31.
La percepción de los estudiantes de
Ingeniería de la UDB sobre las Prácticas
Profesionales
Lorena Pérez-Penup
1
lorena.perez@udb.edu.sv
Carmen Pérez-Rodríguez
2
carmen.perez@udb.edu.sv
The perception of Engineering students at UDB
about Professional Practicum
Recibido: 21 de septiembre de 2022 Aceptado: 25 de octubre de 2022
ISSN 1996-1642 Universidad Don Bosco, año 14, N° 25, julio-diciembre 2022
Resumen
La implementación de prácticas profesionales en
el currículo con enfoque por competencias es un
elemento clave para lograr el pleno desarrollo de
las competencias de los futuros profesionales. La
investigación realizada tuvo como objetivo explorar
la percepción de los estudiantes de la Facultad
de Ingeniería de la Universidad Don Bosco que
realizan prácticas profesionales con respecto a: la
selección de la empresa, el nivel de satisfacción,
la correspondencia entre la formación académica
recibida y las competencias desarrolladas, los
factores que contribuyen al éxito y sugerencias
de mejora. La metodología aplicada fue de tipo
cuantitativo, no experimental de corte transversal
con un alcance exploratorio y descriptivo.
Se recolectaron datos provenientes de una
encuesta en línea. Los resultados indican altos
niveles de satisfacción en lo relacionado con las
habilidades desarrolladas durante las prácticas,
la correspondencia con la formación académica
recibida y la riqueza de las experiencias vivenciadas.
Asimismo, indican la necesidad de sentirse
acompañados por el tutor institucional, de lograr
que las prácticas profesionales se transformen en un
proyecto integrador más que en un requerimiento
que cumplir en sus asignaturas y de sistematizar, de
manera más eficiente y transparente, el acceso a
las empresas que les recibirán como practicantes.
Palabras clave: ingeniería, competencia
profesional, desarrollo de las habilidades,
aprendizaje experiencial.
Abstract
The implementation of professional practicum in
the competency-based approach curriculum is
a key element to achieve the full development
of the competencies in future professionals.
The objective of the research carried out was
to explore the perception of the students of
the Faculty of Engineering of the Don Bosco
University who carry out professional practices
with respect to: the selection of the company,
the level of satisfaction, the correspondence
between the academic training received and the
competencies developed, factors contributing
to success and suggestions for improvement.
The applied methodology was quantitative, non-
experimental, cross-sectional, with an exploratory
and descriptive scope. Data was collected from
an online survey. The results indicate high levels of
satisfaction in relation to the skills developed during
their practicum, the correspondence with the
academic training received, and the richness of
the experiences lived in the practicum. In addition,
they indicate the need to be accompanied by
the institutional tutor, to ensure that professional
practicum becomes an integrating project rather
than a requirement to be fulfilled in their subjects
and to systematize, in a more efficient and
transparent manner, access to companies that will
receive them as apprentices.
Keywords: engineering, occupational
qualifications, skills development, experiential
learning.
1
Doctora en Estudios Ingleses Avanzados, Universidad de Salamanca, España. Profesora Investigadora del Instituto de
Investigación y Formación Pedagógica (Universidad Don Bosco), El Salvador.
2
Máster en Diseño Curricular, Universidad Don Bosco, El Salvador. Profesora Investigadora del Instituto de Investigación y
Formación Pedagógica (Universidad Don Bosco), El Salvador.
Para citar este artículo: Pérez-Penup, L., y Pérez-Rodríguez, C. (2022). La Percepción de los Estudiantes de Ingeniería de la
UDB sobre las Prácticas Profesionales. Diá-logos 25, 31-51
32.
Introducción
Uno de los principales pilares de la formación basada en el enfoque por competencias
es la conexión que debe existir entre la academia y el mundo real. Esta conexión
fundamenta en buena medida la calidad de la formación que reciben los futuros
profesionales. Por tal razón, la integración de prácticas profesionales en los planes de
estudio se vuelve una estrategia clave del proceso de enseñanza aprendizaje por
medio de la cual los estudiantes tienen la valiosa oportunidad de experimentar la
aplicación de los saberes en contextos reales.
En la Universidad Don Bosco, la adopción del enfoque por competencias ha
implicado el replanteamiento de las prácticas profesionales con el fin de asegurar un
balance entre los resultados de aprendizaje de las diversas asignaturas de los planes y
programas de formación y las demandas reales del mercado laboral. Particularmente,
en la Facultad de Ingeniería, desde la actualización de los planes de estudio bajo
el enfoque de competencias, se ha procurado reorientar la implementación de
prácticas profesionales como componente de la formación integral brindada a futuros
ingenieros. Sin embargo, aún no se han realizado indagaciones sobre la percepción
de los estudiantes en cuanto a aspectos relacionados con la ejecución de sus
prácticas en las empresas, que permitan conocer el estado actual de la ejecución
de las prácticas y aportar insumos que ayuden a mejorar la gestión de este aspecto
tan relevante de la formación profesional que oferta esta institución.
Formación Integral del Profesional
Si bien existen diferentes definiciones sobre el concepto de competencias, los
autores concuerdan que las competencias se aprenden o desarrollan y se evidencian
en la actuación en un determinado contexto o situación. La adquisición, el desarrollo
y la expresión (o inhibición) de las competencias dependen en todo momento, tanto
de los recursos personales como de las características del contexto o situación,
así como de la interacción dinámica entre ambos ámbitos (personal y situacional)
(Repetto y Pérez-González, 2007). Las competencias son integrales porque constituyen
conocimientos, habilidades y actitudes y para desarrollarlas es importante la
motivación y el querer hacer; por ello, la vinculación entre la experiencia y la práctica
puede representar un elemento clave que motive al futuro profesional al permitirle
constatar la pertinencia de lo aprendido en el contexto real.
Ser competente implica poseer habilidades para desarrollar cualquier actividad
profesional (competencias genéricas) y para desempeñarse en áreas o actividades
concretas (competencias específicas). También, implica poseer las competencias
socioemocionales tales como las que se plantean en el proyecto Tuning Educational
Structures in Europe (ej., autoconocimiento, conciencia social, habilidades de
relación y toma de decisiones responsables, entre otras) y las metacompetencias
(ej., formulación de metas auto concordantes, empatía contextual, creatividad,
autodominio, capacidad para aprender de las experiencias, entre otras). Es la
combinación integral de estas habilidades lo que resulta en perfiles profesionales
adecuados a cada disciplina (de Miguel, 2021).
33.
En la UDB, el concepto de competencias parte de la visión del pensamiento
complejo, definiéndose como:
Saber actuar de manera pertinente en contextos complejos e inciertos,
enfrentando con claros criterios de calidad, aquellos problemas que le son
propios o apropiados a la profesión, para lo cual se seleccionan y movilizan
recursos personales (conocimientos, actitudes, valores, experiencias), de redes
(de expertos, de información) y del contexto, en orden a resolverlos, estando en
condiciones de dar razón (científica, tecnológica, política, económica, ética)
de sus decisiones y haciéndose cargo de las mismas. (Bermúdez-Yánez, 2010,
p. 57)
En otras palabras, un profesional graduado de la UDB es competente porque une,
reúne, construye, relaciona y aplica lo aprendido, que está en constante cambio,
para desempeñarse exitosamente en su profesión y en la vida.
A partir del desenvolvimiento del graduado en el campo laboral, resulta conveniente
considerar la congruencia entre la formación académica y los profesionales que el
mercado laboral requiere (Follari, 2010; Martínez, 2014; Repetto & Pérez-González,
2007; Ruiz-Corbella et al., 2019). Por un lado, se plantea la disociación que pueden
mantener los planes de estudio en relación con las necesidades profesionales; es
decir, la falta de correspondencia entre la oferta universitaria y la demanda laboral. En
este sentido, se vuelve crucial realizar estudios de mercado que orienten los cambios
en los planes de estudio, ya sea para reestructurar o actualizar o crear nuevas
carreras profesionales. La pertinencia del proceso curricular se visibiliza mediante
estos diagnósticos de las necesidades locales; es decir, que la formación profesional
que brindan las universidades sea un reflejo de los profesionales que las empresas
contratantes requieran. Por ejemplo, es frecuente encontrar casos de profesores que
organizan su curso sin referencia alguna al perfil de profesional que se busca formar,
lo cual resulta en disociaciones entre lo que ofrece la universidad, y lo que luego se
le exige al profesional en su desempeño. Consecuentemente, muchos estudiantes
sienten que no los prepararon para aquello en que deberán trabajar; a veces
simplemente no pueden especificar cuáles serían sus funciones en una empresa,
pues se les formó pensando en los contenidos científicos de su disciplina, pero no en
el ejercicio profesional de su rol. Por lo tanto, la formación académica del estudiante
debe estar articulada o ser coherente con el establecimiento del perfil de egreso de
la profesión (Follari, 2010; Martínez, 2014; Ruiz-Corbella et al., 2019).
Por otro lado, también se señala la poca vinculación entre el currículo y las
necesidades profesionales a causa de la falta de implementación de proyectos
de vinculación con los sectores sociales y productivos de la formación profesional
del estudiante. Los proyectos curriculares de vinculación con empresas propician
ambientes de aprendizaje que constituyen una alternativa de formación del
estudiante cursando un determinado plan de estudio. Esta estrategia se basa en una
metodología curricular que establece una relación socioeducativa de la universidad
con el entorno, donde se involucran a todos los actores del hecho educativo en las
propuestas de formación profesional en sitio o ambientes reales donde el estudiante
desarrolla habilidades o competencias profesionales (Martínez, 2014).
34.
Coherencia de la Práctica Profesional en la Formación de
Competencias
La incorporación de prácticas profesionales en los planes de estudio integradas
en las asignaturas y/o como asignaturas en sí mismas modela la implementación de
metodologías activas y participativas. Las prácticas en ambientes reales o simulados
han demostrado favorecer el aprendizaje experiencial y la comprobación del efecto
de las acciones profesionales al interactuar con sus pares u otros profesionales
aprendiendo a desempeñarse en una cultura organizacional; es decir, el aprendizaje
por observación o aprendizaje social (Laguado et al., 2019; Martínez, 2014; Repetto &
Pérez-González, 2007).
Dentro de las prácticas profesionales los actores principales son el estudiante (o
practicante), tutor universitario y el tutor empresarial u organizacional. Con respecto
al practicante, es dentro de esta etapa que consolida las competencias de su perfil
de carrera al encontrarse en condiciones reales de su campo de trabajo, aunque
siempre con el acompañamiento de sus tutores para un desempeño óptimo que
le permita desarrollarse como profesional. En lo referente al tutor universitario es el
que diseña y planifica de manera lógica, secuencial y sistemática el proceso a
desarrollar durante las prácticas profesionales, en el que se plantean las acciones a
ejecutar y cómo estas serán llevadas a cabo, el lugar dónde se realizará, con quién y
el período temporal establecido para ello. Finalmente, el tutor empresarial planea las
funciones que el pasante desempeñará dentro de la empresa o centro de prácticas
y lo expone a situaciones formativas de trabajo en equipo con otros profesionales;
además, supervisa y evalúa su desempeño como profesional (Espinosa et al., 2021;
Hevia, 2009; Peña et al., 2016).
Además, es importante recalcar las distintas dimensiones organizativas de
concreción de las prácticas profesionales: la integración de las prácticas en los
planes de estudio (dimensión curricular); el establecimiento de las funciones de
los centros de prácticas (dimensión institucional organizativa) y el establecimiento
de las relaciones entre los tutores, estudiantes y centros de práctica en el proceso
profesional formativo y las funciones de estos implicados (dimensión interpersonal). En
la dimensión curricular se debe considerar la integración de las prácticas profesionales
en el proceso formativo de la carrera, ya que en esta dimensión se concretizan los
programas de las prácticas y se establecen los lineamientos a seguir en cuanto a
fases, estrategias de supervisión que se adoptarán y el proceso evaluativo que se
llevará a cabo. Asimismo, la dimensión institucional velará por proveer un escenario
laboral en que el practicante pueda insertarse y desempeñarse. Además, permite
el involucramiento de las organizaciones y estudiantes, para que estos últimos con
la debida supervisión académica puedan dar solución a problemas existentes en
las empresas o mejorar procesos. El pasante se convierte en un valor agregado que
contribuye en el funcionamiento empresarial. Finalmente, la dimensión interpersonal
reconoce la parte humana de los actores, donde a través del acompañamiento que
se le hace al practicante, deben establecerse relaciones interpersonales basadas
en valores como el respeto, confianza, profesionalismo, entre otros. También, los
representantes de las empresas deben ser conocedores de las necesidades del
pasante para facilitar el proceso de adaptación y apropiación del contexto laboral
(Hevia, 2009; Peña et al., 2016).
35.
Las prácticas profesionales se definen como el componente curricular que valida
la formación recibida en dos vías. La primera, “para el propio sujeto (practicante)
quien se hace consciente e internaliza el manejo, implementación y alcance de
sus propios conocimientos”. Y la segunda, para la institución educativa que logra
comprobar “la pertinencia social de los contenidos académicos que imparte en la
solución de los problemas del entorno en el cual opera” (Peña et al., 2016, p. 213).
En el caso de la UDB, permite comprobar la pertinencia social del perfil de egreso en
el contexto en el que se desempeña el profesional. Con respecto a la primera vía,
en la realización de las prácticas profesionales, el practicante visualiza componentes
realistas de su formación que no suelen evidenciarse en el aula, pero que sí emergen
en las vivencias situacionales reales de sus prácticas, donde estos juegan un rol activo.
Así, la formación del estudiante se ve beneficiada en gran medida de la vinculación
que se hace entre teoría y práctica, ya que es en esta última en la que se aplica lo
aprendido (Peña et al., 2016). Según Repetto y Pérez-González (2007)
La formación en competencias se basa en la práctica, en la “acción”, y por ello
las prácticas en empresas suponen una oportunidad única para el desarrollo
de competencias, ya que permite a los/as estudiantes/as “experimentar”,
“ensayar”, “aplicar”, “poner a prueba”, “adquirir” y/o “extinguir” competencias
(comportamientos) en un entorno real de trabajo. (p. 102)
Las prácticas profesionales dan al estudiante la oportunidad de aprender en el
contexto y adquirir experticia en su área profesional. Asimismo, permiten verificar la
coherencia entre esa experiencia y las competencias que se espera desarrollar y
facilitan la generación de espacios de reflexión, autoevaluación y visualización del
potencial que se tiene para transferir lo aprendido a otros contextos. Peña et al. (2016)
argumentan la importancia de las prácticas profesionales al identificar ventajas o
beneficios para el estudiante tales como: visualizar de manera crítica este tipo de
experiencias; motivar y despertar la curiosidad para aprender desde la práctica;
promover la búsqueda de soluciones ante problemas complejos de su disciplina;
favorecer el aprendizaje más allá del aula, desde la participación activa y el trabajo
colaborativo; ofrecer la oportunidad de aplicar las habilidades y conocimientos
adquiridos en situaciones de la vida real, entre otros.
Adicionalmente, las prácticas profesionales contribuyen al desarrollo de la
empleabilidad en el practicante. Según Martínez (2014) las personas son empleables
cuando poseen habilidades, destrezas y conocimientos específicos para aplicar en
cualquier lugar o campo profesional de su área. En este sentido, se vuelve necesario
conocer el contexto global en que incide un campo profesional. Aunado a esto,
Repetto y Pérez-González (2007) aclaran que la empleabilidad no sólo se refiere a
conseguir un trabajo, sino, también a mantenerlo y a veces es algo que no depende
solo de la persona, sino también de las exigencias del mercado laboral. En este aspecto,
Ruiz-Corbella et al. (2019) concuerdan en señalar que la formación profesional de los
estudiantes debe incluir el desarrollo de capacidades de respuesta a las demandas
de un mercado laboral cambiante; es decir, que los prepare para que tengan la
capacidad de desempeñarse en el empleo en que ejercerán su profesión.
36.
Otra ventaja de similar relevancia es el desarrollo de las habilidades
socioemocionales que preparan a los jóvenes para la inserción laboral y el crecimiento
profesional. Repetto y Pérez-González (2007) argumentan cómo las competencias
socioemocionales de la persona (actitud hacia el trabajo y hacia los demás, trabajo
en equipo, motivación ante dificultades, implementación de pensamiento ético
ante las situaciones profesionales que enfrenta resolución de conflictos, trabajar bajo
presión, relaciones interpersonales, flexibilidad y capacidad de adaptación, entre
otras) son valoradas por los potenciales empleadores e incrementan, por tanto, la
empleabilidad laboral. Sin embargo, señalan cómo esta área es descuidada en
la formación académica, por eso se considera que en las prácticas profesionales
el estudiante puede desarrollar este tipo de competencias, aunque lo ideal sería
desarrollarlas en los centros educativos, independientemente del nivel de formación
en que se encuentre el estudiante.
Referente a la segunda vía, las instituciones también se ven beneficiadas con
la implementación de prácticas profesionales. Así lo evidenció Martínez (2014) al
indagar la opinión de estudiantes que están en las etapas finales de sus estudios
universitarios sobre sus planes de estudio, los saberes prácticos y el impacto en la
formación. Los estudiantes reconocieron y aceptaron como relevantes para su
formación los contenidos prácticos que buscan situarlos en escenarios reales; sin
embargo, señalaron que dichos contenidos eran insuficientes para su inserción en
medios profesionales, sociales y productivos. Por tanto, el autor indica que se debe,
entre otros aspectos relevantes, impulsar las prácticas profesionales, pues no solo se
logrará establecer sólidos puentes para asociar el currículo a los sectores sociales y
productivos, sino, además, brindar al estudiante espacios donde sea posible tener un
contacto cercano con el trabajo y los aspectos ligados a la profesión y, sobre todo,
engranar la propia profesión con las necesidades de la comunidad, de manera de
enriquecer y asociar la formación académica recibida a la vida cotidiana. Valorar
esas experiencias de aprendizaje implica que las instituciones educativas establezcan
nuevas relaciones con las empresas, lo cual puede representar un reto para las
universidades.
Una experiencia que demuestra el efecto positivo de las prácticas profesionales es
el estudio longitudinal de Ruíz-Corbella et al. (2019) quienes presentan la estructura de
la práctica profesional diseñada para el grado en Educación Social de la Universidad
Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Costa Rica. Los autores examinaron el
caso particular de la asignatura de Prácticas Profesionales V, el cual orienta hacia la
elaboración de un proyecto profesional personal en el que el estudiante debe revisar
y analizar el mercado de trabajo en el área de intervención socioeducativa elegida
y en un contexto geográfico determinado, de acuerdo con sus intereses y formación.
A la vez, debe identificar las funciones que deberá desempeñar y los requisitos de
acceso que demanda un puesto de trabajo. La consulta realizada a estudiantes
que cursaron la asignatura evidencia su apreciación positiva de la experiencia que
adquieren en las prácticas profesionales, ya que conocen y se implican, activamente,
en un contexto real de intervención socioeducativa.
Chan-Pavón et al. (2018) encontraron que los estudiantes de la Facultad de
Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Yucatán (México) cursando
prácticas profesionales en empresas reconocen la importancia de la práctica
profesional para su formación más allá de tratarse de una asignatura obligatoria de
su programa de estudios. Además, estos estudiantes manifestaron haber aplicado un
alto porcentaje de los conocimientos adquiridos durante sus estudios universitarios,
valorando principalmente las asignaturas relacionadas con gestión y planeación; y
37.
casi en la misma medida estar aprendiendo nuevas competencias en sus prácticas.
En general, los estudiantes se sentían satisfechos con respecto a las labores que
realizaban, el ambiente laboral y el trato de sus jefes inmediatos en las empresas
donde eran practicantes. El estudio, también, les consultó sobre posibles áreas
de mejora para los procesos de prácticas profesionales, ante lo que señalaron la
necesidad de dar mayor difusión a las vacantes de las empresas y propiciar espacios
de diálogo entre estudiantes que ya cursaron prácticas profesionales con los que
están por cursarlas para obtener mejor orientación en cuanto a empresas y procesos
para cursar la asignatura exitosamente.
En esencia, la formación por competencias demanda de la integración del
componente práctico, pues es mediante este que se logra concretizar el perfil de
egreso de los planes de estudio y brindar a los estudiantes una experiencia tangible
de la pertinencia de la formación profesional recibida. Además, es mediante las
prácticas profesionales que las instituciones y los profesionales en formación mismos
validan la pertinencia de los procesos educativos con las demandas del mercado
laboral. Las prácticas profesionales contribuyen a consolidar no solo las competencias
técnicas propias de la disciplina sino, también, las competencias socioemocionales
que todo profesional necesita para adaptarse al entorno laboral. El presente estudio
buscó explorar las percepciones de los estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la
Universidad Don Bosco que, actualmente, cursan asignaturas que integran prácticas
profesionales como parte de la implementación de los primeros planes de estudio
bajo el enfoque de competencias para determinar acciones positivas y áreas de
mejora que favorezcan la buena gestión de dichas prácticas.
Metodología
Enfoque y Alcance
El presente estudio tuvo un enfoque cuantitativo. Su diseño fue transeccional
no experimental y tuvo un alcance exploratorio-descriptivo. El propósito del diseño
transeccional de alcance exploratorio es comenzar a conocer una variable o un
conjunto de variables, una comunidad, un contexto, un evento, una situación. Se
trata de una exploración inicial en un momento específico. Por lo general, se aplican
a problemas de investigación nuevos o poco estudiados; para el caso particular de
las prácticas profesionales de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Don Bosco,
no se encontraron estudios preliminares. Asimismo, el diseño transeccional denota
que los resultados son válidos para el tiempo y lugar en que se llevó a cabo el estudio,
de acuerdo con la idea de los diseños de investigación transeccional o transversal,
pues recolectan datos en un solo momento, en un tiempo único (Hernández Sampieri
et al., 2014).
Población y Muestra Dirigida
La población estaba constituida por los 76 estudiantes de la Facultad de Ingeniería
de la Universidad Don Bosco que estaban cursando asignaturas que requerían práctica
profesional durante el ciclo II del 2021. La población se tipifica como finita, censual
y dirigida, pues se ha seleccionado de forma intencional al 100% de los practicantes
a través de una convocatoria abierta y de participación voluntaria (Hernández-Ávila
& Escobar, 2019).
Técnica e Instrumento para Recolectar Datos
La técnica aplicada fue la encuesta. Según López-Roldán y Fachelli (2015), la
encuesta permite obtener de manera sistemática medidas sobre los conceptos,
interrogando a los sujetos a través de un cuestionario anónimo. La recolección de
datos se realizó en línea. El cuestionario se alojó en Google Forms y se compartió
con toda la población mediante correo electrónico y estuvo habilitado para ser
completado durante ocho días laborales. Se estima que el tiempo requerido para
responder el cuestionario osciló entre los 15 y los 20 minutos. La participación de
los sujetos de estudio fue anónima. Adicional a lo anterior, dado que la naturaleza
no experimental y exploratoria del presente estudio, se identificó como una posible
fuente de invalidación los datos perdidos en la etapa de recolección de datos.
Por ello, con el fin de reducir este riesgo se configuró todos los ítems del formulario
como obligatorios para evitar que los participantes dejarán campos vacíos. Además,
el instrumento no solo se envió al correo electrónico de los sujetos de estudio, sino
que, además, se compartió con los directores de escuelas y a los docentes tutores
para que ellos conocieran la relevancia de la investigación y motivaran al llenado del
instrumento.
Se adaptó el cuestionario elaborado por Chan-Pavón et al. (2018). Este busca
medir las opiniones en cuanto al grado de satisfacción de los estudiantes de las
carreras de ingenierías al realizar sus prácticas profesionales e inferir si, desde el
punto de vista de los practicantes, sus empleadores conocen el alcance que tiene
la carrera que se encuentran cursando, así como la contribución de las prácticas
a su desarrollo académico-profesional y los factores necesarios para el éxito en el
desarrollo de esta. Además, el instrumento permite realizar un análisis para identificar
áreas de oportunidad para mejorar las prácticas profesionales. El cuestionario se
conformó con cinco partes: datos sociodemográficos, selección de la empresa, nivel
de satisfacción, relación entre formación académica y ejercicio profesional y factores
de éxito al realizar prácticas.
Se realizó una prueba piloto con una población similar a la del estudio, para ello
se seleccionó y envió el cuestionario a estudiantes de la carrera de Diseño Gráfico
que también se encontraban realizando sus prácticas profesionales, para validar el
instrumento y depurar los ítems. Como resultado de la validación, el cuestionario se
conformó de 19 ítems y un valor de fiabilidad de Alfa de Cronbach de 0.93. Las
adaptaciones realizadas al instrumento consistieron en modificar lo relativo a las
características sociodemográficas de los participantes para adaptarlos al contexto
de los sujetos de estudio; es decir, los estudiantes de las 10 titulaciones ofertadas
en la Facultad de Ingeniería. El resto del cuestionario se mantuvo sin cambios o
modificaciones, pues fue, originalmente, diseñado en idioma español para el nivel
educativo universitario, lo que le da pertinencia para el contexto de aplicación.
Además, al igual que Chan-Pavón et al. (2018), el propósito de la presente investigación
era explorar las percepciones de los estudiantes de las ingenierías sobre la realización
de prácticas profesionales.
Para el análisis de la información se utilizó estadísticos descriptivos. Los datos fueron
procesados utilizando Microsoft Excel para Microsoft 365 MSO versión 2019 de 64 bits.
38.
39.
Edad % Género % Especialidad %
20-23 años
24-27 años
28-33 años
61.5
32.7
5.8
Femenino
Masculino
Eléctrica
Mecatrónica
Mecánica
Biomédica
17.3
82.7
52
3.8
7.7
28.9
59.6
n=52
Resultados
Perfil Sociodemográfico de los Participantes
Del total de estudiantes cursando asignaturas que requieren prácticas profesionales,
52 respondieron la encuesta, lo que representa el 68.4%. El rango etario de los
participantes oscila entre los 20 - 33 años, siendo el grupo mayoritario el que se
encuentra en un rango de 20 - 23 años, que representa el 61.5% de la población. En
lo que respecta al género, el 82.7% de la población corresponden al sexo masculino.
Y la carrera que tiene mayor representatividad (59.6%) en el grupo de participantes es
la de Ingeniería Biomédica. La Tabla 1 resume los datos del perfil de los participantes.
Tabla 1
Perfil de los participantes
40.
Nivel de Satisfacción
El 86.5% de los participantes se sienten satisfechos en el desarrollo de sus prácticas
profesionales. En este sentido, se realizó una indagación sobre tres áreas puntuales
que pueden contribuir a dicha satisfacción: (1) la opinión generalizada sobre las
prácticas, (2) las actividades concretas que contribuyen a sentirse satisfechos y (3) el
acompañamiento brindado para la realización exitosa de las prácticas profesionales.
Primero, con respecto a las impresiones generales de los practicantes sobre este
componente de su formación académica se indagó sobre el nivel de importancia
que las prácticas tienen para la formación profesional. Los resultados reflejan que el
87% consideran como muy importante la realización de las prácticas profesionales
en su formación; el 13% restante lo considera como algo importante dentro de su
formación profesional. Otro aspecto considerado fue la contribución de las prácticas
profesionales en la construcción del perfil profesional. El 98% de los participantes
consideran que la realización de las prácticas profesionales si contribuye a la
consolidación del perfil profesional y solo un 2% considera que no lo hace.
Segundo, fue pertinente cuestionar sobre el ambiente de trabajo, inclusión en
las actividades, integración con colegas, la comunicación con el jefe inmediato y
la retroalimentación recibida, pues estos aspectos pueden influir en los niveles de
satisfacción. Estos datos pueden apreciarse en la Figura 2.
Figura 1
Razones para Seleccionar una Empresa
Razón para Seleccionar la Empresa de Prácticas
Las empresas de prácticas profesionales resultaron ser en su mayoría privadas. El
73.1% de las empresas eran privadas y el 26.9% de las empresas eran públicas.
En la Figura 1 se refleja la razón de los participantes para seleccionar las empresas
o centros de prácticas profesionales. En esta figura se encuentra que en su mayoría
estas razones son: que la empresa fue recomendada por una persona (32.7%); que
la empresa seleccionó al estudiante por su perfil profesional (30.8%); en el mismo
porcentaje han seleccionado las empresas por su buena reputación en el mercado
laboral. El resto de las opciones, los aspectos administrativos de tiempo y contactos
entre la universidad y la empresa, así como la remuneración económica parecen no
ser incidentes en la decisión de la selección de la empresa.
41.
Con respecto al Ambiente de trabajo, el 61.5% de los participantes marcaron
que nunca hay satisfacción en el ambiente de trabajo; sin embargo, un 34.6% de los
participantes marcaron que la mayoría de las veces hay satisfacción. Es probable que
esto se deba a otros factores que pueden estar asociados al ambiente de trabajo,
como las actividades, la comunicación con el jefe, entre otros.
En lo referente a la Inclusión en las actividades, el 90.4% de los participantes
marcaron que siempre están satisfechos o lo están la mayoría de las veces. Esto
indica la importancia de sentirse involucrados en los procesos que se desarrollan en
la organización. Sobre la Integración con colegas, en este rubro el 82.7% marcó que
siempre o la mayoría de las veces los practicantes se sienten satisfechos. Esto genera
sentido de pertenencia con la empresa y con el equipo de trabajo y puede facilitar el
desarrollo de las actividades.
En el rubro de Comunicación con el jefe, la mayoría de los participantes identificó
que nunca tienen dicha dificultad lo que representa alrededor del 54%, revelando
lo esencial de la buena comunicación con el jefe para superar cualquier dificultad
o para obtener alguna orientación específica. No obstante, al indagar sobre la
Retroalimentación recibida casi el 80% de los participantes marco que siempre o la
mayoría de las veces se sienten satisfechos, lo que revela, por un lado, la percepción
positiva sobre la crítica constructiva, pues les hace crecer como futuros profesionales;
y por otro lado, que en muchos casos dicha retroalimentación, probablemente, fue
emitida no por sus jefes sino por colegas o compañeros de trabajo.
Un aspecto más que se valoró en torno al nivel de satisfacción fue la relación
entre lo previamente idealizado y la práctica real. En la Figura 3, presentada a
continuación, se representa que en igual porcentaje (40%) los practicantes marcaron
que siempre o la mayoría de las veces su expectativa tiene relación con lo que hacen
en las empresas; esto quiere decir que lo que ellos encontraron en la práctica real es,
efectivamente, lo que ellos esperaban encontrar.
Figura 2
Factores que Contribuyen al Nivel de Satisfacción de los Practicantes
42.
Figura 3
Relación entre las Expectativas y la Práctica Real
Tercero, otro factor que contribuye al nivel de satisfacción de los estudiantes es el
grado de acompañamiento en las prácticas profesionales. En este rubro, los resultados
arrojan que un 65% de los estudiantes afirman que el docente tutor de la asignatura
sí les explicó la dinámica de trabajo para la realización de las prácticas; mientras que
el 35% restante manifiestan que el docente no lo hizo. Posiblemente, esta sea un área
que hay que fortalecer para que los estudiantes se sientan más seguros al momento
de desempeñarse como practicantes.
En lo que respecta al acompañamiento del docente de la asignatura mientras el
estudiante estaba realizando las prácticas profesionales, los resultados reflejan que el
31% de los estudiantes se sintieron acompañados algunas veces por el docente; el
29% de los estudiantes marcó que la mayoría de las veces se sintieron acompañados;
el 27% de los estudiantes manifestó que nunca se sintieron acompañados por el
docente mientras realizaban sus prácticas y el 13% restante afirmó que siempre se
sintieron acompañados. De estos datos se puede inferir que el acompañamiento
docente es un área que hay que fortalecer en la gestión de las prácticas profesionales.
Esto puede verse reflejado en la figura 4.
Figura 4
Acompañamiento Docente Durante la Realización de las Prácticas Profesionales
43.
Relación entre Formación Académica y Ejercicio Profesional
En la figura 5 se presenta la relación entre la formación académica recibida y
las prácticas profesionales. En este reactivo se explora si las actividades asignadas
en las empresas estaban relacionadas con la especialidad estudiada. Los resultados
arrojaron que desde la percepción de la mayoría de los estudiantes (63.5%), las
actividades en que se desempeñan están muy relacionadas con su especialidad. El
25% de los participantes respondieron que las actividades están bastante relacionadas
con su carrera, siendo estas las opciones de respuesta mayormente seleccionadas
por los participantes.
Figura 5
Relación entre Formación Académica y Prácticas Profesionales
Más
B
M
Otro aspecto relevante en la relación entre la formación académica y la práctica
profesional es la adquisición de conocimientos claves para el desempeño dentro de
la empresa. Los datos presentados en la figura 6 reflejan la opinión de los practicantes
con respecto a que los conocimientos claves para su desempeño dentro de la
empresa fueron adquiridos durante la formación universitaria, tanto en la formación
académica (65.4%) como en asignaturas específicas (69.2%); sin embargo, también
señalan que mayormente los conocimientos claves, han sido adquiridos en la
práctica profesional (88.5%). Este dato confirma lo pertinente de realizar prácticas
profesionales.
Figura 6
Adquisición de Conocimientos Claves para el Desempeño Dentro de la Empresa
44.
Factores de Éxito al Realizar Prácticas
Entre los factores para el éxito en el desempeño de las prácticas profesionales que
los participantes identificaron están: actitud y valores (50%), destrezas y habilidades
para el desempeño (32%) y conocimientos teóricos (19%). Estos datos pueden
apreciarse en la Figura 7.
Figura 7
Factores de Éxito en la Realización de Prácticas Profesionales
Finalmente, la encuesta también incluyó un apartado de comentarios, los cuales
fueron analizados y categorizados en tres líneas temáticas: (1) el momento de la
carrera en el que se realizan las prácticas, (2) la posibilidad de recibir remuneración
económica como practicante y (3) los procedimientos de trámite para realizar las
prácticas.
En cuanto a la integración de las prácticas profesionales en las asignaturas cursadas
en un semestre determinado, los estudiantes coinciden que se debería cambiar la
perspectiva de las prácticas integradas en las asignaturas a una integración en el
semestre. Los comentarios, lejos de revelar falta de disponibilidad para realizar las
prácticas, demuestran una necesidad de gestionar de mejor manera el tiempo
para dedicarse, más plenamente, a las horas prácticas en las empresas de manera
conjunta y no segmentada por asignaturas. A manera de ejemplo, se presenta el
siguiente comentario de uno de los encuestados.
Para ingeniería mecánica, distribuirla mejor, porque se llevan en demasiadas
materias, en mi caso me ha tocado llevar 5 pasantías en las 5 materias de ese
mismo ciclo. También hablar con docentes, de no siempre serán 35 horas por
materia, debido que muchos aprovechamos en ciclos que llevamos menos
carga académica para realizar más horas en las empresas, que al final no
valieron de nada, porque no se quisieron bajar de las mismas horas, esto puede
traer ventajas para la formación profesional, pero desventajas para optimizar el
tiempo del ciclo con toda la carga académica. (Encuesta 46)
En cuanto a recibir remuneración, los estudiantes comentan la necesidad de tener
algún apoyo económico, pues no cuentan con o recursos para viáticos que cubran
aspectos como: transporte y comida, sobre todo si el trabajo de la empresa es de
campo y se debe viajar fuera de San Salvador.
45.
Sería interesante que las prácticas profesionales puedan ser de alguna manera
remuneradas. Es hasta cierto punto injusto que algunos reciban compensación
económica mientras que otros no. A pesar de que no es obligación, sería un
buen incentivo. Además, la escuela le facilita las mejores oportunidades a “los
mejores estudiantes”, y segrega a los que no cumplen con sus estándares. Sería
excelente que las condiciones se dieran por igual para todos y no por afinidad
con las escuelas. (Encuesta 42)
En cuanto a los trámites para realizar prácticas profesionales los estudiantes
sugieren principalmente dos aspectos de mejora. Primero, la disponibilidad de una
base de datos que contenga la lista de empresas dispuestas a recibir practicantes,
las funciones requeridas, la posibilidad de una remuneración.
En mi caso la escuela me ayudó en buscar la empresa y eso me pareció
excelente, aunque deberían de dejar que los estudiantes seleccionen opciones
de empresas para realizarlas y notificar las generalidades de las pasantías,
como las actividades que se harán como pasante y si estas son remuneradas
o no, entre otros aspectos. (Encuesta 8)
La nueva dinámica de prácticas es muy exigente ya que por cada materia es
de buscar empresa lo que resulta muy difícil y pesado. (Encuesta 18)
Segundo, los estudiantes solicitan una transformación del proceso de gestión de
las prácticas profesionales, en dos áreas: la documentación que se requiere, la cual
debería solicitar datos puntuales, no redundantes y la elaboración de informes que
son utilizados como evidencias de aprendizaje y que reciben una calificación, los
cuales podrían ser unificados tanto por ciclo y por proceso de prácticas profesionales
completos.
Pues en mi opinión considero que la Universidad debería de facilitar al estudiante
una lista de empresas en las cuales se tenga una alta posibilidad de realizar
prácticas. Y también el hecho de que las prácticas sean nota dificulta en gran
medida el desarrollo de tareas, informes, etc. Por lo que como estudiante y el
estar cursando 5 materias se hace muy pesado. (Encuesta 50)
Que la Escuela de Mecánica tenga un registro y asigne las empresas en donde
se pueden hacer prácticas profesionales actualizadas, para que el estudiante
no arranque desde cero el proceso de Pasantías, ya que eso lleva tiempo y es
evaluado. Si no se tiene empresa por motivos de que en ningún lugar aceptan
pasantes, se tiene que hacer un proyecto para no perder la nota. (Encuesta 6)
Únicamente mi observación es que, para la Escuela de Mecánica, desconozco
de las demás Escuelas, el trámite es engorroso, porque hay que estar realizando
tanto formulario de inscripción para las prácticas profesionales para cada una
de las 9 cátedras que llevan Prácticas Profesionales como asignación, porque
en mi caso particular, aunque he realizado y terminaré de realizar mis prácticas
en la misma empresa, y para ello por cada Cátedra me ha tocado inscribir
para cumplir con el requisito. Mi sugerencia sería que, si de ser posible para los
estudiantes que tengan la oportunidad de realizar en el mismo lugar, se haga
una sola presentación de documentos. (Encuesta 30)
46.
Discusión
La investigación ha constatado que, en términos generales, los practicantes de
la facultad de ingeniería en la UDB indican sentirse satisfechos con sus prácticas
profesionales. La discusión de los hallazgos se ha organizado en dos aspectos
principales: los factores de la dimensión institucional organizativa que intervienen en la
realización de las prácticas profesionales y los aspectos de la dimensión interpersonal
que influyen en el desarrollo de las competencias de los practicantes (Hevia, 2009;
Peña et al., 2016).
En relación con la dimensión institucional organizativa, los datos indican dos áreas
que ameritan especial atención: la unificación de proyectos de prácticas profesionales
y la sistematización de la selección de empresas.
Los encuestados señalan la necesidad de lograr mayor eficiencia al momento
de completar documentación y cumplir con la cantidad de horas requeridas para la
práctica profesional. En el caso particular de las prácticas profesionales que realizan
los estudiantes de ingenierías de la UDB, la gestión de tiempos y la planificación
adecuada parecen ser áreas puntuales de mejora. Este resultado coincide con los
señalamientos de Chan-Pavón et al. (2018), quienes argumentan que la gestión de
tiempos, la proposición de metas demasiado ambiciosas y la falta de planificación
adecuada son algunas de las principales causas de fallas de los proyectos asignados
a los practicantes.
Los estudios de Laguado et al. (2019) y Espinosa et al. (2021) demuestran que la
implementación de proyectos integradores brinda resultados positivos en la manera
de gestionar la realización de las prácticas profesionales. Los estudiantes encuestados
por Laguado et al. (2019) valoraron como muy importante el proceso de formación
en las prácticas aplicando la metodología de proyectos integradores. Es decir que,
en lugar de realizar un proyecto de práctica profesional por cada asignatura que
requiera este ejercicio, se realice un solo proyecto integrador por ciclo o semestre en
el que las distintas asignaturas evalúen de manera combinada los conocimientos,
destrezas y actitudes que el practicante puede evidenciar durante la realización de
sus prácticas.
Las ventajas de gestionar proyectos integradores han sido ampliamente
consideradas en la literatura. Por ejemplo, Martínez (2014) argumenta:
La habilidad encuentra mejor sentido cuando es asociada a la organización
curricular del plan de estudios, esto es, incorporar estructuras o tramos
modulares al final del plan de estudios y no en asignaturas fragmentadas.
Las mejores opciones son el diseño de proyectos integradores que busquen
problematizar y resolver situaciones de campos profesionales, integrados y
globales en su valor crediticio... la modalidad de proyectos de vinculación
con valor curricular o en créditos… representan una esperanza para brindar
al alumno una formación integradora, de respuesta a los sectores laborales y
compromiso social. (pp. 13-14)
En otras palabras, Martínez plantea que se visualice la integralidad de la formación
académica.
47.
Por ejemplo, en cada semestre se imparten cuatro o cinco asignaturas que no
han sido colocadas de manera aleatoria; es decir, dentro del diseño curricular estas
asignaturas llevan una coherencia o secuencia que busca favorecer un recorrido
de aprendizaje a través del planteamiento de competencia e indicadores de logro
longitudinales. Requerir la realización de 30 horas de práctica profesional en cada
una de ellas resulta redundante y contraproducente. Por el contrario, si se realiza
un proyecto integrador en una empresa donde las competencias de las diferentes
asignaturas pueden desarrollarse para darle respuesta a las situaciones problemáticas
que emergen en el contexto de la práctica profesional, en lugar de realizar 300 horas
de práctica profesional en el semestre en cinco empresas diferentes, el practicante
podría demostrar su desarrollo de manera más eficiente (Espinosa et al., 2021). Para
ello, los docentes titulares de las cinco asignaturas del semestre deberán planificar
un solo proyecto. Del mismo modo, la evaluación debe hacerse desde las mismas
cátedras de manera integrada, por medio de una rúbrica diseñada entre los docentes
de las asignaturas del semestre, donde cada uno plantee los criterios de evaluación
desde su asignatura y de forma colegiada se dialogue el peso porcentual para cada
criterio establecido. Espinosa et al. (2021) sugiere que se parta de la autoevaluación, la
cual debe ser confrontada con la coevaluación grupal y con la heteroevaluación
que otorga el tutor académico y empresarial.
Con respecto a la dinámica para la selección de la empresa, en su mayoría, las
prácticas son realizadas en empresas privadas. Dos de las razones principales que
motivan a los estudiantes a seleccionar una determinada empresa son la buena
reputación y la recomendación de una tercera persona. Este aspecto podría estar
relacionado con el campo particular de las ingenierías, pues aquellas empresas con
reconocimiento en la industria, construcción, tecnología, etc. serían más atractivas
para los practicantes. Este resultado coincide con el estudio de Chan-Pavón et al.
(2018), en el que los practicantes también consideraron como criterios de selección
el renombre de una empresa. Igualmente, Hevia (2009) identifica que los centros de
práctica deben tener una trayectoria reconocida; en otras palabras, los estudiantes
están valorando las experiencias que tienen estos centros y lo que estos aportan en su
formación. Además, Hevia señala que, desde una perspectiva formativa, los centros
de práctica profesional idóneos y aptos para la formación son aquellos en los que
distinguen tres elementos: la motivación, la experiencia y el proyecto de prácticas.
De manera similar, los resultados del presente estudio evidencian que el incentivo
económico no es un aspecto predominante al momento de elegir la empresa. No
obstante, sería necesario indagar con mayor precisión cuántas de las empresas
disponibles para realizar prácticas profesionales ofrecen este tipo de estímulo
económico, pues algunos estudiantes encuestados incluyeron comentarios sobre
la conveniencia de recibir este tipo de ayuda. Así que, todavía es necesario seguir
profundizando en este aspecto. En general, la selección de empresas que son
reconocidas con prestigio parece ser un factor influyente en la satisfacción que los
estudiantes pueden sentir al realizar sus prácticas.
Con respecto a la dimensión interpersonal, las investigaciones previas han
indicado que la realización de las prácticas profesionales favorece el desarrollo
de dos tipos de competencias: las que son específicas a la carrera estudiada y
las generales, denominadas por Hevia (2009) como “competencias sociales o
profesionales (capacidad de iniciativa, creatividad, trabajo en equipo, capacidad
de comunicación -oral y escrita-, capacidad de reflexión, etc.)” (p. 292). Los hallazgos
del presente estudio indican que estas últimas competencias, las sociales, se ven,
especialmente, favorecidas con la realización de las prácticas profesionales y que,
aunque no son específicas del plan de estudios, se asume que los estudiantes las
adquieren a lo largo de sus estudios para evidenciarlas durante las prácticas.
48.
Repetto-Talavera y Pérez González (2007) señalan las habilidades socioemocionales
como clave para el éxito individual en un contexto organizacional. En esta línea,
los encuestados consideraron que las actitudes y valores son los factores que más
contribuyen al éxito en la realización de sus prácticas profesionales. De manera similar,
los practicantes encuestados por Chan-Pavón et al. (2018) valoraron estos dos factores
como los de mayor relevancia. Asimismo, los encuestados de la UDB coinciden en que
aspectos socioemocionales tales como la retroalimentación recibida, la integración
con colegas y la inclusión en actividades laborales son factores que contribuyen a
sentirse satisfechos.
En este sentido, resulta importante reflexionar que la labor del tutor universitario
al formar por competencias inicia desde la planificación de actividades formativas
que faciliten la adaptación del estudiante al entorno empresarial, para que perciba
que está siendo acompañado durante el tiempo de ejecución de su práctica
profesional (Laguado et al., 2019). Espinosa et al. (2021) denomina esta labor como
una concepción didáctica nueva”, pues el tutor demuestra actuar en función
de las necesidades del estudiante para orientar el desarrollo de las competencias
requeridas en su desempeño laboral desde la organización de la planificación, el
establecimiento de un cronograma flexible y el acompañamiento.
Bajo esta concepción, el tutor también fomenta el uso de metodologías activas
y participativas (Repetto-Talavera & Pérez González, 2007), pues las valora como
una contribución al crecimiento personal y profesional de los estudiantes dentro de
los proyectos de práctica profesional. Con la implementación de las metodologías
participativas, los estudiantes tienen a su alcance escenarios en los que desarrollan
sus habilidades para la toma de decisiones de lo que más le conviene a la empresa
(Laguado et al., 2019). Los datos recolectados en el presente estudio confirman el
impacto positivo de la aplicación de este tipo de metodologías. Futuras investigaciones
podrían profundizar en las dinámicas de la retroalimentación que los practicantes
reciben en las empresas para potencializar los beneficios obtenidos de estas.
Los resultados también permiten inferir algunos aspectos de mejora relacionados
con las habilidades sociales. Por ejemplo, los encuestados indican poca satisfacción
en lo relacionado con la comunicación con el jefe y el acompañamiento del tutor
universitario. Por un lado, esto podría ser indicación de la necesidad de mayor énfasis
en el desarrollo de habilidades relativas al manejo de las relaciones interpersonales, la
negociación, el trabajo en equipo (Repetto-Talavera & Pérez González, 2007). Por otro
lado, podría ser indicativo de la necesidad de establecer una comunicación más fluida
entre la universidad y el centro de práctica profesional, lo que favorecería un mayor
nivel de implicación de ambas instancias en el desarrollo de proyectos. Hevia (2009)
argumenta que “el alumnado reclama la necesidad de mejora de la interlocución
entre los dos agentes básicos del practicum: profesor-tutor de la facultad y tutor del
centro/institución” (p. 111). Sería pertinente, por lo tanto, realizar otros estudios que
contribuyan a comprender de mejor manera el sentir de los estudiantes con respecto
a las relaciones interpersonales con los otros dos actores principales de las prácticas
profesionales (Peña et al., 2016).
49.
Conclusiones
Dentro de este estudio se encontraron varias fortalezas en el proceso de
implementación de las prácticas profesionales en las carreras de ingeniería en la
UDB. Entre ellas se puede mencionar la existencia de convenios de cooperación con
empresas privadas de buena reputación para que los estudiantes puedan realizar
sus prácticas. El hecho de que estas empresas tengan buena reputación brinda
al estudiante un nivel de satisfacción elevado sobre lo esperado en el centro de
práctica; es decir, las expectativas sobre lo que el practicante espera aprender está
estrechamente relacionado con lo que, posiblemente, encontrará en su entorno
laboral y este espacio formativo le permitirá desarrollar todas las competencias y
habilidades necesarias para insertarse en el mundo laboral.
En lo que respecta a áreas de mejora en el proceso de las prácticas profesionales
es necesario establecer proyectos de prácticas en donde se involucre a los tres
actores principales: estudiantes, tutor universitario y tutor empresarial. En este aspecto
el acompañamiento de los tutores para el desempeño del practicante es de vital
importancia, sobre todo porque debe haber procesos de retroalimentación, mientras
el practicante se apropia de su quehacer profesional. Por lo anterior, se debe fortalecer
la cooperación universidad-empresa para que de esta forma se vea favorecida, por
una parte, la actualización de planes y programas de estudio; y por otra parte, la
empleabilidad de los jóvenes y la innovación.
Es importante sistematizar y formalizar registros de prácticas profesionales eficientes.
Para ello, debe diseñarse un proyecto de prácticas profesionales preciso, donde se
detalle el alcance de la práctica, así como la metodología de ejecución. Deben
establecerse, además, las metas reales y concretas que se pretenden lograr. Estas
medidas contribuirán a una buena estructuración del proyecto para obtener el aporte
formativo que se espera.
Para concretizar la conexión entre las instituciones educativas universitarias con su
entorno, el establecimiento de un buen sistema de selección de la empresa o centro
de práctica es clave. También, se debe contar con el apoyo de empleadores para
facilitar el aprovechamiento de este tipo de experiencias y un mayor posicionamiento
laboral por parte del estudiante.
Finalmente, si bien en la Facultad de Ingeniería ya se establece la Práctica
Profesional como un componente curricular del plan de estudio, que va como eje
transversal en varias de las asignaturas, es importante que se considere establecer
un proyecto integrador de práctica profesional por semestre académico, porque
actualmente, según lo expresan los estudiantes, pareciera que hay una disociación
entre las necesidades del estudiante y la planificación de las prácticas profesionales
desde la institución formativa.
50.
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