
Pero más allá de beneficios intangibles o de autorrealización, dominar otro u otros
idiomas, tiene propósitos más pragmáticos. Por ejemplo, ¿cómo le ayuda el inglés
a resolver necesidades inmediatas y futuras a las personas? A un estudiante
universitario le ayuda a estudiar, aprender y coronar una carrera, dado que la
mayor cantidad de información y conocimiento se encuentra en inglés, ya sea
en versiones impresas o electrónicas. Le da oportunidades de acceder a estudiar
en universidades extranjeras en cualquier país, no sólo en las de habla inglesa. El
hecho es que para estudiar en una universidad extranjera o postularse para una
beca de estudios, los centros educativos y universidades le exigirán que hable
inglés. A un profesional, o trabajador, le da una mejor oportunidad de conseguir
un empleo, un puesto más elevado o un mejor salario. De hecho, las oportunidades
de empleo en los anuncios clasificados requieren, además de la especialidad
profesional, el dominio de dicho idioma como requisito de contratación. A un
investigador o académico, le da la oportunidad de acceder a fuentes científicas
y tecnológicas, publicar en formato escrito o en conferencias, y otras ventajas que
de lo contrario se verían drásticamente disminuidas y lo marginarían. Es más,
muchos profesionales y trabajadores han hecho carrera y se ganan la vida usando
el segundo idioma como herramienta principal de trabajo.
Tan importante resulta hoy en día dominar otro idioma o idiomas, especialmente
inglés, que se considera una de las competencias imprescindibles de cualquier
persona para hacerse de mejores oportunidades de desarrollo personal y profesional
en el nuevo escenario global.
Pero no todos perciben estos beneficios y ventajas. Algunos gobiernos, instituciones
educativas y personas, en una visión reducida de sus propias posibilidades y
oportunidades, no alcanzan a ver un entorno profesional, académico, laboral o
familiar donde requieran hablar otro idioma. Ven el aprendizaje de otro idioma
como un gasto de dinero, tiempo y esfuerzo, más que como una inversión que
reporta beneficios. Algunos ven otro idioma como una amenaza al idioma y
cultura propios que acecha para robarse la identidad nacional. Otros, en una
visión sesgada, se niegan la oportunidad de aprender otro idioma porque lo
consideran una manera de ceder a nuevas formas de colonialismo e imperialismo,
o porque ven en la globalización algo perverso.
En muchos países es normal que la mayoría de su gente pueda hablar hasta tres
idiomas. Ese es el caso de la Unión Europea, donde las personas están preparadas
para aprovechar todas las ventajas de la ciudadanía europea y el mercado único.
Están más capacitadas para desplazarse de un país a otro por razones educativas,
profesionales o de otro tipo. Sus competencias lingüísticas resultan atractivas a los
empresarios y empleadores. La UE aspira y toma acciones para que todos los
ciudadanos de la Unión compartan esas ventajas. En su Libro Blanco de 1995
04. Editorial