
10.
Bajo este contexto tan amplio y complejo, a continuación, se desarrollan algunas
aproximaciones sobre la educación para El Salvador en los próximos 100 años.
Es indiscutible que, cada vez, se irán desarrollando grandes avances tecnológicos
que impactarán en los distintos ámbitos de la sociedad salvadoreña: económicas,
sociales, culturales, educativas, etc. Frente a estos cambios vertiginosos, se evidencia
una necesidad imperiosa de establecer profundas transformaciones, en las próximas
décadas, para participar activamente en la sociedad de la información y del
conocimiento.
Para comprender mejor este contexto, Alfonso Sánchez (2016) manifiesta que en la
“sociedad de la información se distingue la importancia social que se le concede
a la comunicación y la información en la sociedad actual, donde se involucran las
relaciones sociales, económicas y culturales” (p.236).
Este tipo de sociedad se centra en la adquisición de habilidades para saber buscar,
seleccionar, estructurar, valorar y comunicar la información que las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC) han puesto al alcance de todos (García Aretio,
2012).
En ese sentido, en la nueva sociedad de la información la educación debe cambiar
su modelo tradicional de enseñanza a un modelo centrado en el aprendizaje de la
persona. El aprendizaje ya no se brinda en un espacio físico concreto ubicado en una
localidad, sino que se desarrolla un aprendizaje ubicuo, es decir, todos aprenden en
cualquier lugar y en cualquier horario.
En la sociedad de la información se desarrolla el multiespacio donde coinciden
personas de distintos lugares quienes se encuentren situados a miles de kilómetros
de distancia, pero que con el uso de las TIC se reúnen en una virtualidad sincrónica
(Mejía-Salazar & Gómez-Álvarez, 2017).
Para que El Salvador logre esta participación activa en la sociedad de la información
y conocimiento debe hacer una profunda revisión del modelo educativo público
y privado actual. Esto significa, repensar y reconfigurar la educación de la primera
infancia hasta la universidad para que surja un nuevo modelo educativo que responda
a las exigencias de una sociedad moderna, alfabetizada, innovadora, desarrollada,
etc. donde la persona no solo se convierta en el centro de todo proceso, sino que
pueda desarrollarse plenamente y enfrentar todos los desafíos que se presenten con
creatividad, innovación y resiliencia.
Sin duda, El Salvador debe empezar superando todas las brechas de acceso a la
escuela, a la tecnología y asegurar una formación integral de calidad. “Es imperativo
convertir a la educación en pilar estratégico para el desarrollo y cohesión social”
(FUSADES, 2008, p.54).