuentran las que son impuestas desde fuera y reciben el
nombre de foreign introduced exogenous institution (FEX). Se identifica, además,
un tipo de institución que representa una suerte de término medio entre las IEN
y las FEX; se trata de las indigenously introduced exogenous institutions (IEX),
que comprende a las que tienen un origen externo pero son impulsadas desde
dentro. Para los autores, cualquier modificación institucional del tipo FEX o IEX
que se pretenda instalar para, por ejemplo, potenciar el desarrollo económico,
será adoptada por las personas únicamente si posee rasgos rastreables hasta
una IEN, es decir, si se cumple el teorema de la regresión. En sus términos,
[s]uccessful institutional changes in developing parts of the world must
have IEN institutions at their core. We place this claim at the center
of the New Development Economics. To determine if any particular
development-community proposal for institutional change meets this
criteria, we suggest the following test: If the proposed change cannot
be traced back to an IEN institution, it should not be attempted.
(Boettke, Coyne, & Leeson, 2008, pág. 344)
Aunque las IEN son necesarias para el desarrollo económico, no son suficientes.
Además, debe destacarse que la adherencia de las instituciones de este tipo no
presupone que tales instituciones sean beneficiosas o positivas: “institutional
stickiness is not equivalent to institutional ‘goodness’ […] In fact, many IEN
institutions are themselves growth inhibitors” (Boettke et al, 2008, pág. 345)
[cursivas en el original]. Poniendo un ejemplo extremo, una agrupación social
en cuyo interior no existe el respeto a la vida e integridad de las personas
(el irrespeto a la vida equivaldría a una IEN) no sería capaz de establecer
los mecanismos de cooperación y coordinación necesarios para alcanzar la
prosperidad, quedándose condenada a vivir en un perpetuo conflicto, a pesar de
que en algún momento se dicte una ley que pretenda poner fin a esa práctica.
La necesidad de observar y respetar las instituciones informales endógenas
es ampliamente discutida y respaldada por Easterly (2013), quien critica los
supuestos de la Economía del Desarrollo y los esfuerzos de los organismos
multilaterales por resolver el problema de la pobreza y el desarrollo a través
de la imposición de instituciones formales estandarizadas. El autor se refiere a
la práctica de la “pizarra en blanco” (blank slate), que supone la factibilidad y
conveniencia de pasar por alto la herencia cultural de los “beneficiados”. Estas
políticas derivadas de un análisis estático en un ambiente altamente dinámico
tienden a producir resultados negativos en el largo plazo (North, 2005).
Para precisar conceptualmente y con mayor nivel de detalle la relación
causal entre la cultura, las instituciones y el desempeño económico, resulta
de utilidad sintetizar el trabajo de North (2005). Para ello, se ha elaborado
un diagrama (Figura 1) que se explica de la siguiente manera: a través de
su historia, los grupos sociales producen de manera dinámica un conjunto
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
16
de normas, valores e ideas que se transmiten de generación a generación;
a este proceso se le denomina herencia cultural. Esta herencia cultural se
manifi esta a través de un conjunto de artefactos, por ejemplo, un sistema
de creencias, marcos institucionales (compuestos por instituciones informales
y formales), herramientas, instrumentos y tecnologías. De este conjunto de
artefactos destacan dos: el sistema de creencias y las instituciones. El primero
corresponde a la representación interna de la herencia cultural; el segundo (las
instituciones) son la manifestación externa de las creencias, es decir, aquello
que es posible observar a través de comportamientos, rituales, códigos de
conducta, etc. La relación causal entre ambos artefactos (destacada con una
fl echa más gruesa en el diagrama) es fundamental para comprender el origen de
las instituciones, principalmente las informales. Tanto el sistema de creencias
como las instituciones dan origen al stock (o cúmulo) de conocimientos que la
sociedad emplea para hacer frente a sus desafíos y oportunidades. El capital
humano –sea extenso o limitado– con el que cuenta una agrupación social es un
producto directo del stock de conocimientos que haya conseguido construir a
través de la concreción institucional de su sistema de creencias. Finalmente, el
éxito o fracaso económico de una sociedad está determinado por la interacción
de todos los artefactos antes destacados, pero fundamentalmente por las
organizaciones que resultan de las instituciones y que producen un camino de
dependencia (path dependence) difícil de modifi car en el corto plazo. Esto
respalda el escepticismo de Boettke, Coyne y Leeson (2008) acerca de las FEX
como un mecanismo de desarrollo económico.
La línea argumentativa de North permite comprender por qué los autores
neo institucionalistas defi enden que el cambio institucional y el desarrollo
económico tienen su origen en las creencias y la cultura, más que en los cambios
deliberados efectuados en las instituciones formales.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 17
Estas elaboraciones teóricas sobre la influencia de la cultura y las instituciones
informales en el desarrollo económico han sido puestas a prueba empíricamente.
A continuación se presentan algunos ejemplos.
Aproximaciones empíricas al impacto de la cultura en la economía
Tanto Boettke et al (2008) como Williamson (2009) presentan evidencias
empíricas de diversas regiones del mundo que refuerzan la tesis de que la
instituciones informales o culturales influyen fuertemente en el desarrollo
económico, así como que las instituciones formales son exitosas únicamente
si se basan en instituciones informales previas. Las conclusiones de Claudia
Williamson presentan implicaciones importantes para el diseño de políticas
públicas que busquen disminuir la pobreza:
Informal constraints must exist in order to achieve economic success.
It is possible to achieve positive returns from codifying these informal
institutions. However, the likelihood of governments in developing
countries having the knowledge and incentives to choose the right
formal institutions is small. Most importantly, the idea that institutional
arrangements are identifiable and transportable should now be taken
with serious caution. (Williamson C. R., 2009, pág. 384)
Por su parte, Guiso, Sapienza y Zingales (2006) investigan el impacto de las
creencias previas (prior beliefs) y los valores en el desempeño económico. Para
esto se basan en dos variables exógenas que permiten evitar la influencia en dos
vías o causalidad circular: la etnia y la religión. Su conclusión es que las hipótesis
culturales pueden ser testeadas de formar rigurosa y que resultan ser relevantes
en asuntos económicos como los niveles de ahorro en un país (Guiso, Sapienza,
& Zingales, 2006, págs. 45-46). Valentin Seidler analiza la forma y el grado
de éxito con que instituciones formales son transferidas intencionadamente
(transplant effect) en sociedades africanas, destacando el rol preponderante
de las instituciones locales ya existentes para que las nuevas sean aceptadas
(Seidler, 2014). Las investigaciones de Tabellini en diversas regiones de Europa
cruzando datos históricos, macroeconómicos y resultados de las Encuestas
Mundiales de Valores (World Value Surveys) indican que los factores culturales
siguen siendo un enigma para explicar a cabalidad el desarrollo económico, sin
embargo, el autor esgrime las siguientes conclusiones, que resultan importantes
para el presente trabajo:
Two sets of cultural traits appear to be favorable to economic
development. The first trait resembles what earlier studies have
called “social capital,” and is captured by the variables trust (having
trust in other people) and respect (appreciating the virtue of having
tolerance and respect for others in children). The second trait can be
interpreted as confidence in individual, and is captured by the variable
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
18
control (feeling in control of one’s life) and, in a negative sense, by the
variable obedience (appreciating obedience in one´s own children).
These cultural traits can influence economic development directly, or
indirectly through the functioning of current institutions. (Tabellini,
2010, pág. 711) [cursivas en el original]
Estas conclusiones de Tabellini son afines a las conclusiones de las investigaciones
de otros autores, algunos de ellos con trabajos dirigidos a audiencias no
académicas. Por ejemplo, la idea de la confianza como un valor determinante
para la prosperidad económica es desarrollada extensamente por Francis
Fukuyama (1996), quien explica el desempeño económico y social de países como
Alemania y Japón a partir del nivel de confianza que culturalmente poseen. Por
su parte, las dimensiones culturales de control sobre la vida de uno mismo y la
obediencia pueden verse en los estudios de Geert Hofstede sobre las diferencias
culturales (Hofstede, 1999). Para este autor la cultura, en la forma de valores
predominantes, es una condición necesaria pero no suficiente para explicar el
desarrollo económico. De acuerdo con él, hay otras dos condiciones necesarias
a las que ya se ha hecho alguna referencia en este trabajo: la existencia de
un mercado (que puede entenderse como un espacio de coordinación social)
y un contexto político (i.e. instituciones formales) que posibilite el desarrollo
(Hofstede & Harris Bond, 1988).
Coyne y Mathers (2011) llevan el análisis a una etapa previa a la conformación
de valores y creencias al estudiar el impacto económico de los rituales. Aunque
su investigación no se basa en evidencia empírica de primera mano, su abordaje
del tema es sumamente valioso para los propósitos de este documento,
especialmente porque –a través del papel que desempeñan los rituales–
establecen un vínculo entre la interacción de las personas y los procesos de
coordinación que resultarán en el mayor o menor desarrollo económico y
bienestar de los individuos:
[R]ituals can facilitate or prevent interactions, which will have real
effects on economic outcomes for better or worse…. In other words,
the willingness of someone to trade with a stranger ultimately requires
that people respond in-kind and deliver on their responsibilities and
agreements. Within this context, to the extent that rituals play a role
in communicating trust and reciprocity, they can have a positive effect
on economic outcomes. Likewise, to the extent that rituals constrain
interactions by excluding outsiders, they can have a negative effect on
development. (Coyne & Mathers, 2011, pág. 75)
Esta referencia a la exclusión y la distinción simbólica entre “ellos” y “nosotros”
que los autores plantean más adelante en su artículo será retomada en la
próxima sección, pues permitirá complementar el enfoque institucional con
miras a construir un marco teórico multidisciplinario de la pobreza.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 19
En este punto se hace necesario destacar que, así como muchos trabajos
defienden la influencia predominante de las instituciones informales (culturales)
en el desarrollo económico, también hay miradas que sugieren que el énfasis
debe ponerse en las instituciones formales. Un buen ejemplo es Hernando de
Soto, quien sostiene que una institución formal como los derechos de propiedad
tendrá un impacto económico positivo a pesar de ser impuesta y no responder
a un rasgo cultural. De hecho, critica directamente las explicaciones culturales
del fenómeno del subdesarrollo:
Modestamente sugiero que antes de que cualquier gran señor que vive
campana de vidrio adentro intente convencernos de que tener éxito
en el capitalismo exige ciertos rasgos culturales, esperemos primero
a ver qué sucederá cuando los países en vías de desarrollo y los que
salen del comunismo establezcan sistemas de derechos de propiedad
capaces de crear capital para todos… Los argumentos culturales irán
siendo descartados a medida que se vayan dejando sentir los efectos
de tener buenas instituciones políticas y leyes de propiedad. (de Soto,
2001, págs. 248-249)
El vacío del enfoque institucional para comprender la pobreza
Hasta este punto se han presentado los componentes iniciales para construir
un marco teórico que permita analizar el fenómeno de la pobreza desde la
situación de quienes viven en esa condición, alejado del enfoque tradicional
centrado en datos, indicadores y estadísticas. Estas bases pueden resumirse en
las siguientes tres ideas: (1) la condición de pobreza debe comprenderse como
el resultado de un deficiente proceso de coordinación social; (2) el proceso
de coordinación (o descoordinación) que conduce a la pobreza se basa en un
marco institucional conformado por instituciones formales, informales y sus
mecanismos de cumplimiento que definen los incentivos en un grupo social; (3)
por sus raíces históricas y culturales, las instituciones informales son las que
mayor influencia tienen en el desarrollo económico, pues de ellas depende el
funcionamiento de las instituciones formales.
No obstante este enfoque institucional permite esbozar una comprensión
general del fenómeno de la pobreza, hay que reconocer que el problema amerita
un esfuerzo mayor por incorporar al análisis los elementos que anteceden a
la formación de las instituciones informales. Solo de esta manera se estaría
partiendo verdaderamente de la acción humana y, para estos efectos, la Nueva
Economía Institucional carece de los instrumentos teóricos y conceptuales
necesarios. Esto se debe, a juicio del autor de este trabajo, a que se asume que
el paso de las creencias y los valores al de la conformación de las instituciones
informales se produce de forma casi automática, sin considerar ningún tipo de
etapa intermedia, como si las instituciones tomaran forma instantáneamente.
Pero entre el sistema de creencias (i.e. representación interna de la cultura) y
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
20
las instituciones (i.e. su manifestación externa) no necesariamente hay un único
camino o posibilidad. Por el contrario, la ruta de las creencias y los valores al de
las instituciones está marcado por alternativas que responden a confi guraciones
sociales concretas y a los problemas puntuales que las personas deben resolver.
Al respecto, Ann Swidler sugiere que la manera en la que la cultura infl uye en
las acciones de los individuos no es a través de una relación directa entre los
valores y la acción, sino proporcionando un conjunto de herramientas (hábitos,
habilidades, estilos) que permiten a la persona desarrollar una estrategia de
acción para desenvolverse en diferentes circunstancias y contextos (Swidler,
1986). Aplicando estos conceptos a la condición de pobreza, la autora hace
referencia a investigaciones que señalan que los pobres y las clases medias
comparten los mismos valores y aspiraciones, por lo que los comportamientos
–y, por lo tanto, las instituciones informales– que caracterizan a unos y otros no
pueden explicarse únicamente a partir de factores culturales. Swidler sintetiza
esta idea de la siguiente manera:
Culture in this sense is more like a style or a set of skills and habits
than a set of preferences or wants. If one asked a slum youth why he
did not take steps to pursue a middle-class path to success (or indeed
asked oneself why one did no pursue a different life direction) the
answer might well be not “I don’t want that life,” but instead, “Who,
me?” One can hardly pursue success in a world where the accepted
skills, style and informal know-how are unfamiliar. One does better
to look for a line of action for which one already has the cultural
equipment. (Swidler, 1986, pág. 275)
Esta concepción de la cultura como un tool kit que permite diseñar estrategias
de acción cuenta con el respaldo de programas de investigación tanto en la
sociología contemporánea como en la psicología cognitiva (DiMaggio, 1997), y
aporta una nueva interrogante en el intento de construir un marco teórico de
la pobreza: ¿qué factores infl uyen en la estrategia de acción de las personas
en condición de pobreza? En la Figura 2 se muestra el lugar que ocupa esta
pregunta en la argumentación que se ha venido presentando.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 21
En la siguiente sección se intenta responder a la interrogante arriba planteada
integrando al análisis conceptos y miradas propias de la Nueva Sociología
Económica, particularmente las ideas de Mark Granovetter y Richard Swedberg.
5. Las Redes Sociales: Origen del Marco Institucional
Emphasis is placed on how economic activity comes to be
coordinated by groups of people rather than carried out
by isolated individuals. (Granovetter, 1992, pág. 3)
El punto de partida de esta sección es la crítica que se hiciera a la Nueva
Economía Institucional por asumir que las instituciones son un producto directo
de los factores culturales. Para comprender las dinámicas que configuran las
instituciones se recurre a la Nueva Sociología Económica, aprovechando el
interés que comparte con los economistas institucionales por incorporar el
análisis de las instituciones sociales a la acción económica.
A manera de antecedentes, merece la pena recordar que hasta el siglo XIX no
había mayor diferencia entre la sociología y la economía o, dicho de mejor
manera, los problemas sociales y los económicos eran abordados de forma
conjunta (Swedberg & Granovetter, 1992). A medida ambas ciencias fueron
tomando caminos diferentes, surgió una rama de la sociología que se denominó
sociología económica y que tuvo en Max Weber a uno de sus principales
exponentes. Desde sus inicios hasta la fecha, el propósito general de la
sociología económica ha sido la aplicación de la perspectiva sociológica a los
fenómenos económicos (Swedberg, 2006) y, concretamente, llenar el vacío que
propició la corriente económica neoclásica al ignorar el rol de las instituciones
en las actividades económicas de los individuos (Swedberg, 1997). A partir de
mediados de la década de los ochenta del siglo XX se puede observar un renacer
del interés de los sociólogos por integrar el estudio de las instituciones al de los
problemas económicos, tal como en los años previos lo venía haciendo la Nueva
Economía Institucional. A este resurgimiento se lo denomina Nueva Sociología
Económica12 (NSE), cuyo foco de atención es el desarrollo de una teoría
sociológica de la construcción de las instituciones económicas (Granovetter,
1992). Una crítica que sociólogos de esta rama hacen a la economía institucional
es el énfasis en la condición de eficiencia como tema central en el análisis de las
instituciones13 (Swedberg & Granovetter, 1992). Para ellos, las instituciones no
surgen únicamente para reducir costos de transacción o para resolver “juegos
12. Para Swedberg (1997), el punto de partida y “manifiesto” de la Nueva Sociología Económica es
el artículo Action and Social Structure: The Problem of Embeddedness de Mark Granovetter (1985).
13. Swedberg y Granovetter (1992) eximen a Douglass North de este anclaje tan profundo en la
eficiencia y los costos de transacción. A su juicio, esto obedece al trabajo como historiador que
North ha desarrollado. Se destaca aquí este punto debido a que North ha sido el autor principal
utilizado en este trabajo para construir la primera parte del marco teórico.
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
22
de coordinación social”, sino que responden a otros condicionantes arraigados
en el contexto social que se exponen más adelante.
En términos generales, la NSE se ha desarrollado en tres vertientes sociológicas:
(1) la teoría de las redes, (2) la sociología cultural, y (3) la sociología
organizacional (Swedberg, 1997). Conceptos y enfoques teóricos de las primeras
dos son incorporados en este trabajo para complementar el marco teórico de la
pobreza que se viene desarrollando.
Bases conceptuales de la Nueva Sociología Económica
Tomando como punto de partida el trabajo de Mark Granovetter (1985, 1992),
puede decirse que la NSE pretende encontrar y desarrollar un espacio teórico que
se sitúe entre la mirada “sobre socializadora”14 de la sociología tradicional, que
considera al individuo como el resultado del contexto en el que participa, y el
enfoque “infra socializador”15 de la economía neoclásica, que aísla al individuo
en un mercado idealizado de competencia perfecta en el que las relaciones
sociales son intrascendentes e innecesarias16. Para encontrar ese punto medio el
autor recurre a tres premisas básicas de la sociología. En sus palabras,
(1) the pursuit of economic goals is normally accompanied by that of
such non-economic ones as sociability, approval, status and power;
(2) economic action (like all action) is socially situated and cannot
be explained by individual motives alone; it is embedded in ongoing
networks of personal relations rather than carried out by atomized
actors …; (3) economic institutions (like all institutions) do not arise
automatically in some form made inevitable by external circumstances,
but are ‘socially constructed’.17 (Granovetter, 1992, pág. 4)
Para trasladar estas nociones a un nivel operativo que posibilite explicar de
manera amplia la condición de pobreza, se desarrollan a continuación dos
conceptos centrales del trabajo de Granovetter: las redes sociales y la idea
de embeddedness. Aunque ambos se encuentran íntimamente relacionados, se
abordan por separado para destacar sus aportes individuales a la comprensión
de la pobreza.
14. En inglés, oversocialized. En Ritzer (1993) se traduce al español como orientación
“normativa”.
15. En inglés, undersocialized. En Ritzer (1993) se traduce al español como orientación
“atomista”.
16. Aquí Granovetter critica lo que él considera es una versión extrema del individualismo económico
en la economía. Esta crítica se asemeja a la de Boettke (2001) ya expuesta en este trabajo, en la
que sugiere abandonar el individualismo atomístico para pasar a un individualismo institucional, que
de ninguna manera implica dejar de lado las bases del individualismo metodológico.
17. Esta última idea está explícitamente inspirada en el trabajo de los sociólogos Peter Berger y Thomas
Luckmann (1995), quienes exponen el rol de las instituciones en la construcción social de la realidad. De
ahí que Granovetter hable en algunos pasajes acerca de la construcción social de la economía.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 23
Las redes sociales como punto de partida. En un trabajo previo a los de sociología
económica citados en este documento, Granovetter explora la influencia de
las redes personales –particularmente las de amistad– en la difusión de la
información, las oportunidades de movilidad laboral y la organización de las
comunidades (Granovetter, 1973). Estas redes se configuran a partir de vínculos
fuertes y débiles, clasificación que obedece al tiempo que los involucrados pasan
juntos, la intensidad emocional de la relación, el nivel de intimidad y confianza
entre ellos, y los servicios recíprocos que caracterizan el vínculo.18 Por ejemplo,
un colega con el que se convive diariamente en el trabajo representa un vínculo
fuerte, mientras un cliente con el que alguna vez se cerró un negocio equivale
a un vínculo débil.
Como es lógico asumir, los seres humanos tendemos a ser parte de grupos de
vínculos fuertes, es decir, redes en las que todos los miembros tienen una
relación cercana, e.g., los compañeros de la universidad, los integrantes del
equipo de fútbol del barrio o las colegas del trabajo. Al interior de estos grupos
o redes fluye información que todos los integrantes comparten: los temas
de conversación y los intereses individuales son muy parecidos. De ahí que
se integren en una red. Por otra parte, a lo largo de nuestra vida solemos
establecer vínculos con individuos que no son parte de nuestras redes más
cercanas, pero que las circunstancias nos han llevado a conocer. Es de suponer
que estas personas a quienes nos une un vínculo débil son a su vez parte de
redes de vínculos fuertes que manejan sus propios flujos de información.
Para Granovetter, las personas a quienes nos unen vínculos débiles representan
puentes que nos conectan a otras redes, ampliando el conocimiento al que
podemos acceder:
The fewer indirect contacts one has the more encapsulated he will be
in terms of knowledge of the world beyond his own friendship circle;
thus, bridging weak ties (and the consequent indirect contacts) are
important in both ways… [T]hose to whom we are weakly tied are more
likely to move in circles different from our own and will thus have
access to information different from that which we receive. (1973,
pág. 1371)
Esto tiene un impacto grande en la difusión de la información, la movilidad
laboral y la organización de las comunidades, entre otras situaciones.19 Especial
18. Ninguno de estos factores puede definirse de manera “objetiva”; se trata únicamente de
parámetros que permite concluir sobre la fuerza o debilidad del vínculo. En la evidencia empírica
presentada por Granovetter (1973) se utiliza como principal parámetro el tiempo relativo que las
personas permanecen juntas. Estos estudios no pretenden ofrecer una medida objetiva, sino más
bien ilustrar el fenómeno.
19. Los aportes de Granovetter en esta área representan un punto de partida para el desarrollo
contemporáneo de la ciencia de las redes (Watts, 2004).
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
24
atención para el tema que nos ocupa tienen el segundo y tercero de estos ámbitos.
En el caso de la movilidad laboral –partiendo del supuesto que para abandonar
la condición de pobreza una persona debe estar en condiciones de generar un
flujo de ingresos suficientes a través del libre intercambio de su trabajo por
dinero20 – resulta evidente que mientras más vínculos débiles (puentes) pueda
establecer una persona en situación de pobreza con individuos que estén en
condición de ofrecerle o conseguirle un trabajo mejor remunerado, mayores
son sus posibilidades de salir de la pobreza. Por el contrario, una persona que
nace, crece y se desarrolla exclusivamente en el ámbito de una comunidad
en situación de pobreza, sin puentes con comunidades más prósperas en las
que hay mayor acceso a educación y trabajo, tiene mayores probabilidades de
permanecer en la pobreza.
Para el caso de la organización de las comunidades la situación es muy similar.
Sin la presencia de vínculos débiles que conecten a miembros de subgrupos
con otras agrupaciones, la organización y desarrollo de la comunidad se verá
limitada. Granovetter señala esta situación claramente: “Imagine, to begin with,
a community completely partitioned into cliques, such that each person is tied
to every other in his clique and to none outside. Community organization would
be severely inhibited” (Granovetter, 1973, pág. 1373). Este tipo de aislamiento
es el que puede observarse con facilidad en los guetos, cuyos habitantes se
relacionan en grupos pequeños con un mínimo contacto con otras agrupaciones
dentro del mismo territorio, ya no se diga con personas pertenecientes a
entornos en los que podrían encontrar oportunidades laborales adecuadas para
generar un flujo de ingresos que les permita salir de la pobreza. En síntesis, los
vínculos débiles “evitan el aislamiento y permiten a los individuos estar más
integrados en la sociedad” (Ritzer, 1993, pág. 449).
Al respecto de los puntos anteriores, la evidencia empírica que presentan Narayan
et al. (2000) sugiere que cuando las personas de las comunidades pobres se
encuentran desvinculadas de otras personas pertenecientes a comunidades de
similares características, resulta difícil llegar al nivel de organización necesario
en torno a temas concretos para alcanzar el progreso social. De hecho, se
observa que los grupos de los ricos son más cohesionados que los de los pobres.
A la luz de las ideas desarrolladas por Granovetter puede afirmarse que contar
con un número significativo21 de vínculos débiles es condición sine qua non para
salir de la pobreza. Dicho a la inversa, una persona viviendo en condición de
pobreza que no es capaz de establecer vínculos (débiles) con otras redes sociales,
permanecerá en esa situación por tiempo indefinido. Estas afirmaciones nos
20. Ciertamente esta persona también podría emprender un negocio propio y no depender de la
venta directa de su mano de obra, sin embargo, para simplificar la argumentación ésta se ilustrará
con casos en los que se ingresa al mercado laboral.
21. No es posible establecer un número “adecuado” u “objetivo” de vínculos débiles necesarios. El
punto es señalar la importancia de los puentes en la generación de oportunidades de desarrollo. El
calificativo significativo podría significar uno solo que resulte ser sumamente relevante.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 25
permiten retomar la mirada de la pobreza como un problema de coordinación,
tal como se expuso en la sección III. Al no poder relacionarse y coordinarse
—a través de los vínculos personales débiles— con otros grupos de individuos
que manejan información diferente, las personas en situación de pobreza
difícilmente prosperan económicamente.
La condición de embeddedness22 de la acción económica. El concepto más
reconocido e importante de la NSE es, precisamente, embeddedness (Swedberg,
2006). A través de él, Mark Granovetter propuso una interpretación de la acción
económica alejada del atomismo de la economía neoclásica, pero sin caer en la
sobre socialización que caracteriza a algunas corrientes sociológicas que también
han intentado abordar el problema económico (Granovetter 1985, 1992). Para él,
las decisiones y actividades de orden económico que los individuos emprenden
están empotradas (embedded) en las redes de relaciones interpersonales a las
que pertenecen. Incluso las instituciones surgen a partir de estas redes y se
desarrollan de acuerdo a sus características. Al explicar este último punto,
Granovetter se distancia de los economistas institucionales que conciben a las
instituciones eminentemente como respuestas a problemas de eficiencia en los
costos de transacción. Estas ideas se sintetizan en el siguiente párrafo:
But economic institutions do not emerge automatically in response to
economic needs. Rather, they are constructed by individuals whose
action is both facilitated and constrained by the structure and resources
available in social networks in which they are embedded. (Granovetter,
1992, pág. 7).
Aunque la mayor parte de su argumentación se ejemplifica mediante evidencia
empírica acerca de la organización de firmas y grupos empresariales, la
propuesta de Granovetter de entender la acción económica desde el sistema de
redes sociales a las que los individuos tienen acceso puede aplicarse al estudio
de la pobreza, siempre y cuando ésta sea concebida como un problema de
coordinación, tal como se ha sostenido en este trabajo23. De esta manera, la
ausencia de un proceso de coordinación que permita a los individuos en condición
de pobreza intercambiar su capacidad laboral y productiva con quienes están
en condiciones de pagarla, puede encontrar una explicación en la calidad24 y
22. Gómez Fonseca (2004) discute las posibles traducciones del concepto embeddedness –con
la intención que lo usa Granovetter—al español. Para él, las acepciones más aceptables son
integración, soporte, infiltración, apropiación, empotrar e incrustar, aunque concluye sugiriendo
no circunscribirse a una sola. En Ritzer (2003) se traduce como una acción “engastada”. Ante
tal diversidad de alternativas y, para no desviar el foco de atención de este trabajo, se utiliza el
término en inglés, según corresponda (embedded o embeddedness).
23. La mirada tecnócrata de la pobreza no da lugar a este tipo de consideraciones, en la medida en
que se centra en la concentración (“desigual” e “injusta”) del ingreso más que en la capacidad de
cada persona por generar su propio ingreso.
24. Aquí el término calidad no se utiliza en referencia a las cualidades humanas de las personas con
quienes se interactúa, sino a la capacidad de éstas para establecer relaciones de intercambio económico.
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
26
alcance (defi nido por sus vínculos débiles) de las redes sociales a las que se
pertenece. Redes que, eventualmente, dan lugar a las instituciones económicas
en las que los individuos participan. Así, para Granovetter,
stable economic institutions begin as accretions of activity patterns
around social networks. Their structures refl ects that of the networks,
and even when those are no longer in place, the institutions take on a
life of their own that limits the forms future ones can take; they be-
come ‘locked in’. (1992, pág. 9)
Para ejemplifi car la relación causal entre las redes sociales y las instituciones
económicas, puede tomarse el caso de algunas regiones de África en las que los
vínculos familiares son tan fuertes que desincentivan el ahorro y, por lo tanto,
inhiben el desarrollo económico. Esto se da debido a que cada miembro de la
familia tiene la “obligación” de compartir con el resto todos sus bienes y sus
ganancias (Narayan et al., 2000).
Complementando la mirada institucional
En la Figura 2 se enfatizaba y criticaba la ausencia –en la mirada de la Nueva
Economía Institucional, particularmente en el caso de North– de un vínculo entre
el mundo de las ideas y la conformación de las instituciones informales. Ese vacío
puede ser llenado por los conceptos de redes sociales y embeddedness expuestos
en los párrafos anteriores. En la Figura 3 se presenta esta incorporación.
Estos aportes de la Nueva Sociología Económica, además, refuerzan y
complementan tres ideas que ya se expusieron en este trabajo: (1) la necesidad
de aplicar el teorema de la regresión de Mises para analizar el cambio
institucional (Boettke, 2001), (2) la capacidad de adherencia de las indigenously
introduced endogenous institutions (IEN) y su utilidad al momento de aplicar el
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 27
teorema de la regresión (Boettke et al, 2008); y (3) el peligro de aplicar una
política de “pizarra en blanco” para diseñar soluciones técnicas al problema
de la pobreza (Easterly, 2013). En el caso de la primera, la regresión conducirá
al sistema de redes sociales en el que se desenvuelven los individuos y al tipo
de acción económica que se genera a partir de estas redes. En la segunda, el
componente endógeno es el resultado de lo que un determiando sistema de
redes es capaz de producir. Y en el caso de la política de “pizarra en blanco”, su
fracaso resulta de ignorar las características y la importancia de las relaciones
entre los individuos de la región que se pretende “rescatar” de la pobreza.
6. Dando Forma a un Modelo de Análisis de la Pobreza
[L]a realidad es que aún podemos leer afirmaciones en el sentido de que las
teorías científicas son probadas por los hechos. ¿A qué se debe esa obstinada
oposición a la lógica elemental? (Lakatos, 1983, pág. 11)
Con el propósito organizar las ideas y conceptos expuestos hasta este punto, se
recurre a algunas de las categorías que Imre Lakatos propone como parte de su
metodología para programa de investigación científica25 (Lakatos, 1983). Como
se ha venido sugiriendo en este trabajo, la pobreza no puede verse simplemente
como “la otra cara de la moneda” de la riqueza. Los marcos institucionales en los
que se sostiene la actividad económica de quienes viven en condición de escasez
material y que les impiden coordinarse eficientemente con otros sujetos, tienen
dinámicas y particularidades propias. Por este motivo se sostiene aquí que la
pobreza, en tanto resultado de un proceso de coordinación deficiente, merece
un modelo de análisis particular.
En cuanto a la metodología de Lakatos, se retoman dos de sus partes: el núcleo
firme y el cinturón protector de hipótesis auxiliares. La heurística se ha dejado
de lado debido a que requiere un desarrollo metodológico y empírico que excede
a los alcances de este trabajo.
Para el problema que se investiga aquí, el núcleo firme está conformado por el
problema de coordinación que, como se ha señalado antes, es uno de los pilares
del núcleo general de la Escuela Austriaca de Economía (Rizzo, 1982). Tomar al
proceso de coordinación social como el eje en el que se sustenta el análisis de la
pobreza implica aceptar la condición de conocimiento disperso y subjetivo, así
como el reconocimiento de la capacidad de las personas por aprender mutuamente
(señalada por Hayek) y el surgimiento de una especulación empresarial para
coordinar la satisfacción de las necesidades de los individuos (destacado por Mises)
25. En este trabajo no se pretende desarrollar una construcción rigurosa de un programa de
investigación en el sentido que Lakatos lo define. Como se explica más adelante, esta investigación
representa las bases para su posterior desarrollo.
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
28
(Kirzner, 1997). Las implicaciones para el análisis de la pobreza se sintetizan en la
siguiente afirmación: una persona se mantiene en condición de pobreza cuando
no es capaz de coordinar con otros un intercambio productivo, que le permita
satisfacer sus necesidades materiales más elementales.
El cinturón protector de este núcleo está compuesto por tres hipótesis auxiliares.
La primera se origina en la Nueva Economía Institucional y si sintetiza así: el
marco institucional que facilita o dificulta la coordinación entre los individuos se
sostiene en un conjunto de instituciones informales, basadas en las creencias y
herencia cultural de los participantes. Esto implica que cualquier formalización
institucional —a través de normas o leyes— debe derivarse de las raíces culturales.
La segunda hipótesis auxiliar se extrae de la Nueva Sociología Económica (NSE) y
se vincula fuertemente a la primera: las instituciones informales se configuran
de acuerdo a las redes sociales a las que pertenecen los individuos. De esta
forma, redes muy cerradas que se caracterizan por la desconfianza hacia otras
redes, generarán instituciones informales que acentuarán esa desconfianza,
impidiendo la coordinación más allá del grupo social más próximo. La tercera
hipótesis también se origina en la NSE y tiene que ver con la importancia de
los vínculos débiles a la que hacía referencia Granovetter: las personas que
viven en situación de pobreza tienen pocos vínculos débiles que los conecten
a redes en las que podrían coordinar de manera más eficiente y efectiva su
capacidad productiva. Dicho en otros términos, las comunidades de personas
pobres se encuentran socialmente aisladas, haciéndose evidente la distinción
entre “ellos” y “nosotros” de la que hablan Coyne y Mathers (2011).
Poniendo a prueba la relación entre los elementos del modelo de análisis
A pesar que en este trabajo no se ha pretendido en ningún momento obtener y
sistematizar evidencia empírica, se hace uso de un ejemplo práctico para poner
a prueba la capacidad de explicar la condición de pobreza del núcleo firme e
hipótesis auxiliares. La intención es únicamente ilustrar el valor teórico del
modelo, no validarlo empíricamente.
Se trata de la historia de vida Félix,26 un salvadoreño de treinta y siete años de
edad quien, en menos de siete años, pasó de vivir en la comunidad en la que
nació y creció en un ambiente de pobreza, a comprar una casa en una zona
de clase media, en la que ahora habita con su esposa y sus cuatro hijos. Su
transición de trabajar de manera informal en una discoteca móvil a desempeñarse
como Supervisor Regional de Eventos en uno de las empresas de publicidad más
importantes de Centro América —sin haber cursado estudios universitarios o
26. La historia que se utiliza en el ejemplo es real. Para efectos de presentarla, se realizó una
entrevista en profundidad al sujeto, obteniendo su consentimiento para publicarla en este
trabajo. Se empleó este método poco común en análisis económicos siguiendo la sugerencia de
Boettke (2001) ya expuesta en páginas anteriores: es necesario dotar al análisis económico de una
perspectiva multidisciplinario, utilizando, por ejemplo, los aportes de la etnografía.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 29
especializados— puede explicarse utilizando el modelo de análisis propuesto. Para
ello se parte de las hipótesis auxiliares para luego concluir en el núcleo firme.
Un marco institucional (informal) que dificulta la coordinación. Al igual que
buena parte de los jóvenes que viven en su comunidad de origen –localizada en
la ciudad de San Salvador– Félix tuvo su primer hijo cuando aún era muy joven.
Él lo adjudica al tiempo libre del que todos disponen durante el día, mismo que
utilizan para deambular por las calles o jugar béisbol en el estadio contiguo
a la comunidad. Esta situación hace que la planificación de una ruta de vida
en la que los estudios sean un elemento central quede fuera del panorama.
Desde muy jóvenes, aquellos que asumen la responsabilidad de su paternidad
deben trabajar para procurar el sustento de su familia. Lo normal es aprender
empíricamente algún oficio y practicarlo de la forma que sea. Desarrollarse
profesionalmente no es una espiración que se persiga con ahínco. El denominador
común es vivir la vida día a día. Al carecer de un lugar en el que habitar con su
pareja, Félix construyó su vida familiar en la pequeña casa de su madre. Hasta
hace poco, vivían los siete (él, su esposa, cuatro hijos y su madre) en un espacio
de unos ocho por ocho metros.
Estas instituciones culturales en las que se sustenta la actividad económica
de los jóvenes de la zona —ausencia de planificación, responsabilidad familiar
temprana, informalidad en el trabajo como algo natural— indudablemente
tiene un impacto negativo en el tipo de coordinación que se puede establecer
con otras personas.
Las características de las redes sociales configuran las instituciones. Las
instituciones culturales en la que se sostenía la actividad económica de Félix
son el resultado de las redes sociales en las que se desenvolvía. Como ya se
mencionó, su comunidad está ubicada junto a un estadio de béisbol. Esto hace
que el interés de los jóvenes de la zona por ese deporte sea grande, al punto
que la gran mayoría lo practica diariamente. Como un dato al margen, en El
Salvador el béisbol no cuenta con una estructura profesional que permita crecer
económicamente a quienes lo practican. Son muy pocas las personas de la zona
que, sin haber emigrado a otro país, han logrado abandonar la condición de
pobreza. Esto hace que no existen “ejemplos a seguir” para los más jóvenes.
El tiempo dedicado al deporte –sin llegar a practicarlo profesionalmente–, la
falta de referentes de superación en la zona y poco contacto con otros sectores
de la población son posibles explicaciones a las instituciones arriba expuestas.
La fuerza de los vínculos débiles. La situación de confinamiento en la que
viven la mayoría de las personas de comunidades como la de Félix provoca que
los vínculos con otras redes sean escasos. En el mejor de los casos, se relacionan
con otros grupos en situación económica similar, por ejemplo, en la escuela o
en torneos de béisbol amateur. Esta falta de contacto con otras redes perpetúa
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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las características de la propia e imposibilita el cambio institucional necesario
para transformar la actividad económica de la zona. Sin embargo, algunos de
ellos logran establecer estas conexiones, aunque no siempre son aprovechadas.
Aquí es donde la historia de Félix toma un rumbo diferente.
La práctica del deporte desde la juventud permite a algunos participar en
ligas de softbol amateur para adultos en las que juegan personas que tienen
una situación económica más próspera. Jóvenes como Félix participan como
refuerzos en equipos que son financiados por estas personas. Esto genera
grandes oportunidades para establecer vínculos débiles y tender puentes con
otras redes. Incluso, algunos de los jóvenes refuerzos reciben un pago por
cada partido jugando. De hecho, muchos lo ven como una fuente de ingresos,
alcanzando el grado de institución informal: “solo formo parte de un equipo si
me pagan”. En el caso de Félix, la situación nunca fue así. Él jugaba para uno
de estos equipos solo por diversión, sin exigir dinero por hacerlo. Esto llamó la
atención de uno de los integrantes del equipo, que es uno de los principales
directores de la empresa en la que Félix se ha desarrollado. Al ver que su
comportamiento era diferente le ofreció un trabajo sencillo, que no requería
de preparación previa. Poco a poco, Félix ha ido ascendiendo hasta ocupar un
cargo que le permite llevar una vida más holgada: ya tiene una casa propia, sus
hijas asisten a un colegio privado y luego ingresarán a la universidad. Aunque él
considera que aún no ha salido del todo de la condición de pobreza, lo cierto es
que hoy está en condiciones de planificar su futuro.
De la descoordinación a la coordinación. Como se ha venido sosteniendo,
la pobreza resulta de la incapacidad de coordinarse eficientemente. En el
caso de los jóvenes de la comunidad en la que vivió nuestro sujeto, la falta
de una coordinación eficiente es evidente. En la medida en que no consigan
intercambiar su fuerza laboral de manera formal y consistente en el tiempo
resulta improbable que abandonen la condición de pobreza en la que siempre
han vivido. Esta falta de coordinación es el resultado de marcos institucionales
que la impiden, sustentados en redes sociales estrechas.
En el caso de Félix, quien ahora está en condiciones de coordinar su actividad
económica con personas dispuestas a pagarle un buen salario, el punto de
inflexión estuvo en la ampliación de su red social. Un vínculo débil —alguien a
quien solo veía una vez por semana en un juego de softbol— le permitió acceder
a un nueva red social en la que aprendió cómo desenvolverse en un ambiente de
oficina. Entrar a esta red le permitió formar parte de instituciones que le eran
ajenas, e.g. trabajar en base a metas o planificar su vida personal de acuerdo a
un flujo de ingresos estable.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 31
7. Conclusiones y Consideraciones Finales
La condición de pobreza en la que aún viven cientos de millones de personas es un
tema prioritario en la agenda política y académica. Sin embargo, su abordaje es
cada vez más abstracto y técnico. Los debates se centran en conceptos relativos
como desigualdad o injusticia distributiva, o en estadísticas y cálculos fríos. Las
soluciones, en consecuencia, suelen ser técnicas y de aplicación estandarizada.
El presente trabajo se desarrolló con el propósito de ofrecer una respuesta a
la siguiente interrogante: ¿de qué manera puede estructurarse un programa de
investigación que permita estudiar de manera sistemática y progresiva, desde
diversas áreas de conocimiento, la condición de pobreza en la que aún viven
cientos de millones de personas? Para contestarla se partió de la premisa que
para alcanzar una comprensión más próxima a la realidad de quienes viven en la
pobreza es necesario construir un marco teórico que tenga su punto de partida
en las personas y no en las cifras. Asimismo, la complejidad del fenómeno –tal
como sucede con todos los fenómenos sociales– exige que el modelo de análisis
integre diversas disciplinas y enfoques.
El marco teórico que se propone tiene como eje o núcleo fuerte el problema
de coordinación, tal como es conceptualizado en la tradición de la Escuela
Austriaca de Economía. Lo que se sugiere es que la pobreza es el resultado de
la ausencia de un proceso de coordinación adecuado para que se produzca un
intercambio de recursos efectivo. Para explicar este problema de coordinación
a partir de la cotidianidad de los individuos, respetando sus creencias y
herencia cultural, se formularon tres hipótesis auxiliares que permiten explicar
la presencia o ausencia del proceso de coordinación necesario para abandonar
la pobreza: (1) la influencia de las instituciones informales como facilitadoras u
obstaculizadoras de la coordinación (esta idea se retoma de la Nueva Economía
Institucional); (2) la importancia de las redes sociales en la configuración de
esas instituciones informales; y (3) el aislamiento en el que se desenvuelven
las comunidades de personas en condición de pobreza o, dicho de otra manera,
su falta de vínculos débiles que los conecten con otras redes de personas
(estas últimas dos hipótesis basadas en conceptos claves de la Nueva Economía
Sociológica).
Es importante notar que esta aproximación al tema únicamente es posible si
se produce un cambio de paradigma en cuanto al análisis y abordaje de la
condición de pobreza: se debe transitar de la idea de asignación de recursos al
enfoque en el intercambio de recursos.
¿Dónde queda el Estado en esta discusión?
Resulta difícil hablar de pobreza sin que se plantee cuál debe ser el rol del
Estado en los esfuerzos por combatirla. A lo largo de este trabajo se ha omitido
de manera intencional la figura del Estado para concentrar la atención en las
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
32
dinámicas económicas, culturales y sociales que son independientes del papel
que éste desempeñe. La coordinación social, las instituciones informales y
las redes sociales son fenómenos ajenos al Estado, es decir, suceden tanto en
presencia como en ausencia de éste.
En cuanto al rol que pueda desempeñar, del modelo de análisis propuesto se
infieren los siguientes: (1) propiciar los espacios de interacción adecuados para
ampliar el tejido social mediante la formación de vínculos débiles; (2) respetar
la herencia cultural al momento de formalizar las instituciones informales; y
(3) garantizar el marco institucional necesario para una coordinación social
eficiente. Las fórmulas del estilo de “pizarra en blanco” deben descartarse, pues
son incapaces de adaptarse a la naturaleza de las redes sociales ya existentes.
Numeroso ejemplos de comunidades pobres que han resuelto algunos de sus
problemas inmediatos mediante iniciativas propias de cooperación como las
asociaciones de ahorro y préstamo, sociedades funerarias y organizaciones
de mujeres empresarias,27 por mencionar algunas, son muestra de cómo las
personas son capaces de organizarse por ellas mismas.
Caminos de investigación
La principal línea de investigación que se deriva de este trabajo es la
formalización de un programa de investigación científica en el sentido de
Lakatos. Para ello, debe profundizarse en los elementos del núcleo firme y
desarrollar nuevas hipótesis auxiliares que lo protejan. También es necesario
desarrollar una heurística positiva que sugiera el camino de desarrollo.
Adicionalmente, y en apoyo a lo anterior, debe construirse evidencia empírica
que refuerce el modelo, combinando metodologías tradicionales de la economía
con métodos etnográficos propios del estudio de la cultura.
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