
Gestión directiva del
currículo
mecanismos para influir y hacer que el personal docente y administrativo, se una
en lo general y en lo particular para viajar en una misma dirección y alcanzar
cada uno de los objetivos definidos por la organización educativa.
Para cumplir con su cometido el artículo se ordena los planteamientos del
autor en cinco apartados: el primero ser social, sociedad y currículo: analiza la
importancia del currículo como estrategia de intervención para lograr la visión
de ser social y sociedad, el segundo gestión directiva y currículo: delimita el
concepto de gestión directiva y la finalidad de la misma en función del currículo;
a la vez que establece las premisas que orientan dicha gestión. El tercero trata
sobre los niveles de la gestión del currículo: normativo, prescriptivo y ejecutivo
desde la perspectivas de definición y la de proyección y dirección; el cuarto
aborda la temática de calidad de la gestión del currículo: tratando de dar
respuesta a un problema en apariencia poco complejo el de la calidad de
lo que debe ser enseñado y aprendido por el ser social. Finalmente el quinto
apartado caracteriza sucintamente el papel del director como estratega de la
gestión del currículo.
Ser social, sociedad y currículo
Desde su origen el ser humano (hombre y mujer), fue descubriendo paulatinamente
como su interacción con otros seres humanos, le facilitaba alcanzar objetivos
particulares para satisfacer sus necesidades.
Esa interacción conllevó a la estructuración de diferentes formas de unión e
interdependencia, al respecto Aristóteles (1989) planteó que esa necesidad del
ser humano hizo en primera instancia unir al varón con la mujer por el deseo
natural de dejar tras de sí otro se a su semejanza, surgiendo de esta forma como
primear estructura la familia.
Las familias formaron colonias con el fin de servir a la satisfacción de necesidades
que no eran meramente las de cada día, formándose así los municipios, a su
vez la asociación última de estos constituyeron las ciudades, comunidades que
han llegado virtualmente a abastecerse y proveerse a sí mismas, apuntando a
algún bien.
Sobre este bien, Aristóteles (1989, p.7) señaló “Es manifiesto que al bien mayor
entre todos habrá de estar enderezada la comunidad suprema entre todas y
que comprende a todas las demás; ahora bien, ésta es la comunidad política
a la que llamamos ciudad.”. Así las cosas, la ciudad no es más que el cuerpo
social mientras que el municipio, la familia y el ser humano sus partes, definidas
por su obra y su potencia operativa. Aristóteles (1989), por tanto llegó a considerar
que la ciudad es anterior al ser humano, pues si él no puede bastarse por sí
mismo, deberá estar con el todo, en la misma relación que sus demás partes,
pues señala “el que sea incapaz de entrar en esta participación común, o que
a causa de su propia suficiencia, no necesite de ella no es parte de la ciudad,
sino que es una bestia o un dios” (1989:11).
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