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trabajan. En esta línea, la tecnología no se convierte solamente en una herramienta,
sino en un mediador esencial en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Esto lo confirma el Dr. Julio Cabero, profesor de la Universidad de Sevilla, quien
dictó la conferencia: “TIC e Innovación Educativa” en el marco del segundo Congreso
Iberoamericano de Tecnologías Emergentes e Innovación Educativa que se llevó a
cabo en el mes de octubre del 2024 en España, y en el que tuve la oportunidad de
participar como ponente.
El Dr. Cabero indicó que la innovación educativa debe ser un proceso planeado,
deliberado y sistematizado. Definió la innovación como “un conjunto de ideas, procesos
y estrategias, mediante las cuales se persigue algún cambio en la práctica educativa,
donde debe existir una transformación de las estrategias, metodologías, tecnologías
y evaluación”. En ese sentido, la innovación consiste en generar conocimiento sobre
cómo se transforma la práctica educativa con la incorporación de la tecnología, que
nos permite romper con las 3 Unidades en las que se ha venido apoyando el sistema
educativo: Tiempo, Espacio y Acción. Sin duda, estamos viviendo en un ecosistema
digital en el que el proceso de enseñanza y aprendizaje se debe replantear porque
nuestros alumnos están aprendiendo de forma diferente.
Puntualmente, en la Universidad Don Bosco nos encontramos, precisamente, en
esa constante reflexión pedagógica sobre el desarrollo de la educación a distancia e
innovación educativa que se ha venido implementando en el currículo.
El Modelo Pedagógico de la UDB, que redefine el pensamiento y cómo se organiza
la educación, nos dio la pauta para iniciar con la Modalidad de Educación a Distancia
(UDB Virtual). Este modelo impone cambios en todos los ambientes educativos, el
diseño de los planes de estudio y la gestión del proceso educativo centrados en los
estudiantes que aprenden interactuando con lo complejo de la realidad, la manera de
abordar los perfiles de egreso basados en competencias como procesos complejos
de desempeño con idoneidad, a afrontar la educación integral de manera flexible y
holística (Flores et al., 2021).
Nuestro Modelo se fundamenta en el enfoque por competencias desde el
pensamiento complejo. Esta visión plantea una forma original de aprender y nos lleva
a afrontar la educación desde una sociedad compleja y globalizada. En ese sentido,
la competencia se visualiza como el saber actuar de manera pertinente en contextos
complejos e inciertos, enfrentando con claros criterios de calidad, aquellos problemas
que le son propios o han sido apropiados por la profesión docente (Hawes, 2010).
Entendemos el aprendizaje como un proceso que promueve la interacción
permanente y activa de la comunidad educativa. El educador, como facilitador
y animador, favorece la interacción social y promueve competencias orientadas
al desarrollo integral de las personas. El estudiante participa como gestor de su
propio aprendizaje; por ello, el educador crea las condiciones para un aprendizaje
significativo mediante experiencias que facultan a los estudiantes a transformar la
realidad en que viven inmersos.
El aprendizaje se centra en el saber actuar en diferentes contextos, donde el
estudiante aprende a actuar y tomar decisiones en todas sus dimensiones humanas
(ser, hacer, convivir y aprender a aprender) y en variados escenarios (su propia vida,
interacción con los demás y en un mundo complejo) (Flores et al., 2021).