TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 3
Federico Ricardo Harrison Alvergue1
Recibido en diciembre de 2015, aceptado en marzo de 2016
Resumen
El presente trabajo representa un esfuerzo por construir un marco teórico que 
permita analizar la pobreza a partir de las dinámicas económicas, culturales y 
sociales en las que viven quienes se encuentran en esa condición. Para llevar 
a cabo esta tarea se integraron conceptos centrales de la Escuela Austriaca de 
Economía (el problema de coordinación), de la Nueva Economía Institucional 
(el impacto de las instituciones informales) y de la Nueva Sociología Económica 
(las redes sociales y la noción de embeddedness de la actividad económica). El 
resultado es un modelo de análisis que permite abordar la pobreza desde una 
perspectiva diferente de la que tradicionalmente se ha venido empleando en el 
ámbito de la economía política. 
Palabras claves
Pobreza, Escuela Austríaca de Economía, dinámicas económicas, dinámicas 
culturales, dinámicas sociales, instituciones informales.
Abstract
This paper represents an effort to build a theoretical framework to analyze 
poverty from economic, cultural and social dynamics in living those in that 
condition. To accomplish this task central concepts of the Austrian School of 
Economics (the problem of coordination) of the New Institutional Economics 
(the impact of informal institutions) and the New Economic Sociology (social 
networks and the concept of integrated embeddedness of economic activity). 
The result is an analytical model that can address poverty from a different 
perspective than has traditionally been used in the field of political economy.
 
Keywords
Poverty, Austrian School of Economic, economy dynamic, cultural dynamic, 
social dynamic, informal institutions.
1. Maestro en Comunicaciones, Director Académico de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, 
El Salvador. E-mail: falvergue@monicaherrera.com
ISSN 1994-733X, Editorial Universidad Don Bosco, año 14, No.29, Junio-Diciembre de 2016, pp.3-35
Analizando la pobreza desde los 
pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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1. Introducción
Uno de los temas centrales en documentos, discursos y programas políticos es 
la pobreza, al grado que resulta casi imposible concebir una oferta electoral o 
un plan de gobierno en el que no ocupe un lugar predominante. Sin embargo, 
este énfasis en el fenómeno de la pobreza y la preocupación que despierta en 
amplios sectores de la sociedad2 contrasta, por ejemplo, con el optimismo de 
instituciones como el Banco Mundial, que destaca que en los últimos veinte 
años la pobreza se ha reducido en más de la mitad (del 43.1 al 20.6%) en todo el 
mundo (The World Bank, 2014). De igual forma, evidencia empírica que señala la 
disminución de la pobreza gracias a la globalización y el crecimiento económico 
(por ejemplo, Dollar & Kraay, 2004) desentona con el éxito internacional de 
libros como Capital in the Twenty-First Century (2014) de Thomas Piketty y 
Arthur Goldhammer, que plantea un escenario bastante más pesimista.
¿A qué obedece esta falta de consenso respecto de la pobreza? ¿Por qué preocupa 
cada vez más a un mundo en el que cada día que pasa parece haber menos 
pobres? Estas preguntas pueden responderse de diferentes maneras: es posible 
que a políticos y académicos, dados sus sistemas de incentivos, les interese 
mantener el debate inconcluso; o puede ser que el ritmo al que se reduce la 
pobreza resulte insuficiente en un entorno en el que la tecnología avanza a pasos 
agigantados; también puede suponerse que, a pesar de los avances en ciencias 
como la economía o la sociología, es muy poco lo que se comprende sobre la 
pobreza y las dinámicas sociales y culturales de quienes viven en esta condición.
Este trabajo parte de esa última suposición y se desarrolla desde de la premisa 
que el debate sobre la pobreza, al distanciarse cada vez más de los pobres, es 
decir, de las personas que viven en esa condición, difícilmente puede conducir 
a soluciones reales y sostenibles. Mientras no exista una comprensión profunda 
y multidisciplinaria del fenómeno de la pobreza, el destino de quienes la sufren 
se seguirá definiendo en el terreno de juego de los combates ideológicos y las 
negociaciones políticas. En este sentido, lo que aquí se pretende es sentar las 
bases de un marco teórico de la pobreza que tenga como punto de partida 
los individuos y que permita identificar los factores que inciden en que esta 
condición se perpetúe, o bien, que la persona puede superarla. 
Este marco teórico busca responder a la siguiente pregunta: ¿de qué manera 
puede estructurarse un programa de investigación que permita estudiar de 
manera sistemática y progresiva, desde diversas áreas de conocimiento, la 
condición de pobreza en la que aún viven cientos de millones de personas? 
En la construcción de este marco teórico se hace un esfuerzo explícito por 
2. A la larga lista de organizaciones no gubernamentales dedicadas al estudio y combate de la 
pobreza, pueden agregarse las iniciativas formales de prestigiosas universidades alrededor del 
mundo, por ejemplo, el Stanford Center on Poverty and Inequality, el Abdul Latif Jameel Poverty 
Action Lab del MIT o el Oxford Poverty & Human Development Institute.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 5
integrar los aportes de la economía con los de otras disciplinas, como la 
sociología, con el propósito de desarrollar una mirada más amplia y completa 
que las tradicionales. En la sección II se presenta una revisión del abordaje de 
la pobreza que se hace en la economía como ciencia y sus aplicaciones a la 
política. En la sección III se argumenta que la pobreza es el resultado de un 
problema de coordinación entre los actores sociales. La sección IV ofrece una 
comprensión de dicho problema desde la perspectiva de la Nueva Economía 
Institucional, la cual se complementa con los aportes teóricos de la Nueva 
Sociología Económica expuestos en la sección V. En la sección VI se sintetiza un 
modelo de análisis utilizando los principios de la metodología de Lakatos para el 
desarrollo de programas de investigación científica para, finalmente, presentar 
las conclusiones y las rutas de investigación abiertas.
2. La Pobreza y su Pobre Discusión
The history of poverty is almost the history of mankind. 
The ancient writers have left us few specific accounts of it. 
They took it for granted. Poverty was the normal lot. 
(Hazlitt, 1996, pág. 13)
En busca de una definición
Parece lógico pensar que la economía es la ciencia llamada a liderar el debate y 
el análisis de la pobreza, dado que su objeto central de estudio suele asociarse 
con las decisiones que conducen a la generación de la riqueza; visto de otra 
manera, con el camino para reducir la pobreza. Sin embargo, el abordaje de 
los economistas sobre la pobreza suele ser, en términos generales, ambiguo y 
abstracto.
La ambigüedad inicia en su definición misma. El autor del epígrafe con el que 
inicia este capítulo subraya los vacíos que se presentan en la discusión de 
pobreza:
Of the thousands of books and articles on the subject that have appeared 
over the last two centuries, it is astonishing how few have troubled to 
ask this question [precisely what is poverty?]. Their writers have taken 
it for granted that both they and their readers know precisely what 
is being discussed. Yet popularly the term is very vague. It is always 
employed in a relative rather than an absolute sense. (Hazlitt, 1996, 
pág. 31).
Las diferentes formas de conceptualizar y comprender la pobreza en la 
sociedad contemporánea tienen su origen en las metodologías que han sido 
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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utilizadas para medirla (Niemietz, 2011). Las primeras mediciones de pobreza, 
desarrolladas por Charles Booth y Benjamin Seebohm Rowtree a finales del siglo 
XIX en Inglaterra, se centraban en la satisfacción de necesidades físicas como 
nutrición, abrigo y vestuario. Para estos investigadores una persona pobre era 
quien no podía cubrir un mínimo de estas necesidades. Varias décadas después, 
a mediados del siglo XX, cuando se consideraba que el fenómeno había sido 
erradicado (al menos en Inglaterra), se produce un redescubrimiento de la 
pobreza a través de la conceptualización y medición de la pobreza relativa. En 
este caso, la línea de pobreza se fija como una fracción del ingreso promedio 
de las personas. Posteriormente se han desarrollado otras mediciones, como la 
pobreza subjetiva y la privación material. Cada una de estas definiciones tiene 
consecuencias diversas en el diseño de políticas, por lo que la medición de la 
pobreza no debe ser vista como un dato puramente técnico (Niemietz, 2011).
 
Los dos caminos predominantes de definirla –de forma absoluta y relativa– 
son expuestos en manuales generales de economía (e.g. Baumol & Blinder, 
1994; Samuelson & Nordhaus, 1999; Tucker, 2002), en los que se percibe una 
inclinación hacia la forma relativa de entenderla. De hecho, la norma general en 
los libros de texto parece ser la de discutir la pobreza precediendo o sucediendo 
la presentación del tema de desigualdad y/o distribución del ingreso.3 No 
obstante, como lo señala Krause, se trata de cosas diferentes: “la discusión 
sobre la pobreza, su medición y las políticas que de eso se desprenden han 
girado hacia concepciones ‘relativas’ que miden la distribución, no la falta de 
medios para satisfacer ciertas necesidades básicas” (Krause, 2013, pos. 289).
Una discusión cada vez más abstracta
La mirada de la pobreza como un fenómeno esencialmente relativo ha permeado 
el campo de la economía política, donde su vinculación con la “desigualdad del 
ingreso” o con la “injusta distribución de la riqueza y la renta” es materia 
común. A modo de ejemplo, pueden revisarse trabajos de amplia difusión 
internacional como el de Joseph Stiglitz, que vincula la pobreza y la desigualdad 
con el proceso de globalización (Stiglitz, 2006)4 o el Informe sobre Desarrollo 
Humano 2013 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 
que sugiere que “no será posible sostener el progreso en desarrollo humano 
a menos que se ponga en primer plano el debate político sobre desigualdad y 
destrucción ambiental” (PNUD, 2013a, págs. 2-3).
 Esta perspectiva acerca del fenómeno de la pobreza presenta un problema: 
confina la discusión al mundo de las generalizaciones, las abstracciones 
conceptuales, los datos demográficos y los cálculos estadísticos. El resultado de 
3. Además de los manuales ya citados pueden agregarse Mandel, 2009; Mankiw, 2002; y Parkin, 2004.
4. Resulta ilustrativo de esta situación que en el índice onomástico de texto de Stiglitz (2006), se 
lee bajo el tema de pobreza “see also income, income inequality”.
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un abordaje de este tipo es que el debate sobre la pobreza ha pasado a centrarse 
en los aspectos metodológicos de su medición, en discusiones conceptuales y 
en la validez de la fuente de los datos utilizados (Ravallion, 2003), más que en 
las dinámicas culturales, sociales y particulares que mantiene en esa condición 
a las personas.5 En el afán por encontrar explicaciones y análisis “objetivos” se 
cae en un problema señalado hace casi siete décadas por Friedrich A. Hayek: 
“this view which regards social collectivities such as ‘society’ or the ‘state’, or 
any particular social institution or phenomenon, as in any sense more objective 
than the intelligible actions of the individuals is sheer illusion” (Hayek, 1948b, 
pág. 69). Un ejemplo reciente es la discusión alrededor del trabajo de Thomas 
Piketty (2014) y las metodologías estadísticas utilizadas su investigación.6
El problema de fondo que aquí se quiere enfatizar ha sido señalado con claridad 
por Kristian Niemietz: “[t]he language of the poverty debate seems to be 
designated to obscure rather than illuminate a proper understanding of the 
issue” (Niemietz, 2011, págs. 29-30).
La mayor (y peor) consecuencia de esta mirada positivista de la pobreza es 
que el fenómeno pasa a comprenderse como un problema técnico que, por 
lo tanto, pareciera requerir de soluciones “técnicas”. Los orígenes, formas 
y consecuencias de esta aproximación tecnócrata son expuestos por William 
Easterly:
The conventional approach to economic development, to making poor 
countries rich, is based on a technocratic illusion: the belief that pov-
erty is a purely technical problem amenable to such technical solutions 
as fertilizers, antibiotics, or nutritional supplements… The sleight of 
hand that focuses attention on technical solutions while covering up 
violations of the rights of real people is the moral tragedy of develop-
ment today. (Easterly, 2013, pág. 6)
El autor presenta una crítica del enfoque desarrollista en la economía (impulsado 
por los países desarrollados de Occidente a partir del final de la Primera Guerra 
Mundial mediante organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario 
Internacional) que sugiere que es posible diseñar el camino hacia el progreso 
bajo una aproximación “científica”. Su crítica se sustenta en que la ejecución de 
la planificación centralizada del desarrollo requiere de regímenes autocráticos 
que, en mayor o menor medida, anulan derechos y libertades individuales. Para 
Easterly, la reducción de la pobreza requiere, en primer lugar, del reconocimiento 
de la historia y las características culturales de cada sociedad; en segundo 
lugar, del respeto de los derechos fundamentales de sus pobladores; y en tercer 
5.  Por supuesto hay excepciones, como el estudio Voices of the Poor. Can Anyone Hear Us? (Narayan, 
Patel, Schafft, Rademacher, & Koch-Schulte, 2000).
6.  Puede verse una crítica de Chris Gilles (2014) en  el “Financial Times”, y la defensa de Paul Krugman 
(2014) en su blog de “The New York Times” y de Paul Mason (2014) en “The Guardian”. 
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lugar, y como consecuencia de los condicionantes anteriores, de la formulación 
de soluciones e instituciones  que surjan desde las personas involucradas (en 
clave hayekiana, órdenes espontáneos). Este enfoque, evidentemente, no es 
compatible con la mirada “objetiva” de la pobreza.
En términos teóricos, es posible aseverar que el abordaje tecnócrata que 
Easterly critica es el resultado de la tradición neoclásica o mainstream de la 
economía y que, por lo tanto, corrientes de pensamiento que tienen su base 
epistemológica en el individualismo metodológico están en condiciones de 
ofrecer mejores explicaciones del fenómeno de la pobreza. En este sentido, 
la Escuela Austriaca de Economía (EAE) se antoja como una candidata7, sin 
embargo, su abordaje de la pobreza se limita a verla únicamente como una 
condición natural que antecede al desarrollo del capitalismo y que se supera 
automáticamente con el desarrollo de éste. Al menos en su corriente teórica 
más difundida, la EAE no dedica atención especial al fenómeno de la pobreza. 
Por ejemplo, Ludwig von Mises la aborda como el resultado ineludible de la 
falta de aplicación del capitalismo de libre mercado (Mises, [1949] 1996, 
págs. 835-836). Por su parte, Hayek también se refiere a la pobreza como un 
fenómeno relativo y una condición previa al capitalismo que se supera gracias a 
los procesos productivos y de acumulación del capital que éste facilita (Hayek, 
1978, pág. 44). En Murray Rothbard ([1962] 2001) las referencias a la pobreza 
son aún menores, limitándose a un crítica a los programas de ayuda a los pobres 
de parte del Estado (pág. 818) y a una observación metodológica al trabajo de 
Galbraith (pág. 840).
Un camino para avanzar en la discusión
Como se señala en los párrafos anteriores, la discusión sobre la pobreza ha 
transitado hacia debates estadísticos, cada vez más alejados de las condiciones 
y dinámicas particulares de las personas que viven en esa condición. El resultado 
de esta aproximación es una concepción de la pobreza como un problema 
técnico que puede estudiarse de manera “objetiva” y “científica” para luego 
resolverse con soluciones técnicas y replicables.
Esta mirada ha conducido a la construcción de una red cada vez más extensa 
de organismos multilaterales de cooperación para el desarrollo y de oficinas 
públicas cuyo propósito explicito es el de erradicar la pobreza. El resultado, sin 
embargo, es el ya señalado por la escuela del  Public Choice y que Christopher 
Coyne y Peter Boettke apuntan en su artículo The Role of the Economist in 
Economic Development:
7. En The Tyranny of Experts. Economics, Dictators, and the Forgotten Rights of the Poor (2013), 
Easterly cita de manera extensa The Road to Serfdom del austriaco F. A. Hayek.
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The… reason for the persistence of the conventional role of the 
economist is the perverse incentives faced by both those both in 
the development community and those in government in developing 
countries. Although the stated goal of the development community 
is to eradicate poverty and social ills, there is a strong incentive for 
those involved to fail in achieving this goal. Indeed, if the ultimate 
goal were in fact accomplished, those in the international development 
community would eradicate their own source of employment. (Coyne & 
Boettke, 2006, pág. 62)
Este señalamiento sugiere una reconsideración del rol del economista en el 
estudio de la pobreza, así como de la forma en la que ésta debe abordarse. Los 
autores lo presentan de esta manera en sus conclusiones:
Our reconsideration of the role of the economist in economic 
development concluded that there is a significant role for the economist 
to play in this area. The discipline of economics provides the economist 
with the tools to be a student of the economic system. He is suited to 
understand the interplay of both formal and informal institutions and 
their impact on economic activity… Truly understanding the plight of 
underdeveloped nations requires a complete comprehension of both 
formal and informal institutions. (Coyne & Boettke, 2006, pág. 65) 
[cursivas en el original]
El presente trabajo se fundamenta en la idea que la pobreza puede y debe 
estudiarse a partir de los marcos institucionales que prevalecen en una 
sociedad, poniendo especial énfasis en las instituciones informales. Pero antes 
de proceder al análisis de las instituciones, se retomará una idea central en la 
tradición austriaca: el problema de coordinación.
3. La Pobreza como un Problema de Coordinación
To assume all the knowledge to be given to a single mind in 
the same manner in which we assume it to be given to us as
 the explaining economists is to assume the problem away
and to disregard everything that is important and significant 
in the real world. (Hayek, 1945, pág. 530)
La mirada tecnócrata y su metodología para abordar la pobreza –tanto sus causas 
como sus posibles soluciones– es consecuente con el paradigma neoclásico en 
la economía: se asume como un problema de (in)eficiencia en la asignación de 
los recursos, (des)equilibrio y maximización de utilidades dentro de un mundo 
de decisiones racionales en el que es posible acceder a toda la información 
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necesaria. Steven Horwitz sintetiza esta idea de la siguiente manera:
For neoclassical economics, the humans who populate its model are 
assumed to know a great deal about the structure of their problem 
situation. They know their own utility or production function, they 
know all of the relevant market prices, and they know all else that is 
relevant in order for them to maximize utility or profits. Maximization 
is simply solving the problem that is implicit in the data. Agents know 
the ends they wish to pursue and they know what means are at their 
disposal. The optimal solution is automatic; there is no meaningful 
choice. (Horwitz, 2000, pág. 29)
Alejarse de esta perspectiva con miras a abordar la condición de los pobres 
como un problema de seres humanos y no de estadísticas exige plantearlo desde 
un paradigma diferente. En los términos de Christopher Coyne (2010), esto 
significa transitar del paradigma de la asignación (allocation) al del intercambio 
(exchange). Para ello es menester concebir el problema económico de la forma 
en la que Hayek lo proponía: como un problema de coordinación (O’Driscoll, 
1977) inserto en lo que, para él, representa la principal interrogante de las 
ciencias sociales:
How can the combination of fragments of knowledge existing in differ-
ent minds bring about results which, if they were to be brought about 
deliberately, would require a knowledge on the part of the directing 
mind which no single person can possess? (Hayek, 1948a, pág. 54)
Para abordar el fenómeno de la pobreza desde esta perspectiva, la atención 
se debe centrar en las acciones de los actores involucrados, concretamente 
en las maneras en las que se relacionan, comunican, aprenden mutuamente y 
coordinan sus actividades, así como en el marco institucional que surge para 
facilitarlo. Las discusiones sobre las estadísticas y la desigualdad deben pasar a 
un plano complementario, alejado del núcleo del debate.
Aunque Hayek empleaba la noción de coordinación fundamentalmente para 
explicar el camino hacia la condición de equilibrio (O’Driscoll, 1977) y para discutir 
la generación de prosperidad (Hayek, 1945, 1948a), es posible extrapolarlo y 
utilizarlo como un marco de referencia para comprender el fenómeno de la 
pobreza. De hecho, la tendencia a la coordinación de la acción humana es parte 
del núcleo central del programa de investigación de la Escuela Austriaca (Rizzo, 
1982). De ahí que una premisa del presente trabajo es que la pobreza debe 
ser comprendida como el resultado de una coordinación deficiente entre los 
individuos, o bien de una falta de coordinación. Como lo señalan Narayan et al. 
(2000), la capacidad de los pobres para organizarse (i.e. coordinarse) equivale 
a su capital social, el cual constituye su mayor activo. 
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Continuando con la tradición de la EAE, esta vez en los términos de Israel 
Kirzner (1997), podría hablarse de una ausencia de descubrimiento empresarial8 
producto de la falta de marcos institucionales adecuados. Las condiciones 
institucionales que subyacen a esta mala coordinación —o a la ausencia de 
coordinación— es uno de los temas centrales del presente trabajo.
En la siguiente sección se profundizará en el tema de las instituciones, pero 
antes de avanzar se hace necesario proponer una definición de pobreza que 
sintetice lo expuesto hasta este momento y permita avanzar en la discusión: 
la pobreza es la condición de escasez material que resulta de un deficiente 
proceso de coordinación social. 
4. El Marco Institucional de la Pobreza
But there also are certain superindividual schemes of thought, 
namely, institutions, to which the schemes of thought of the first order, 
the plans, must be oriented, and which serve therefore, to some extent, 
the coordination of individual plans. (Lachmann, 1977, pág. 62)
Si se asume que la condición de pobreza es el resultado de un deficiente 
proceso de coordinación entre los miembros de una sociedad, se hace necesario 
escudriñar las características y condicionantes de los engranajes que facilitan 
–o dificultan– la interacción y coordinación: las instituciones. Este rol de las 
instituciones como facilitadores de la coordinación es precisamente lo que señala 
Ludwig Lachmann en el epígrafe con el que inicia esta sección. Otros autores 
también ponen énfasis en el rol coordinador de las instituciones, entre ellos, 
Peter Boettke en un estudio sobre la obra de Hayek: “[t]he social institutions 
that arise through the voluntary association of thousands of individuals serve 
to guide individuals in the process of mutual accommodation” (Boettke, 1990, 
pág. 69).
En los siguientes párrafos de esta sección se hace una breve exposición del origen 
y características de las instituciones desde el enfoque de la Nueva Economía 
Institucional, poniendo énfasis en su impacto en el desarrollo económico. Para 
finalizar, se destacarán los vacíos del enfoque institucional para explicar la 
condición de pobreza.
8. En términos reales no es posible hablar de una ausencia total de “descubrimiento empresarial”, 
pero puede inferirse que, en el caso de personas en condición de pobreza, estos descubrimientos 
tienen un impacto limitado.
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Generalidades sobre las instituciones y la perspectiva institucional en la economía
De acuerdo con Geoffrey M. Hodgson (2006), el uso del término institución o 
instituciones en las ciencias sociales ha tenido una amplia expansión en los 
últimos años. En el caso de la economía, la sub-disciplina conocida como Nueva 
Economía Institucional (North, 2012) toma las instituciones como eje central 
para intentar comprender el funcionamiento del sistema económico alejándose 
de la tradición mainstream o neoclásica de aislar las variables. Desde esta 
perspectiva, cualquier sistema económico –ya sea que genere prosperidad 
o pobreza– descansa sobre un conjunto de instituciones. Por institución se 
entiende, en términos generales, el conjunto de normas o convenciones que 
facilitan la coordinación entre las personas. En palabras de Douglass North, 
“[institutions] are the humanly devised constraints that structure political, 
economic and social interaction… Throughout history, institutions have been 
devised by human beings to create order and reduce uncertainty in exchange” 
(North, 1991, pág. 97). 
Dado que es posible confundir el significado de instituciones con el de reglas, 
Hodgson ofrece una definición que aclara esa posible confusión, al tiempo que 
intenta resolver lo que para él son ambigüedades en la mirada de North: “I 
define institutions as durable systems of established and embedded social rules 
that structure social interactions, rather than rules as such. In short, institutions 
are social rule-systems, not simply rules” (Hodgson, 2006, pág. 13) [cursivas en 
el original].
Al hablar de instituciones se debe distinguir entre dos tipos básicos: (a) las 
informales, que están constituidas por elementos culturales como por ejemplo 
los tabús, tradiciones o códigos de conducta, y (b) las formales, que son el 
resultado de hacerlas explícitas mediante las constituciones, las leyes o los 
derechos de propiedad, por citar algunos (North, 1990; North 1991). Éstas, 
junto con los mecanismos o características para “hacer cumplir” las normas 
(enforcement characteristics) constituyen la estructura institucional de una 
sociedad y definen su sistema de incentivos económicos (North, 2005).
El impacto de las instituciones en el desarrollo económico de un país y, por lo 
tanto, en sus niveles de pobreza, es abordado ampliamente por North, quien 
afirma que la historia del progreso o estancamiento económico de un país es 
consecuencia directa de su evolución institucional: “Institutions provide the 
incentive structure of an economy; as that structure evolves, it shapes the 
direction of economic change towards growth, stagnation, or decline” (North, 
1991, pág. 97). Esta premisa da la pauta para abordar el fenómeno de la 
pobreza desde una perspectiva institucional. Dicho abordaje puede hacerse 
desde la óptica de las instituciones formales, desde las informales, o desde 
ambas (Williamson & Mathers, 2011). 
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No obstante, aunque en muchas ocasiones son pasadas por alto, las instituciones 
informales son las que posibilitan una mayor y mejor comprensión del progreso 
económico y de la pobreza. North lo plantea de esta forma al cierre de su ensayo 
“Institutions” (1991): “What is it about informal constraints that gives them such 
a pervasive influence upon the long-run character of economies?” (pág.111). Para 
responder a esta pregunta es menester abordar el papel preponderante que juegan 
la herencia cultural y las creencias en las estructuras institucionales. Continuando 
con North, “[w]e cannot see, feel, touch, or even measure institutions; they are 
constructs of the human mind” (North, 1990, pág.106).
La relación causal entre cultura, instituciones y desempeño económico
Tradicionalmente los economistas en la corriente mainstream se han 
rehusado a abordar el impacto de la cultura en los fenómenos económicos. 
Esto obedece, en parte, a la dificultad de reducir los fenómenos culturales a 
hipótesis capaces de ser testeadas empíricamente (Guiso, Sapienza, & Zingales, 
2006). Sin embargo, si se reconoce y acepta la influencia de las instituciones 
—principalmente las informales— en los fenómenos económicos y sociales —
en este caso, la pobreza—, no es posible obviar la influencia de la cultura.9
En esta línea de pensamiento, Peter Boettke (2001) enfatiza la necesidad de 
abordar cuestiones como la riqueza de las naciones y la desigualdad entre éstas 
desde una perspectiva multidisciplinaria, que integre la información empírica 
obtenida a través de la econometría tradicional con supuestos desarrollados 
en otras áreas de las ciencias sociales, por ejemplo, la etnografía. Contrario a 
lo que podría asumirse, adoptar la cultura como punto de partida del análisis 
económico no implica abandonar los supuestos del individualismo metodológico 
en función de un cierto determinismo cultural. Esta idea es relevante para este 
trabajo y requiere ser expuesta en los términos en que Boettke lo hace:
In making this turn, individual decision-making is not to be overlooked, 
but the context of decision moves to the center of analysis as opposed 
to the behavioral assumptions, and economic actions are recognized 
as embedded within an environment, rather than disembedded and 
abstract. In other words, there is no necessary reason to jettison the 
methodological individualism–the hallmark of rational-choice social 
science–but the methodological individualism practiced would not 
be the atomistic individualism of mainstream price theory. A more 
institutional individualism–which steers between both atomistic 
individualism and holistic institutionalism–emerges as the basic 
methodological starting point of analysis for political economy and 
social theory. (Boettke, 2001, pág. 249)
9. En el reciente “Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador 2013” (2013b) el Programa de las 
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) pone un especial énfasis en los factores culturales que 
inciden en la condición de pobreza.
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teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
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Este autor sugiere que la tradición y la cultura configuran marcos institucionales 
compuestos por reglas explícitas e implícitas en los que se sustentan las 
decisiones y acciones individuales. Para él, la influencia de la cultura en las 
instituciones puede sintetizarse de la siguiente manera:
Institutions, following the New Institutionalist literature, are defined 
as those formal and informal rules which govern human behavior. 
Culture, as I am discussing the term, refers to those beliefs and ritual 
practices which legitimate institutions. In order to develop a theory of 
institutional change and acceptability, institutions must be linked to 
culture. (Boettke, 2001, pág. 254)
Por ejemplo, en tradiciones culturales en las que se concibe que las mujeres 
tienen un valor inferior que el de los hombres, surgen instituciones informales 
como la discriminación educativa o laboral, que tienen un fuerte impacto en el 
desarrollo económico y en la pobreza.10
De la relación causal entre cultura e instituciones surge la propuesta de Boettke 
de aplicar el teorema de la regresión (regression theorem) de Ludwig von 
Mises a los procesos de cambio institucional. Esto implica que las instituciones 
que persisten o se adhieren11 son aquellas con una raíz cultural susceptible 
de ser rastreada. Así, la institución del dinero solo es posible en un contexto 
cultural en el que ya hay una práctica de intercambio. De igual forma, el orden 
liberal y su correspondiente marco institucional se desarrollan a partir de bases 
culturales como el respeto a la propiedad privada que es consecuencia de 
reiteradas transacciones de intercambio en el mercado. Este teorema tiene 
fuertes implicaciones para el área de las políticas públicas y económicas, pues 
sugiere que cualquier nueva regla del juego, e.g. una legislación, únicamente 
será exitosa si se acopla a las normas culturales imperantes. Retomando el 
ejemplo de la discriminación a las mujeres, resulta difícil pensar que mediante 
legislaciones sea posible igualar sus derechos y condición de vida real. De 
acuerdo con Boettke, “[e]conomics may establish the properties of alternative 
rules, but culture and the imprint of history determine which rules can stick in 
certain environments” (Boettke, 2001, pág. 257) [cursivas en el original].
Investigaciones más recientes de Boettke, Coyne y Leeson (2008) les han llevado 
a proponer una taxonomía de instituciones que permite analizar su capacidad 
de adherirse (stickiness) a una sociedad. Esta taxonomía parte de dos tipos 
de orígenes opuestos. Por una parte, están las instituciones que emergen 
espontáneamente, desde dentro del grupo social y que son de carácter informal; 
los autores las llaman indigenously introduced endogenous institutions (IEN). Al 
10. Ejemplos concretos de este caso pueden verse en Narayan et al. (2000).
11. Boettke utiliza el término en inglés stick para referirse a la cualidad de las instituciones que 
perduran o se insertan en la sociedad. 
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 15
otro extremo se encuentran las que son impuestas desde fuera y reciben el 
nombre de foreign introduced exogenous institution (FEX). Se identifica, además, 
un tipo de institución que representa una suerte de término medio entre las IEN 
y las FEX; se trata de las indigenously introduced exogenous institutions (IEX), 
que comprende a las que tienen un origen externo pero son impulsadas desde 
dentro. Para los autores, cualquier modificación institucional del tipo FEX o IEX 
que se pretenda instalar para, por ejemplo, potenciar el desarrollo económico, 
será adoptada por las personas únicamente si posee rasgos rastreables hasta 
una IEN, es decir, si se cumple el teorema de la regresión. En sus términos,
[s]uccessful institutional changes in developing parts of the world must 
have IEN institutions at their core. We place this claim at the center 
of the New Development Economics. To determine if any particular 
development-community proposal for institutional change meets this 
criteria, we suggest the following test: If the proposed change cannot 
be traced back to an IEN institution, it should not be attempted. 
(Boettke, Coyne, & Leeson, 2008, pág. 344)
Aunque las IEN son necesarias para el desarrollo económico, no son suficientes. 
Además, debe destacarse que la adherencia de las instituciones de este tipo no 
presupone que tales instituciones sean beneficiosas o positivas: “institutional 
stickiness is not equivalent to institutional ‘goodness’ […] In fact, many IEN 
institutions are themselves growth inhibitors” (Boettke et al, 2008, pág. 345) 
[cursivas en el original]. Poniendo un ejemplo extremo, una agrupación social 
en cuyo interior no existe el respeto a la vida e integridad de las personas 
(el irrespeto a la vida equivaldría a una IEN) no sería capaz de establecer 
los mecanismos de cooperación y coordinación necesarios para alcanzar la 
prosperidad, quedándose condenada a vivir en un perpetuo conflicto, a pesar de 
que en algún momento se dicte una ley que pretenda poner fin a esa práctica.
La necesidad de observar y respetar las instituciones informales endógenas 
es ampliamente discutida y respaldada por Easterly (2013), quien critica los 
supuestos de la Economía del Desarrollo y los esfuerzos de los organismos 
multilaterales por resolver el problema de la pobreza y el desarrollo a través 
de la imposición de instituciones formales estandarizadas. El autor se refiere a 
la práctica de la “pizarra en blanco” (blank slate), que supone la factibilidad y 
conveniencia de pasar por alto la herencia cultural de los “beneficiados”. Estas 
políticas derivadas de un análisis estático en un ambiente altamente dinámico 
tienden a producir resultados negativos en el largo plazo (North, 2005).
Para precisar conceptualmente y con mayor nivel de detalle la relación 
causal entre la cultura, las instituciones y el desempeño económico, resulta 
de utilidad sintetizar el trabajo de North (2005). Para ello, se ha elaborado 
un diagrama (Figura 1) que se explica de la siguiente manera: a través de 
su historia, los grupos sociales producen de manera dinámica un conjunto 
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
16
de normas, valores e ideas que se transmiten de generación a generación; 
a este proceso se le denomina herencia cultural. Esta herencia cultural se 
manifi esta a través de un conjunto de artefactos, por ejemplo, un sistema 
de creencias, marcos institucionales (compuestos por instituciones informales 
y formales), herramientas, instrumentos y tecnologías. De este conjunto de 
artefactos destacan dos: el sistema de creencias y las instituciones. El primero 
corresponde a la representación interna de la herencia cultural; el segundo (las 
instituciones) son la manifestación externa de las creencias, es decir, aquello 
que es posible observar a través de comportamientos, rituales, códigos de 
conducta, etc. La relación causal entre ambos artefactos (destacada con una 
fl echa más gruesa en el diagrama) es fundamental para comprender el origen de 
las instituciones, principalmente las informales. Tanto el sistema de creencias 
como las instituciones dan origen al stock (o cúmulo) de conocimientos que la 
sociedad emplea para hacer frente a sus desafíos y oportunidades. El capital 
humano –sea extenso o limitado– con el que cuenta una agrupación social es un 
producto directo del stock de conocimientos que haya conseguido construir a 
través de la concreción institucional de su sistema de creencias. Finalmente, el 
éxito o fracaso económico de una sociedad está determinado por la interacción 
de todos los artefactos antes destacados, pero fundamentalmente por las 
organizaciones que resultan de las instituciones y que producen un camino de 
dependencia (path dependence) difícil de modifi car en el corto plazo. Esto 
respalda el escepticismo de Boettke, Coyne y Leeson (2008) acerca de las FEX 
como un mecanismo de desarrollo económico.
La línea argumentativa de North permite comprender por qué los autores 
neo institucionalistas defi enden que el cambio institucional y el desarrollo 
económico tienen su origen en las creencias y la cultura, más que en los cambios 
deliberados efectuados en las instituciones formales.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 17
Estas elaboraciones teóricas sobre la influencia de la cultura y las instituciones 
informales en el desarrollo económico han sido puestas a prueba empíricamente. 
A continuación se presentan algunos ejemplos.
Aproximaciones empíricas al impacto de la cultura en la economía
Tanto Boettke et al (2008) como Williamson (2009) presentan evidencias 
empíricas de diversas regiones del mundo que refuerzan la tesis de que la 
instituciones informales o culturales influyen fuertemente en el desarrollo 
económico, así como que las instituciones formales son exitosas únicamente 
si se basan en instituciones informales previas. Las conclusiones de Claudia 
Williamson presentan implicaciones importantes para el diseño de políticas 
públicas que busquen disminuir la pobreza:
Informal constraints must exist in order to achieve economic success. 
It is possible to achieve positive returns from codifying these informal 
institutions. However, the likelihood of governments in developing 
countries having the knowledge and incentives to choose the right 
formal institutions is small. Most importantly, the idea that institutional 
arrangements are identifiable and transportable should now be taken 
with serious caution. (Williamson C. R., 2009, pág. 384)
Por su parte, Guiso, Sapienza y Zingales (2006) investigan el impacto de las 
creencias previas (prior beliefs) y los valores en el desempeño económico. Para 
esto se basan en dos variables exógenas que permiten evitar la influencia en dos 
vías o causalidad circular: la etnia y la religión. Su conclusión es que las hipótesis 
culturales pueden ser testeadas de formar rigurosa y que resultan ser relevantes 
en asuntos económicos como los niveles de ahorro en un país (Guiso, Sapienza, 
& Zingales, 2006, págs. 45-46). Valentin Seidler analiza la forma y el grado 
de éxito con que instituciones formales son transferidas intencionadamente 
(transplant effect) en sociedades africanas, destacando el rol preponderante 
de las instituciones locales ya existentes para que las nuevas sean aceptadas 
(Seidler, 2014). Las investigaciones de Tabellini en diversas regiones de Europa 
cruzando datos históricos, macroeconómicos y resultados de las Encuestas 
Mundiales de Valores (World Value Surveys) indican que los factores culturales 
siguen siendo un enigma para explicar a cabalidad el desarrollo económico, sin 
embargo, el autor esgrime las siguientes conclusiones, que resultan importantes 
para el presente trabajo:
Two sets of cultural traits appear to be favorable to economic 
development. The first trait resembles what earlier studies have 
called “social capital,” and is captured by the variables trust (having 
trust in other people) and respect (appreciating the virtue of having 
tolerance and respect for others in children). The second trait can be 
interpreted as confidence in individual, and is captured by the variable 
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
18
control (feeling in control of one’s life) and, in a negative sense, by the 
variable obedience (appreciating obedience in one´s own children). 
These cultural traits can influence economic development directly, or 
indirectly through the functioning of current institutions. (Tabellini, 
2010, pág. 711) [cursivas en el original]
Estas conclusiones de Tabellini son afines a las conclusiones de las investigaciones 
de otros autores, algunos de ellos con trabajos dirigidos a audiencias no 
académicas. Por ejemplo, la idea de la confianza como un valor determinante 
para la prosperidad económica es desarrollada extensamente por Francis 
Fukuyama (1996), quien explica el desempeño económico y social de países como 
Alemania y Japón a partir del nivel de confianza que culturalmente poseen. Por 
su parte, las dimensiones culturales de control sobre la vida de uno mismo y la 
obediencia pueden verse en los estudios de Geert Hofstede sobre las diferencias 
culturales (Hofstede, 1999). Para este autor la cultura, en la forma de valores 
predominantes, es una condición necesaria pero no suficiente para explicar el 
desarrollo económico. De acuerdo con él, hay otras dos condiciones necesarias 
a las que ya se ha hecho alguna referencia en este trabajo: la existencia de 
un mercado (que puede entenderse como un espacio de coordinación social) 
y un contexto político (i.e. instituciones formales) que posibilite el desarrollo 
(Hofstede & Harris Bond, 1988).
Coyne y Mathers (2011) llevan el análisis a una etapa previa a la conformación 
de valores y creencias al estudiar el impacto económico de los rituales. Aunque 
su investigación no se basa en evidencia empírica de primera mano, su abordaje 
del tema es sumamente valioso para los propósitos de este documento, 
especialmente porque –a través del papel que desempeñan los rituales– 
establecen un vínculo entre la interacción de las personas y los procesos de 
coordinación que resultarán en el mayor o menor desarrollo económico y 
bienestar de los individuos:
[R]ituals can facilitate or prevent interactions, which will have real 
effects on economic outcomes for better or worse…. In other words, 
the willingness of someone to trade with a stranger ultimately requires 
that people respond in-kind and deliver on their responsibilities and 
agreements. Within this context, to the extent that rituals play a role 
in communicating trust and reciprocity, they can have a positive effect 
on economic outcomes. Likewise, to the extent that rituals constrain 
interactions by excluding outsiders, they can have a negative effect on 
development. (Coyne & Mathers, 2011, pág. 75)
Esta referencia a la exclusión y la distinción simbólica entre “ellos” y “nosotros” 
que los autores plantean más adelante en su artículo será retomada en la 
próxima sección, pues permitirá complementar el enfoque institucional con 
miras a construir un marco teórico multidisciplinario de la pobreza.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 19
En este punto se hace necesario destacar que, así como muchos trabajos 
defienden la influencia predominante de las instituciones informales (culturales) 
en el desarrollo económico, también hay miradas que sugieren que el énfasis 
debe ponerse en las instituciones formales. Un buen ejemplo es Hernando de 
Soto, quien sostiene que una institución formal como los derechos de propiedad 
tendrá un impacto económico positivo a pesar de ser impuesta y no responder 
a un rasgo cultural. De hecho, critica directamente las explicaciones culturales 
del fenómeno del subdesarrollo:
Modestamente sugiero que antes de que cualquier gran señor que vive 
campana de vidrio adentro intente convencernos de que tener éxito 
en el capitalismo exige ciertos rasgos culturales, esperemos primero 
a ver qué sucederá cuando los países en vías de desarrollo y los que 
salen del comunismo establezcan sistemas de derechos de propiedad 
capaces de crear capital para todos… Los argumentos culturales irán 
siendo descartados a medida que se vayan dejando sentir los efectos 
de tener buenas instituciones políticas y leyes de propiedad. (de Soto, 
2001, págs. 248-249)
El vacío del enfoque institucional para comprender la pobreza
Hasta este punto se han presentado los componentes iniciales para construir 
un marco teórico que permita analizar el fenómeno de la pobreza desde la 
situación de quienes viven en esa condición, alejado del enfoque tradicional 
centrado en datos, indicadores y estadísticas. Estas bases pueden resumirse en 
las siguientes tres ideas: (1) la condición de pobreza debe comprenderse como 
el resultado de un deficiente proceso de coordinación social; (2) el proceso 
de coordinación (o descoordinación) que conduce a la pobreza se basa en un 
marco institucional conformado por instituciones formales, informales y sus 
mecanismos de cumplimiento que definen los incentivos en un grupo social; (3) 
por sus raíces históricas y culturales, las instituciones informales son las que 
mayor influencia tienen en el desarrollo económico, pues de ellas depende el 
funcionamiento de las instituciones formales.
No obstante este enfoque institucional permite esbozar una comprensión 
general del fenómeno de la pobreza, hay que reconocer que el problema amerita 
un esfuerzo mayor por incorporar al análisis los elementos que anteceden a 
la formación de las instituciones informales. Solo de esta manera se estaría 
partiendo verdaderamente de la acción humana y, para estos efectos, la Nueva 
Economía Institucional carece de los instrumentos teóricos y conceptuales 
necesarios. Esto se debe, a juicio del autor de este trabajo, a que se asume  que 
el paso de las creencias y los valores al de la conformación de las instituciones 
informales se produce de forma casi automática, sin considerar ningún tipo de 
etapa intermedia, como si las instituciones tomaran forma instantáneamente. 
Pero entre el sistema de creencias (i.e. representación interna de la cultura) y 
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
20
las instituciones (i.e. su manifestación externa) no necesariamente hay un único 
camino o posibilidad. Por el contrario, la ruta de las creencias y los valores al de 
las instituciones está marcado por alternativas que responden a confi guraciones 
sociales concretas y a los problemas puntuales que las personas deben resolver. 
Al respecto, Ann Swidler sugiere que la manera en la que la cultura infl uye en 
las acciones de los individuos no es a través de una relación directa entre los 
valores y la acción, sino proporcionando un conjunto de herramientas (hábitos, 
habilidades, estilos) que permiten a la persona desarrollar una estrategia de 
acción para desenvolverse en diferentes circunstancias y contextos (Swidler, 
1986). Aplicando estos conceptos a la condición de pobreza, la autora hace 
referencia a investigaciones que señalan que los pobres y las clases medias 
comparten los mismos valores y aspiraciones, por lo que los comportamientos 
–y, por lo tanto, las instituciones informales– que caracterizan a unos y otros no 
pueden explicarse únicamente a partir de factores culturales. Swidler sintetiza 
esta idea de la siguiente manera:
Culture in this sense is more like a style or a set of skills and habits 
than a set of preferences or wants. If one asked a slum youth why he 
did not take steps to pursue a middle-class path to success (or indeed 
asked oneself why one did no pursue a different life direction) the 
answer might well be not “I don’t want that life,” but instead, “Who, 
me?” One can hardly pursue success in a world where the accepted 
skills, style and informal know-how are unfamiliar. One does better 
to look for a line of action for which one already has the cultural 
equipment. (Swidler, 1986, pág. 275)
Esta concepción de la cultura como un tool kit que permite diseñar estrategias 
de acción cuenta con el respaldo de programas de investigación tanto en la 
sociología contemporánea como en la psicología cognitiva (DiMaggio, 1997), y 
aporta una nueva interrogante en el intento de construir un marco teórico de 
la pobreza: ¿qué factores infl uyen en la estrategia de acción de las personas 
en condición de pobreza? En la Figura 2 se muestra el lugar que ocupa esta 
pregunta en la argumentación que se ha venido presentando.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 21
En la siguiente sección se intenta responder a la interrogante arriba planteada 
integrando al análisis conceptos y miradas propias de la Nueva Sociología 
Económica, particularmente las ideas de Mark Granovetter y Richard Swedberg.
5. Las Redes Sociales: Origen del Marco Institucional
Emphasis is placed on how economic activity comes to be 
coordinated by groups of people rather than carried out 
by isolated individuals. (Granovetter, 1992, pág. 3)
El punto de partida de esta sección es la crítica que se hiciera a la Nueva 
Economía Institucional por asumir que las instituciones son un producto directo 
de los factores culturales. Para comprender las dinámicas que configuran las 
instituciones se recurre a la Nueva Sociología Económica, aprovechando el 
interés que comparte con los economistas institucionales por incorporar el 
análisis de las instituciones sociales a la acción económica.
A manera de antecedentes, merece la pena recordar que hasta el siglo XIX no 
había mayor diferencia entre la sociología y la economía o, dicho de mejor 
manera, los problemas sociales y los económicos eran abordados de forma 
conjunta (Swedberg & Granovetter, 1992). A medida ambas ciencias fueron 
tomando caminos diferentes, surgió una rama de la sociología que se denominó 
sociología económica y que tuvo en Max Weber a uno de sus principales 
exponentes. Desde sus inicios hasta la fecha, el propósito general de la 
sociología económica ha sido la aplicación de la perspectiva sociológica a los 
fenómenos económicos (Swedberg, 2006) y, concretamente, llenar el vacío que 
propició la corriente económica neoclásica al ignorar el rol de las instituciones 
en las actividades económicas de los individuos (Swedberg, 1997). A partir de 
mediados de la década de los ochenta del siglo XX se puede observar un renacer 
del interés de los sociólogos por integrar el estudio de las instituciones al de los 
problemas económicos, tal como en los años previos lo venía haciendo la Nueva 
Economía Institucional. A este resurgimiento se lo denomina Nueva Sociología 
Económica12 (NSE), cuyo foco de atención es el desarrollo de una teoría 
sociológica de la construcción de las instituciones económicas (Granovetter, 
1992). Una crítica que sociólogos de esta rama hacen a la economía institucional 
es el énfasis en la condición de eficiencia como tema central en el análisis de las 
instituciones13 (Swedberg & Granovetter, 1992). Para ellos, las instituciones no 
surgen únicamente para reducir costos de transacción o para resolver “juegos 
12. Para Swedberg (1997), el punto de partida y “manifiesto” de la Nueva Sociología Económica es 
el artículo Action and Social Structure: The Problem of Embeddedness de Mark Granovetter (1985).
13. Swedberg y Granovetter (1992) eximen a Douglass North de este anclaje tan profundo en la 
eficiencia y los costos de transacción. A su juicio, esto obedece al trabajo como historiador que 
North ha desarrollado. Se destaca aquí este punto debido a que North ha sido el autor principal 
utilizado en este trabajo para construir la primera parte del marco teórico. 
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
22
de coordinación social”, sino que responden a otros condicionantes arraigados 
en el contexto social que se exponen más adelante. 
En términos generales, la NSE se ha desarrollado en tres vertientes sociológicas: 
(1) la teoría de las redes, (2) la sociología cultural, y (3) la sociología 
organizacional (Swedberg, 1997). Conceptos y enfoques teóricos de las primeras 
dos son incorporados en este trabajo para complementar el marco teórico de la 
pobreza que se viene desarrollando.
Bases conceptuales de la Nueva Sociología Económica
Tomando como punto de partida el trabajo de Mark Granovetter (1985, 1992), 
puede decirse que la NSE pretende encontrar y desarrollar un espacio teórico que 
se sitúe entre la mirada “sobre socializadora”14 de la sociología tradicional, que 
considera al individuo como el resultado del contexto en el que participa, y el 
enfoque “infra socializador”15 de la economía neoclásica, que aísla al individuo 
en un mercado idealizado de competencia perfecta en el que las relaciones 
sociales son intrascendentes e innecesarias16. Para encontrar ese punto medio el 
autor recurre a tres premisas básicas de la sociología. En sus palabras,
(1) the pursuit of economic goals is normally accompanied by that of 
such non-economic ones as sociability, approval, status and power; 
(2) economic action (like all action) is socially situated and cannot 
be explained by individual motives alone; it is embedded in ongoing 
networks of personal relations rather than carried out by atomized 
actors …; (3) economic institutions (like all institutions) do not arise 
automatically in some form made inevitable by external circumstances, 
but are ‘socially constructed’.17 (Granovetter, 1992, pág. 4)
Para trasladar estas nociones a un nivel operativo que posibilite explicar de 
manera amplia la condición de pobreza, se desarrollan a continuación dos 
conceptos centrales del trabajo de Granovetter: las redes sociales y la idea 
de embeddedness. Aunque ambos se encuentran íntimamente relacionados, se 
abordan por separado para destacar sus aportes individuales a la comprensión 
de la pobreza.
14. En inglés, oversocialized. En Ritzer (1993) se traduce al español como orientación 
“normativa”. 
15. En inglés, undersocialized. En Ritzer (1993) se traduce al español como orientación 
“atomista”. 
16. Aquí Granovetter critica lo que él considera es una versión extrema del individualismo económico 
en la economía. Esta crítica se asemeja a la de Boettke (2001) ya expuesta en este trabajo, en la 
que sugiere abandonar el individualismo atomístico para pasar a un individualismo institucional, que 
de ninguna manera implica dejar de lado las bases del individualismo metodológico. 
17. Esta última idea está explícitamente inspirada en el trabajo de los sociólogos Peter Berger y Thomas 
Luckmann (1995), quienes exponen el rol de las instituciones en la construcción social de la realidad. De 
ahí que Granovetter hable en algunos pasajes acerca de la construcción social de la economía. 
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 23
Las redes sociales como punto de partida. En un trabajo previo a los de sociología 
económica citados en este documento, Granovetter explora la influencia de 
las redes personales –particularmente las de amistad– en la difusión de la 
información, las oportunidades de movilidad laboral y la organización de las 
comunidades (Granovetter, 1973). Estas redes se configuran a partir de vínculos 
fuertes y débiles, clasificación que obedece al tiempo que los involucrados pasan 
juntos, la intensidad emocional de la relación, el nivel de intimidad y confianza 
entre ellos, y los servicios recíprocos que caracterizan el vínculo.18 Por ejemplo, 
un colega con el que se convive diariamente en el trabajo representa un vínculo 
fuerte, mientras un cliente con el que alguna vez se cerró un negocio equivale 
a un vínculo débil.
Como es lógico asumir, los seres humanos tendemos a ser parte de grupos de 
vínculos fuertes, es decir, redes en las que todos los miembros tienen una 
relación cercana, e.g., los compañeros de la universidad, los integrantes del 
equipo de fútbol del barrio o las colegas del trabajo. Al interior de estos grupos 
o redes fluye información que todos los integrantes comparten: los temas 
de conversación y los intereses individuales son muy parecidos. De ahí que 
se integren en una red. Por otra parte, a lo largo de nuestra vida solemos 
establecer vínculos con individuos que no son parte de nuestras redes más 
cercanas, pero que las circunstancias nos han llevado a conocer. Es de suponer 
que estas personas a quienes nos une un vínculo débil son a su vez parte de 
redes de vínculos fuertes que manejan sus propios flujos de información.
Para Granovetter, las personas a quienes nos unen vínculos débiles representan 
puentes que nos conectan a otras redes, ampliando el conocimiento al que 
podemos acceder:
The fewer indirect contacts one has the more encapsulated he will be 
in terms of knowledge of the world beyond his own friendship circle; 
thus, bridging weak ties (and the consequent indirect contacts) are 
important in both ways… [T]hose to whom we are weakly tied are more 
likely to move in circles different from our own and will thus have 
access to information different from that which we receive. (1973, 
pág. 1371)
Esto tiene un impacto grande en la difusión de la información, la movilidad 
laboral y la organización de las comunidades, entre otras situaciones.19 Especial 
18. Ninguno de estos factores puede definirse de manera “objetiva”; se trata únicamente de 
parámetros que permite concluir sobre la fuerza o debilidad del vínculo. En la evidencia empírica 
presentada por Granovetter (1973) se utiliza como principal parámetro el tiempo relativo que las 
personas permanecen juntas. Estos estudios no pretenden ofrecer una medida objetiva, sino más 
bien ilustrar el fenómeno. 
19. Los aportes de Granovetter en esta área representan un punto de partida para el desarrollo 
contemporáneo de la ciencia de las redes (Watts, 2004).
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
24
atención para el tema que nos ocupa tienen el segundo y tercero de estos ámbitos. 
En el caso de la movilidad laboral –partiendo del supuesto que para abandonar 
la condición de pobreza una persona debe estar en condiciones de generar un 
flujo de ingresos suficientes a través del libre intercambio de su trabajo por 
dinero20 – resulta evidente que mientras más vínculos débiles (puentes) pueda 
establecer una persona en situación de pobreza con individuos que estén en 
condición de ofrecerle o conseguirle un trabajo mejor remunerado, mayores 
son sus posibilidades de salir de la pobreza. Por el contrario, una persona que 
nace, crece y se desarrolla exclusivamente en el ámbito de una comunidad 
en situación de pobreza, sin puentes con comunidades más prósperas en las 
que hay mayor acceso a educación y trabajo, tiene mayores probabilidades de 
permanecer en la pobreza.
Para el caso de la organización de las comunidades la situación es muy similar. 
Sin la presencia de vínculos débiles que conecten a miembros de subgrupos 
con otras agrupaciones, la organización y desarrollo de la comunidad se verá 
limitada. Granovetter señala esta situación claramente: “Imagine, to begin with, 
a community completely partitioned into cliques, such that each person is tied 
to every other in his clique and to none outside. Community organization would 
be severely inhibited” (Granovetter, 1973, pág. 1373). Este tipo de aislamiento 
es el que puede observarse con facilidad en los guetos, cuyos habitantes se 
relacionan en grupos pequeños con un mínimo contacto con otras agrupaciones 
dentro del mismo territorio, ya no se diga con personas pertenecientes a 
entornos en los que podrían encontrar oportunidades laborales adecuadas para 
generar un flujo de ingresos que les permita salir de la pobreza. En síntesis, los 
vínculos débiles “evitan el aislamiento y permiten a los individuos estar más 
integrados en la sociedad” (Ritzer, 1993, pág. 449).
Al respecto de los puntos anteriores, la evidencia empírica que presentan Narayan 
et al. (2000) sugiere que cuando las personas de las comunidades pobres se 
encuentran desvinculadas de otras personas pertenecientes a comunidades de 
similares características, resulta difícil llegar al nivel de organización necesario 
en torno a temas concretos para alcanzar el progreso social. De hecho, se 
observa que los grupos de los ricos son más cohesionados que los de los pobres.
A la luz de las ideas desarrolladas por Granovetter puede afirmarse que contar 
con un número significativo21 de vínculos débiles es condición sine qua non para 
salir de la pobreza. Dicho a la inversa, una persona viviendo en condición de 
pobreza que no es capaz de establecer vínculos (débiles) con otras redes sociales, 
permanecerá en esa situación por tiempo indefinido. Estas afirmaciones nos 
20. Ciertamente esta persona también podría emprender un negocio propio y no depender de la 
venta directa de su mano de obra, sin embargo, para simplificar la argumentación ésta se ilustrará 
con casos en los que se ingresa al mercado laboral. 
21.  No es posible establecer un número “adecuado” u “objetivo” de vínculos débiles necesarios. El 
punto es señalar la importancia de los puentes en la generación de oportunidades de desarrollo. El 
calificativo significativo podría significar uno solo que resulte ser sumamente relevante. 
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 25
permiten retomar la mirada de la pobreza como un problema de coordinación, 
tal como se expuso en la sección III. Al no poder relacionarse y coordinarse
—a través de los vínculos personales débiles— con otros grupos de individuos 
que manejan información diferente, las personas en situación de pobreza 
difícilmente prosperan económicamente.
La condición de embeddedness22 de la acción económica. El concepto más 
reconocido e importante de la NSE es, precisamente, embeddedness (Swedberg, 
2006). A través de él, Mark Granovetter propuso una interpretación de la acción 
económica alejada del atomismo de la economía neoclásica, pero sin caer en la 
sobre socialización que caracteriza a algunas corrientes sociológicas que también 
han intentado abordar el problema económico (Granovetter 1985, 1992). Para él, 
las decisiones y actividades de orden económico que los individuos emprenden 
están empotradas (embedded) en las redes de relaciones interpersonales a las 
que pertenecen. Incluso las instituciones surgen a partir de estas redes y se 
desarrollan de acuerdo a sus características. Al explicar este último punto, 
Granovetter se distancia de los economistas institucionales que conciben a las 
instituciones eminentemente como respuestas a problemas de eficiencia en los 
costos de transacción. Estas ideas se sintetizan en el siguiente párrafo:
But economic institutions do not emerge automatically in response to 
economic needs. Rather, they are constructed by individuals whose 
action is both facilitated and constrained by the structure and resources 
available in social networks in which they are embedded. (Granovetter, 
1992, pág. 7).
Aunque la mayor parte de su argumentación se ejemplifica mediante evidencia 
empírica acerca de la organización de firmas y grupos empresariales, la 
propuesta de Granovetter de entender la acción económica desde el sistema de 
redes sociales a las que los individuos tienen acceso puede aplicarse al estudio 
de la pobreza, siempre y cuando ésta sea concebida como un problema de 
coordinación, tal como se ha sostenido en este trabajo23. De esta manera, la 
ausencia de un proceso de coordinación que permita a los individuos en condición 
de pobreza intercambiar su capacidad laboral y productiva con quienes están 
en condiciones de pagarla, puede encontrar una explicación en la calidad24 y 
22. Gómez Fonseca (2004) discute las posibles traducciones del concepto embeddedness –con 
la intención que lo usa Granovetter—al español. Para él, las acepciones más aceptables son 
integración, soporte, infiltración, apropiación, empotrar e incrustar, aunque concluye sugiriendo 
no circunscribirse a una sola. En Ritzer (2003) se traduce como una acción “engastada”. Ante 
tal diversidad de alternativas y, para no desviar el foco de atención de este trabajo, se utiliza el 
término en inglés, según corresponda (embedded o embeddedness).
23. La mirada tecnócrata de la pobreza no da lugar a este tipo de consideraciones, en la medida en 
que se centra en la concentración (“desigual” e “injusta”) del ingreso más que en la capacidad de 
cada persona por generar su propio ingreso. 
24. Aquí el término calidad no se utiliza en referencia a las cualidades humanas de las personas con 
quienes se interactúa, sino a la capacidad de éstas para establecer relaciones de intercambio económico.
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
26
alcance (defi nido por sus vínculos débiles) de las redes sociales a las que se 
pertenece. Redes que, eventualmente, dan lugar a las instituciones económicas 
en las que los individuos participan. Así, para Granovetter,
stable economic institutions begin as accretions of activity patterns 
around social networks. Their structures refl ects that of the networks, 
and even when those are no longer in place, the institutions take on a 
life of their own that limits the forms future ones can take; they be-
come ‘locked in’. (1992, pág. 9)
Para ejemplifi car la relación causal entre las redes sociales y las instituciones 
económicas, puede tomarse el caso de algunas regiones de África en las que los 
vínculos familiares son tan fuertes que desincentivan el ahorro y, por lo tanto, 
inhiben el desarrollo económico. Esto se da debido a que cada miembro de la 
familia tiene la “obligación” de compartir con el resto todos sus bienes y sus 
ganancias (Narayan et al., 2000).
Complementando la mirada institucional
En la Figura 2 se enfatizaba y criticaba la ausencia –en la mirada de la Nueva 
Economía Institucional, particularmente en el caso de North– de un vínculo entre 
el mundo de las ideas y la conformación de las instituciones informales.  Ese vacío 
puede ser llenado por los conceptos de redes sociales y embeddedness expuestos 
en los párrafos anteriores. En la Figura 3 se presenta esta incorporación.
 
Estos aportes de la Nueva Sociología Económica, además, refuerzan y 
complementan tres ideas que ya se expusieron en este trabajo: (1) la necesidad 
de aplicar el teorema de la regresión de Mises para analizar el cambio 
institucional (Boettke, 2001), (2) la capacidad de adherencia de las indigenously 
introduced endogenous institutions (IEN) y su utilidad al momento de aplicar el 
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 27
teorema de la regresión (Boettke et al, 2008); y (3) el peligro de aplicar una 
política de “pizarra en blanco” para diseñar soluciones técnicas al problema 
de la pobreza (Easterly, 2013). En el caso de la primera, la regresión conducirá 
al sistema de redes sociales en el que se desenvuelven los individuos y al tipo 
de acción económica que se genera a partir de estas redes. En la segunda, el 
componente endógeno es el resultado de lo que un determiando sistema de 
redes es capaz de producir. Y en el caso de la política de “pizarra en blanco”, su 
fracaso resulta de ignorar las características y la importancia de las relaciones 
entre los individuos de la región que se pretende “rescatar” de la pobreza.
6. Dando Forma a un Modelo de Análisis de la Pobreza
[L]a realidad es que aún podemos leer afirmaciones en el sentido de que las 
teorías científicas son probadas por los hechos. ¿A qué se debe esa obstinada 
oposición a la lógica elemental? (Lakatos, 1983, pág. 11)
Con el propósito organizar las ideas y conceptos expuestos hasta este punto, se 
recurre a algunas de las categorías que Imre Lakatos propone como parte de su 
metodología para programa de investigación científica25 (Lakatos, 1983). Como 
se ha venido sugiriendo en este trabajo, la pobreza no puede verse simplemente 
como “la otra cara de la moneda” de la riqueza. Los marcos institucionales en los 
que se sostiene la actividad económica de quienes viven en condición de escasez 
material y que les impiden coordinarse eficientemente con otros sujetos, tienen 
dinámicas y particularidades propias. Por este motivo se sostiene aquí que la 
pobreza, en tanto resultado de un proceso de coordinación deficiente, merece 
un modelo de análisis particular.
En cuanto a la metodología de Lakatos, se retoman dos de sus partes: el núcleo 
firme y el cinturón protector de hipótesis auxiliares. La heurística se ha dejado 
de lado debido a que requiere un desarrollo metodológico y empírico que excede 
a los alcances de este trabajo.
Para el problema que se investiga aquí, el núcleo firme está conformado por el 
problema de coordinación que, como se ha señalado antes, es uno de los pilares 
del núcleo general de la Escuela Austriaca de Economía (Rizzo, 1982). Tomar al 
proceso de coordinación social como el eje en el que se sustenta el análisis de la 
pobreza implica aceptar la condición de conocimiento disperso y subjetivo, así 
como el reconocimiento de la capacidad de las personas por aprender mutuamente 
(señalada por Hayek) y el surgimiento de una especulación empresarial para 
coordinar la satisfacción de las necesidades de los individuos (destacado por Mises) 
25. En este trabajo no se pretende desarrollar una construcción rigurosa de un programa de 
investigación en el sentido que Lakatos lo define. Como se explica más adelante, esta investigación 
representa las bases para su posterior desarrollo.
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
28
(Kirzner, 1997). Las implicaciones para el análisis de la pobreza se sintetizan en la 
siguiente afirmación: una persona se mantiene en condición de pobreza cuando 
no es capaz de coordinar con otros un intercambio productivo, que le permita 
satisfacer sus necesidades materiales más elementales.
El cinturón protector de este núcleo está compuesto por tres hipótesis auxiliares. 
La primera se origina en la Nueva Economía Institucional y si sintetiza así: el 
marco institucional que facilita o dificulta la coordinación entre los individuos se 
sostiene en un conjunto de instituciones informales, basadas en las creencias y 
herencia cultural de los participantes. Esto implica que cualquier formalización 
institucional —a través de normas o leyes— debe derivarse de las raíces culturales. 
La segunda hipótesis auxiliar se extrae de la Nueva Sociología Económica (NSE) y 
se vincula fuertemente a la primera: las instituciones informales se configuran 
de acuerdo a las redes sociales a las que pertenecen los individuos. De esta 
forma, redes muy cerradas que se caracterizan por la desconfianza hacia otras 
redes, generarán instituciones informales que acentuarán esa desconfianza, 
impidiendo la coordinación más allá del grupo social más próximo. La tercera 
hipótesis también se origina en la NSE y tiene que ver con la importancia de 
los vínculos débiles a la que hacía referencia Granovetter: las personas que 
viven en situación de pobreza tienen pocos vínculos débiles que los conecten 
a redes en las que podrían coordinar de manera más eficiente y efectiva su 
capacidad productiva. Dicho en otros términos, las comunidades de personas 
pobres se encuentran socialmente aisladas, haciéndose evidente la distinción 
entre “ellos” y “nosotros” de la que hablan Coyne y Mathers (2011).
Poniendo a prueba la relación entre los elementos del modelo de análisis
A pesar que en este trabajo no se ha pretendido en ningún momento obtener y 
sistematizar evidencia empírica, se hace uso de un ejemplo práctico para poner 
a prueba la capacidad de explicar la condición de pobreza del núcleo firme e 
hipótesis auxiliares. La intención es únicamente ilustrar el valor teórico del 
modelo, no validarlo empíricamente.
Se trata de la historia de vida Félix,26 un salvadoreño de treinta y siete años de 
edad quien, en menos de siete años, pasó de vivir en la comunidad en la que 
nació y creció en un ambiente de pobreza, a comprar una casa en una zona 
de clase media, en la que ahora habita con su esposa y sus cuatro hijos. Su 
transición de trabajar de manera informal en una discoteca móvil a desempeñarse 
como Supervisor Regional de Eventos en uno de las empresas de publicidad más 
importantes de Centro América —sin haber cursado estudios universitarios o 
26. La historia que se utiliza en el ejemplo es real. Para efectos de presentarla, se realizó una 
entrevista en profundidad al sujeto, obteniendo su consentimiento para publicarla en este 
trabajo. Se empleó este método poco común en análisis económicos siguiendo la sugerencia de 
Boettke (2001) ya expuesta en páginas anteriores: es necesario dotar al análisis económico de una 
perspectiva multidisciplinario, utilizando, por ejemplo, los aportes de la etnografía. 
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 29
especializados— puede explicarse utilizando el modelo de análisis propuesto. Para 
ello se parte de las hipótesis auxiliares para luego concluir en el núcleo firme. 
Un marco institucional (informal) que dificulta la coordinación. Al igual que 
buena parte de los jóvenes que viven en su comunidad de origen –localizada en 
la ciudad de San Salvador– Félix tuvo su primer hijo cuando aún era muy joven. 
Él lo adjudica al tiempo libre del que todos disponen durante el día, mismo que 
utilizan para deambular por las calles o jugar béisbol en el estadio contiguo 
a la comunidad. Esta situación hace que la planificación de una ruta de vida 
en la que los estudios sean un elemento central quede fuera del panorama. 
Desde muy jóvenes, aquellos que asumen la responsabilidad de su paternidad 
deben trabajar para procurar el sustento de su familia. Lo normal es aprender 
empíricamente algún oficio y practicarlo de la forma que sea. Desarrollarse 
profesionalmente no es una espiración que se persiga con ahínco. El denominador 
común es vivir la vida día a día. Al carecer de un lugar en el que habitar con su 
pareja, Félix construyó su vida familiar en la pequeña casa de su madre. Hasta 
hace poco, vivían los siete (él, su esposa, cuatro hijos y su madre) en un espacio 
de unos ocho por ocho metros.
Estas instituciones culturales en las que se sustenta la actividad económica 
de los jóvenes de la zona —ausencia de planificación, responsabilidad familiar 
temprana, informalidad en el trabajo como algo natural— indudablemente 
tiene un impacto negativo en el tipo de coordinación que se puede establecer 
con otras personas.
Las características de las redes sociales configuran las instituciones. Las 
instituciones culturales en la que se sostenía la actividad económica de Félix 
son el resultado de las redes sociales en las que se desenvolvía. Como ya se 
mencionó, su comunidad está ubicada junto a un estadio de béisbol. Esto hace 
que el interés de los jóvenes de la zona por ese deporte sea grande, al punto 
que la gran mayoría lo practica diariamente. Como un dato al margen, en El 
Salvador el béisbol no cuenta con una estructura profesional que permita crecer 
económicamente a quienes lo practican. Son muy pocas las personas de la zona 
que, sin haber emigrado a otro país, han logrado abandonar la condición de 
pobreza. Esto hace que no existen “ejemplos a seguir” para los más jóvenes.
El tiempo dedicado al deporte –sin llegar a practicarlo profesionalmente–, la 
falta de referentes de superación en la zona y poco contacto con otros sectores 
de la población son posibles explicaciones a las instituciones arriba expuestas.
La fuerza de los vínculos débiles. La situación de confinamiento en la que 
viven la mayoría de las personas de comunidades como la de Félix provoca que 
los vínculos con otras redes sean escasos. En el mejor de los casos, se relacionan 
con otros grupos en situación económica similar, por ejemplo, en la escuela o 
en torneos de béisbol amateur. Esta falta de contacto con otras redes perpetúa 
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
30
las características de la propia e imposibilita el cambio institucional necesario 
para transformar la actividad económica de la zona. Sin embargo, algunos de 
ellos logran establecer estas conexiones, aunque no siempre son aprovechadas. 
Aquí es donde la historia de Félix toma un rumbo diferente. 
La práctica del deporte desde la juventud permite a algunos participar en 
ligas de softbol amateur para adultos en las que juegan personas que tienen 
una situación económica más próspera. Jóvenes como Félix participan como 
refuerzos en equipos que son financiados por estas personas. Esto genera 
grandes oportunidades para establecer vínculos débiles y tender puentes con 
otras redes. Incluso, algunos de los jóvenes refuerzos reciben un pago por 
cada partido jugando. De hecho, muchos lo ven como una fuente de ingresos, 
alcanzando el grado de institución informal: “solo formo parte de un equipo si 
me pagan”. En el caso de Félix, la situación nunca fue así. Él jugaba para uno 
de estos equipos solo por diversión, sin exigir dinero por hacerlo. Esto llamó la 
atención de uno de los integrantes del equipo, que es uno de los principales 
directores de la empresa en la que Félix se ha desarrollado. Al ver que su 
comportamiento era diferente le ofreció un trabajo sencillo, que no requería 
de preparación previa. Poco a poco, Félix ha ido ascendiendo hasta ocupar un 
cargo que le permite llevar una vida más holgada: ya tiene una casa propia, sus 
hijas asisten a un colegio privado y luego ingresarán a la universidad. Aunque él 
considera que aún no ha salido del todo de la condición de pobreza, lo cierto es 
que hoy está en condiciones de planificar su futuro.
De la descoordinación a la coordinación. Como se ha venido sosteniendo, 
la pobreza resulta de la incapacidad de coordinarse eficientemente. En el 
caso de los jóvenes de la comunidad en la que vivió nuestro sujeto, la falta 
de una coordinación eficiente es evidente. En la medida en que no consigan 
intercambiar su fuerza laboral de manera formal y consistente en el tiempo 
resulta improbable que abandonen la condición de pobreza en la que siempre 
han vivido. Esta falta de coordinación es el resultado de marcos institucionales 
que la impiden, sustentados en redes sociales estrechas. 
En el caso de Félix, quien ahora está en condiciones de coordinar su actividad 
económica con personas dispuestas a pagarle un buen salario, el punto de 
inflexión estuvo en la ampliación de su red social. Un vínculo débil —alguien a 
quien solo veía una vez por semana en un juego de softbol— le permitió acceder 
a un nueva red social en la que aprendió cómo desenvolverse en un ambiente de 
oficina. Entrar a esta red le permitió formar parte de instituciones que le eran 
ajenas, e.g. trabajar en base a metas o planificar su vida personal de acuerdo a 
un flujo de ingresos estable.
TEORÍA Y PRAXIS No. 29, Junio-Diciembre 2016 31
7. Conclusiones y Consideraciones Finales
La condición de pobreza en la que aún viven cientos de millones de personas es un 
tema prioritario en la agenda política y académica. Sin embargo, su abordaje es 
cada vez más abstracto y técnico. Los debates se centran en conceptos relativos 
como desigualdad o injusticia distributiva, o en estadísticas y cálculos fríos. Las 
soluciones, en consecuencia, suelen ser técnicas y de aplicación estandarizada.
El presente trabajo se desarrolló con el propósito de ofrecer una respuesta a 
la siguiente interrogante: ¿de qué manera puede estructurarse un programa de 
investigación que permita estudiar de manera sistemática y progresiva, desde 
diversas áreas de conocimiento, la condición de pobreza en la que aún viven 
cientos de millones de personas? Para contestarla se partió de la premisa que 
para alcanzar una comprensión más próxima a la realidad de quienes viven en la 
pobreza es necesario construir un marco teórico que tenga su punto de partida 
en las personas y no en las cifras. Asimismo, la complejidad del fenómeno –tal 
como sucede con todos los fenómenos sociales– exige que el modelo de análisis 
integre diversas disciplinas y enfoques.
El marco teórico que se propone tiene como eje o núcleo fuerte el problema 
de coordinación, tal como es conceptualizado en la tradición de la Escuela 
Austriaca de Economía. Lo que se sugiere es que la pobreza es el resultado de 
la ausencia de un proceso de coordinación adecuado para que se produzca un 
intercambio de recursos efectivo. Para explicar este problema de coordinación 
a partir de la cotidianidad de los individuos, respetando sus creencias y 
herencia cultural, se formularon tres hipótesis auxiliares que permiten explicar 
la presencia o ausencia del proceso de coordinación necesario para abandonar 
la pobreza: (1) la influencia de las instituciones informales como facilitadoras u 
obstaculizadoras de la coordinación (esta idea se retoma de la Nueva Economía 
Institucional); (2) la importancia de las redes sociales en la configuración de 
esas instituciones informales; y (3) el aislamiento en el que se desenvuelven 
las comunidades de personas en condición de pobreza o, dicho de otra manera, 
su falta de vínculos débiles que los conecten con otras redes de personas 
(estas últimas dos hipótesis basadas en conceptos claves de la Nueva Economía 
Sociológica).
Es importante notar que esta aproximación al tema únicamente es posible si 
se produce un cambio de paradigma en cuanto al análisis y abordaje de la 
condición de pobreza: se debe transitar de la idea de asignación de recursos al 
enfoque en el intercambio de recursos.  
¿Dónde queda el Estado en esta discusión?
Resulta difícil hablar de pobreza sin que se plantee cuál debe ser el rol del 
Estado en los esfuerzos por combatirla. A lo largo de este trabajo se ha omitido 
de manera intencional la figura del Estado para concentrar la atención en las 
Analizando la pobreza desde los pobres: propuesta de un marco 
teórico integrador. Federico Harrison Alvergue
32
dinámicas económicas, culturales y sociales que son independientes del papel 
que éste desempeñe. La coordinación social, las instituciones informales y 
las redes sociales son fenómenos ajenos al Estado, es decir, suceden tanto en 
presencia como en ausencia de éste.  
En cuanto al rol que pueda desempeñar, del modelo de análisis propuesto se 
infieren los siguientes: (1) propiciar los espacios de interacción adecuados para 
ampliar el tejido social mediante la formación de vínculos débiles; (2) respetar 
la herencia cultural al momento de formalizar las instituciones informales; y 
(3) garantizar el marco institucional necesario para una coordinación social 
eficiente. Las fórmulas del estilo de “pizarra en blanco” deben descartarse, pues 
son incapaces de adaptarse a la naturaleza de las redes sociales ya existentes. 
Numeroso ejemplos de comunidades pobres que han resuelto algunos de sus 
problemas inmediatos mediante iniciativas propias de cooperación como las 
asociaciones de ahorro y préstamo, sociedades funerarias y organizaciones 
de mujeres empresarias,27 por mencionar algunas, son muestra de cómo las 
personas son capaces de organizarse por ellas mismas.
Caminos de investigación
La principal línea de investigación que se deriva de este trabajo es la 
formalización de un programa de investigación científica en el sentido de 
Lakatos. Para ello, debe profundizarse en los elementos del núcleo firme y 
desarrollar nuevas hipótesis auxiliares que lo protejan. También es necesario 
desarrollar una heurística positiva que sugiera el camino de desarrollo.
Adicionalmente, y en apoyo a lo anterior, debe construirse evidencia empírica 
que refuerce el modelo, combinando metodologías tradicionales de la economía 
con métodos etnográficos propios del estudio de la cultura. 
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